Existen muchas críticas entre la comunidad educativa de Canarias debido a la falta de planes de contingencia en los centros escolares pero ustedes aprobaron el de la Universidad hace ya más de un mes.

Sí, porque teníamos claro que, antes de que se abriera el plazo de matriculación, teníamos que tener un documento con el que fuéramos capaces de explicar a los alumnos cómo iba a ser la docencia en la Universidad. A pesar de todas las incertidumbres que teníamos, y que tenemos hoy en día, queríamos facilitarles a los estudiantes cómo iba a ser la forma de dar clase para que ellos escogieran su carrera con toda la información posible. Planteamos tres posibles escenarios: el más probable es el de presencialidad adaptada, que es el que se pondrá en marcha cuando comience el curso. Si la situación se complica hemos planteado un escenario para ofrecer clase durante otro confinamiento, aunque el escenario ideal, y yo no pierdo la esperanza de que podamos ponerlo en marcha durante el segundo cuatrimestre, es el de presencialidad total.

¿En qué consiste la presencialidad adaptada?

La ULL es una universidad presencial y hemos planificado toda nuestra actividad docente, investigadora y de gestión para ese tipo de formación. Nosotros no solo trasmitimos conocimiento sino también una serie de valores que trabajamos cuando nos relacionamos los unos con los otros. Son valores como la sostenibilidad, la equidad, la igualdad o la cultura de la paz. Está demostrado que tenemos más éxito académico cuando socializamos la formación y, con ese objetivo, cuantas más actividades presenciales organicemos, mejor para nuestros alumnos. Es por eso que hemos creado el escenario de lo que denominamos presencialidad adaptada con todas las medidas sanitarias necesarias para que la Universidad sea un espacio seguro. En el caso de las clases magistrales, habrá alumnos que estén presencialemente en las aulas y otros que la seguirán a través de dispositivos tecnológicos. Los alumnos que siguen las clases de manera telemática no tendrán que estar necesariamente en sus casas, sino que podrán estar en otros espacios de la ULL, como en aulas sin uso o en las salas de estudio. Pero eso no se hará igual en todos los centros porque cada uno tiene autonomía para determinar qué actividades hace y cómo.

¿Cuáles son las medidas de seguridad más destacadas que han puesto en marcha?

Esas medidas se basan en las tres M. En primer lugar, el uso de mascarilla. El ministro de Universidades anunció esta semana que será obligatorio el uso de mascarillas pero nosotros ya lo teníamos previsto. La segunda medida se centra en el lavado de manos y en la limpieza de nuestros centros. En ese sentido hemos tenido que ampliar el contrato del servicio de limpieza, que nos costará 400.000 euros más de aquí a final de año y un millón de euros más en 2021. También incluye la ventilación de los espacios y para ello hemos tenido que abrir ventanas ciegas o instalar sensores en las puertas para no tocar los manillares. La tercera cuestión se centra en mantener el metro y medio de distancia y para ello hemos establecido flujos en los diferentes edificios con la colocación de señalética. Mantener la distancia de seguridad será posible en las actividades presenciales con un número reducido de alumnos; además, en espacios más pequeños, como los laboratorios, también nos comprometemos a ello y por eso hemos instalado mamparas. Sin embargo, habrá actividades presenciales en las que no se podrá mantener la distancia, como es el caso de las clases magistrales, y por eso hemos promocionado esa presencialidad adaptada: hemos hecho más grandes las aulas usando la tecnología.

La Consejería de Educación se plantea realizar pruebas PCR a alumnos y profesores cuando comience el curso. ¿Qué hará la Universidad en este sentido?

Estamos trabajando en ello. No es factible hacer 20.000 PCR cada 15 días pero sí que probablemente haremos pruebas aleatorias a toda la comunidad universitaria.

¿Qué atención se les dará a los alumnos de nuevo ingreso en esta situación tan excepcional que vive la ULL?

Cada centro organizará de la forma que mejor considere los grupos para poner en marcha el escenario de presencialidad adaptada pero siempre teniendo en cuenta la importancia de la atención a los alumnos de primero. El plan de acción tutorial de este nuevo curso se ha focalizado precisamente en este grupo porque es el alumnado en el que se suele producir un mayor fracaso académico debido a la novedad de llegar a la universidad y no saber cómo afrontar esta nueva formación. Los distintos centros también organizarán actividades concretas para estos alumnos y, aunque algunas clases para primero serán online, las primeras semanas se van a organizar grupos reducidos para que los profesores puedan explicar cómo va a ser la dinámica.

¿Esta nueva organización de la docencia hará necesaria la contratación de más profesorado en la Universidad?

Es un problema que siempre ha existido, no solo ahora. La plantilla de profesorado tiene que ser renovada y no puede hacerse a golpe de jubilación porque de esa forma estamos perdiendo el conocimiento. Yo siempre digo que la universidad no tiene profesores, sino investigadores que dan docencia. Pero la investigación será excelente cuando exista un histórico de investigaciones precisamente. La contratación de nuevo profesorado es uno de los grandes problemas de la ULL desde hace tiempo, junto con la necesidad de mejorar nuestras infraestructuras y la gestión administrativa. Esto último ha mejorado precisamente gracias a la crisis sanitaria y ahora toda la facturación se realiza de manera online, pero aún nos queda mucho trabajo por realizar.

¿Cómo afronta la ULL este nuevo escenario desde el punto de vista financiero?

Mi primera preocupación es la salud y mi segunda preocupación es el presupuesto. Abordar la crisis del Covid-19 ha sido una prioridad para nosotros y hemos tenido que dejar de hacer cosas que estaban en nuestra hoja de ruta y que no eran una prioridad. Para poner en funcionamiento el nuevo contrato de limpieza, instalar las cámaras, comprar los micrófonos y hacer las obras estamos realizando una inversión importante y que ha sido nuestra prioridad. Esperamos que el dinero del fondo Covid para educación superior que nos llegue nos permita pagar todas las facturas. De hecho, es una de las peticiones que el presidente de la Conferencia de Rectores hará llegar al ministro estos días. Estamos a la espera también de que la comunidad autónoma nos informe de cómo nos va a transferir ese dinero. Pero más allá de las facturas extraordinarias generadas por esta crisis, la realidad de la ULL es que nuestra financiación está muy por debajo de lo que necesitamos, y eso es algo que venimos diciendo desde hace tiempo. El presidente de la Conferencia de Rectores ha afirmado ante el Congreso de los Diputados que, si no se aumenta el presupuesto, las universidades públicas españolas podrían colapsar. En la ULL, el 80% del presupuesto se va en pagar sueldos y el resto en las facturas de limpieza, seguridad, agua y luz, así que no nos queda nada para funcionar. Mi petición al Gobierno de Canarias es que no baje en ningún caso el presupuesto destinado a las universidades públicas. Por otro lado, también pedimos que las universidades estén presentes en la reactivación económica tras la pandemia porque hay que generar empleos basados en el conocimiento.

¿Cuánto dinero prevén recibir de ese fondo Covid

El fondo Covid para la formación superior es de 200 millones de euros para todas las comunidades autónomas. A Canarias le corresponderán unos 20 millones y, de esos, podrían ser diez millones para cada una de las universidades públicas.

La ULL organizó la vuelta a las aulas para el próximo curso desde hace más de dos meses. ¿Cómo explica la situación crítica que se ha vivido en la Consejería de Educación para realizar precisamente la misma labor con la docencia no universitaria?

La ULL parte con una clara ventaja: damos formación a adultos responsables y que vienen a nuestras clases porque quieren y están muy motivados, y eso nos va a ayudar en el cumplimiento de las medidas de seguridad que tenemos que seguir. Ciertamente planificar en un momento como el que estamos es muy complicado debido a todas las incertidumbres con las que nos movemos: si salimos muy pronto a tomar decisiones el virus nos puede meter gol y si esperamos mucho tiempo para organizarnos se nos puede hacer tarde. Es muy complicado y por eso hemos ido planificando con calma desde el mes de junio. Gracias a la ciencia, la Universidad pudo estimar cómo iba a evolucionar la pandemia y teníamos claro que teníamos que ser bastante conservadores porque cualquier decisión que se tome antes de una pandemia será exagerada, y las que se tomen después serán insuficientes. Por eso, cuando aprobamos los protocolos, sabíamos que la docencia la terminaríamos online porque los exámenes del curso 2019/2020 finalizarán el día 18. Podíamos haber rebajado las medidas pero se ha demostrado que hemos tomado la decisión acertada porque otras universidades organizaron algunos de sus exámenes presenciales y han tenido que cancelarlos. Ahora tenemos que afrontar este problema que es de todos, y todos tenemos que poner de nuestra parte. Nos hemos organizado para abordar el escenario más probable pero también hemos pensado en las alternativas por si nos vuelven a confinar.

Han tenido que hacer frente a esta crisis cuando no hace ni un año que se ha recuperado el Ministerio de Universidades. ¿Cómo ha sido la relación con el ministro Manuel Castells?

Estoy gratamente agradecida a la Conferencia de Rectores porque desde el minuto número uno sabíamos que compartíamos problemas y que había que compartir también soluciones. Hemos trabajado conjuntamente y eso nos ha ayudado a avanzar más rápido. Es cierto que las universidades somos bastante autónomas y hemos podido tomar las decisiones sin tener que esperar a que el Ministerio nos diera indicaciones, pero cuando hemos tenido cualquier problema nos hemos puesto en contacto con el ministro y nos ha respondido. Es cierto que hemos sido bastante proactivos a la hora de solicitar al Ministerio todas las acciones que considerábamos oportunas.

La Consejería de Educación del Gobierno de Canarias aún no ha decidido si las clases presenciales finalmente comenzarán el próximo día 15. ¿La ULL se ha planteado qué ocurrirá en su caso? ¿Tienen alguna alternativa si se ven en la misma situación?

Las cosas pueden cambiar de un día para otro y por eso decidimos comenzar el curso más tarde de lo habitual. Cuanto más tarde comenzáramos, mejor podríamos organizar las cosas analizando cómo es la situación en la que nos movemos. Y creo que lo que hemos hecho ha sido un éxito y que vamos a poder empezar en la fecha decidida con esa presencialidad adaptada porque somos un colectivo de personas adultas y responsables y estoy convencida de que todos vamos a poder seguir las medidas. Lo nuestro no es lo mismo que trabajar con menores de edad, y esa ha sido nuestra principal ventaja.

Con la adaptación que han tenido que realizar de las infraestructuras de cara al nuevo curso, ¿se ha quedado pequeña la ULL en general, o algunos de sus centros en particular?

En cuanto a nuestros edificios, la ULL no se queda pequeña porque hemos podido asumir retos importantes en los últimos meses, como ha sido la organización de la EBAU, por ejemplo. Pero en el caso de las infraestructuras sí que nos encontramos con dos problemas importantes, que por otro lado ya conocíamos antes de esta crisis. Se trata de los edificios de las facultades de Educación y de Ciencias de la Salud. La primera no cumple con las necesidades para dar clase con las medidas de confortabilidad deseadas. En el caso del edificio de Ciencias de la Salud, se encuentra muy próximo al Hospital y en estos momentos lo ideal es evitar una gran afluencia de estudiantes. Por eso entiendo que el centro optará por una docencia eminentemente telemática. Así que los dos grandes problemas con los que nos encontramos en la actualidad pasan por la construcción de dos nuevos edificios para esas facultades. Cuando ya tienes ese problema, la situación en una crisis como la que estamos viviendo se agrava aún más.

Precisamente comenta el gran reto que supuso la celebración de la EBAU y la próxima semana vuelven a acoger estos exámenes en la convocatoria extraordinaria. ¿Repetirán el esquema del pasado mes de julio?

Estamos pendientes de ver si finalmente se puede celebrar porque la Consejería de Educación ya ha cancelado exámenes presenciales en los últimos días. Aunque es una EBAU mucho más pequeña, con tan solo 500 o 700 alumnos, ya lo tenemos todo organizado y si Sanidad nos da el visto bueno para realizar los exámenes, lo haremos con total tranquilidad porque ya nos fue bien con muchos más alumnos participantes. Repetiremos el esquema y, de hecho, hemos aprendido cosas que ahora incorporaremos a la prueba cuando la pandemia haya pasado. Hemos descubierto mecanismos que dan mayor tranquilidad a los estudiantes, como presentar los exámenes una vez que ya estén sentados en sus sitios, sin que tengan que hacer grandes colas, que antes generaban mucho nerviosismo. Toda esa tranquilidad creemos que favorece que el alumno tenga mayor éxito en el examen.

¿Cómo ha afectado la crisis sanitaria en las matriculaciones?

Existe un miedo a que las universidades pierdan alumnos este año, y de hecho hay universidades catalanas que ya hablan de ello. La realidad de la ULL, con la información que tenemos hoy en día y a falta de la matrícula de continuación que tendrá lugar cuando finalicen los exámenes de septiembre, es que los alumnos de primero han crecido. También es cierto que hicieron la EBAU unos mil alumnos más que en años anteriores, pero la preinscripción de los máster también se ha incrementado un 102%, con lo que los datos son buenos. Todo eso nos lleva a pesar que, en mitad de esta crisis, la gente está optando por formarse y también que los alumnos canarios que antes preferían estudiar fuera de las Islas se quedarán ahora en Canarias debido a la situación que se está viviendo.

¿Y cuál es la situación en los programas Séneca y Erasmus?

Hay determinadas titulaciones en las que se han paralizado estos programas, como es el caso de las carreras de Ciencias de la Salud porque sería complicado ofrecer prácticas en estos momentos. En el resto de centros se mantienen los programas pero existen muchas dudas, tanto por parte de los alumnos como de los equipos docentes. Aún así, todos los alumnos que quieran salir a estudiar o formarse aquí pueden hacerlo porque trabajaremos para ello.

¿En que situación ha quedado el sector de la investigación en la Universidad tras esta crisis sanitaria?

Además de la importancia de que permanezcan abiertos los laboratorios, algo que no ha sido fácil durante el confinamiento, el gran problema con el que nos encontramos es con la falta de financiación. Nunca hemos tenido suficiente y nunca ha sido estable. Ahora mismo estamos trabajando con la Consejería de Economía Conocimiento y Empleo para abordar diferentes proyectos y esperemos que se tengan en cuenta proyectos basados en el conocimiento para que sean incluidos en el plan de regeneración y reactivación económica.