Moisés Sánchez Arrocha es, desde el pasado mes, el nuevo director del 1-1-2 Canarias, una institución que cada día está más presente en la sociedad para atender varias demandas. Aquel adolescente que se inició en las emergencias a través de Cruz Roja, hoy es el máximo responsable de las salas operativas de Santa Cruz de Tenerife y Las Palmas. Tras llevar en el Centro Coordinador de Emergencias y Seguridad (Cecoes) 22 años, es decir, desde que se creó, apunta que uno de sus objetivos es intentar reducir los tiempos de respuesta en los servicios.

Sánchez6 dirige la gestión administrativa y operativa de la entidad, con apoyo de un responsable en cada sala. Desde el punto de vista operativo, bajo las directrices de Sánchez Arrocha trabajan los responsables de sala, coordinadores multisectoriales, gestores operativos, gestores de recursos y los operadores de demanda.

"Me incorporé al Cecoes en 1998 como técnico de coordinación", recuerda Sánchez. Tres años más tarde accedió a una plaza de coordinador multisectorial (jefe de sala) y en ella desarrolló sus capacidades hasta el pasado 1 de agosto. La vinculación con su profesión se inició muy pronto. Su padre era trabajador del Cabildo de Tenerife en el Hospital Universitario de Canarias (HUC) y fue él quien lo introdujo en el voluntariado de Cruz Roja con apenas 14 años. Después trabajó en el transporte sanitario privado y en 1994 accedió al servicio del "061", el germen de las actuales ambulancias del Servicio de Urgencias Canario. Y en las "UVI móviles" desempeñó su labor hasta que en 1998 se creó la sala del 1-1-2. Dice que "la gran escuela fue Cruz Roja; gran parte de lo que soy profesionalmente y del saber hacer en las emergencias se lo debo" a esa ong.

Resulta innegable que Moisés Sánchez es un "hombre de la casa" en el Cecoes. En Tenerife ejerce de nuevo responsable de sala José María Yanes, mientras que en el de Gran Canaria para dicho cargo se nombró a Alexis Moreno. Con este nuevo equipo directivo, la Dirección General de Seguridad y Emergencias del Gobierno canario ha apostado por "perfiles mucho más técnicos" en el ámbito operativo, según Sánchez. Por ejemplo, Moisés, Yanes y Moreno son graduados en Seguridad y Control de Riesgos por la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria; y el último, además, es técnico en Telecomunicaciones. No obstante, todos recogen el testigo de sus antecesores, "que hicieron un gran trabajo", en opinión del director del 1-1-2.

Ahora, el reto de Arrocha y su equipo es "abrir nuevas vías de desarrollo". Al igual que en muchos otros aspectos de la sociedad y la economía, el presente y el futuro de las emergencias están "directamente relacionados con la tecnología y ahí no nos podemos quedar razagados". A su juicio, esa idea la tenían muy clara los anteriores miembros de la Dirección. Un paso fundamental pasa por sacar el mayor partido a los sistemas geográficos de localización de las personas que requieren servicios. Y es que para los profesionales de una ambulancia o los cuerpos de seguridad resulta clave saber dónde ocurrió un suceso para llegar lo antes posible. Cuando se efectúa una llamada al 1-1-2, al ciudadano se le hace un interrogatorio complementario para que el sistema pueda activar a los recursos que deben intervenir. Para Sánchez, se trabaja para que ese procedimiento sea "más intuitivo" y rápido, así como que, mediante gráficos, se pueda localizar el punto desde el que se alerta y reducir el tiempo de respuesta. Según Arrocha, en estos momentos "estamos en la transición entre el modelo tradicional" y el sistema de intervención más avanzado, que denomina GIS.

A veces, los testigos que a visan a la sala operativa se quejan de las diversas preguntas que les hacen antes de activar a los medios. El director del 1-1-2 aclara que "se trata de un cuestionario muy básico para que cada agencia sepa a qué se enfrenta en realidad". Por ejemplo, los bomberos quieren saber de qué color es el humo del un incendio, en las ambulancias necesitan conocer si el herido sangra o no, mientras que los guardias civiles de Tráfico deben tener constancia de si la vía del accidente está cortada a la circulación.

Y otro obstáculo está en que los alertantes, en muchas ocasiones, no saben explicar bien en qué lugar ha ocurrido el hecho. Y eso no solo pasa con turistas, sino también con residentes en las islas. Recuerda Sánchez que hay veces en que el testigo afirma que un accidente ha tenido lugar en la autopista del Sur (TF-1), por ejemplo, pero no sabe especificar a qué altura o en qué municipio. Y la referencia más próxima es que, desde allí, puede ver la Montaña Roja, en El Médano. Y si eso ocurre en una de las principales vías de Tenerife, qué desorientación no habrá en los numerosos senderos o el litoral del Archipiélago. El nuevo responsable del 1-1-2 también reconoce que, con mucha frecuencia, quien avisa está sometido a una situación de estrés, lo que, a veces, ocasiona la pérdida de la noción del tiempo y la ubicación.

Sánchez cree que el desarrollo de la tecnología 5G "nos puede abrir un mundo de posibilidades dentro de las emergencias", ya que, entre otras cosas, facilitará una localización más precisa del lugar de actuación y una transmisión de datos e imágenes en tiempo real más rápida por los primeros recursos que intervengan.

Y, por ejemplo, ya existen vehículos que incorporan sistemas denominados "e-call", es decir, que, ante cualquier impacto, es el propio automóvil de manera automática o un usuario al pulsar un botón el que activa una alarma al 1-1-2 o al concesionario donde se vendió el turismo con las coordenadas del lugar del accidente.

Recuerda que, tras 22 años, el Cecoes ha evolucionado en función de la demanda de los ciudadanos, entre otras cosas por la importancia de la tecnología entre las personas. Por ejemplo, en 1998 no se hablaba de delitos como la suplantación de páginas de bancos en internet para cometer estafas a sus clientes, ni del acoso laboral o escolar, ni siquiera de los ataques en redes sociales como Facebook o Twitter.