La presidenta provincial de Cruz Roja Española, Mayte Pociello, manifiesta que, gracias a la crisis sanitaria provocada por el Covid-19, "hemos descubierto una población que desconocíamos, la de la economía sumergida, que depende del sector servicios y del turismo, a la que nunca habíamos tenido que ayudar". Según Pociello, se trata de personas o familias que, antes de la extensión del coronavirus y con la fortaleza de los destinos turísticos del Sur de la Isla, vivían en buenas condiciones, pues uno o varios miembros trabajaban en lo que podían. Y, de un día para otro, "se quedaron sin trabajo y absolutamente desprotegidos". Parte de esos residentes son inmigrantes que carecen de una red de apoyo familiar que les permita salir del "parón económico" sin necesidad de reclamar asistencia para comer.

En su opinión, esta realidad se aprecia más en enclaves de municipios como Granadilla, Arona y Adeje. De forma concreta, a la representante de la ONG le llama la atención la situación en El Fraile y Las Galletas (Arona). Los voluntarios de la asamblea local de Cruz Roja de esa zona repartían cada día 100 cajas de comida en las peores semanas del estado del alarma y la desescalada.

Esos paquetes con alimentos básicos son preparados en una nave cedida a la institución en el polígono de El Mayorazgo, gracias a la labor de 40 personas. Todas las jornadas se preparaban 1.200 cajas de comida, que se distribuían por todo Tenerife. Eso significa que casi un 10 por ciento de la producción se destinó a la población necesitada de El Fraile, Las Galletas y otros núcleos del entorno.

En opinión de Pociello, en los últimos meses ha habido un cambio sustancial en los procedimientos de intervención con personas necesitadas. Una medida fue el programa Cruz Roja Responde, dedicado a ciudadanos en situación de vulnerabilidad, como enfermos agudos o crónicos; mayores sin familiares y "atrapados" en sus hogares, o bien pobres y excluidos sociales. Pero también se ha apoyado a afectados por ERTE, tras el desplome del mercado laboral, con diversos casos en que tanto el padre como la madre de una familia se han quedado sin ingreso alguno. Además, a muchas de estas personas les tardó en llegar la compensación ofrecida por el Servicio de Empleo Público Estatal (SEPE).

El desempleo y la inactividad en las universidades también se tradujo en un refuerzo de la solidaridad. Según la presidenta provincial de Cruz Roja Española, más de mil personas se ofrecieron para ayudar a la ONG. Y ochocientas participaron en alguna de las acciones de esta ONG. En palabras de Pociello, más de 71.000 personas se beneficiaron de algún programa o intervención desde marzo. A unas 11.500 se les entregaron 15.000 cajas medicamentos, alimentos e higiene del hogar y personal.

Cruz Roja obtuvo el apoyo del Cabildo de Tenerife, así como de la mayoría de los ayuntamientos. En la Isla se registró "una donación increíble por parte de empresas, como supermercados, hoteles y sociedades agrarias, entre otras", en palabras de la presidenta provincial. Otra parte de la ayuda se ofreció gracias a los fondos propios de la institución. Además, resalta la calidad de algunos de los productos, como tomates, papayas o aguacates, entre otros, que se les entregaron a personas necesitadas. La entidad habilitó tres líneas de teléfono donde se recibieron las peticiones de ciudadanos con carencias. En esas llamadas, los beneficiarios daban sus nombres y domicilio para facilitar su localización en la entrega de productos. Además, se creó la experiencia Cruz Roja Escucha, con la que se ofreció apoyo psicológico a personas asustadas o muy afectadas, tanto por su situación personal como por el fallecimiento de familiares directos. Unos 120 ciudadanos recibieron esta ayuda.