"Sí, quiero". Rememorando la fórmula en la que una pareja se entrega en matrimonio, así comienza la carta que dirigió ayer el obispo de la Diócesis de Tenerife, Bernardo Álvarez, al clero nivariense ante la imposibilidad de reunirse como cada Martes Santo en la Misa Crismal, celebración en la que tradicionalmente suele reunir al mayor número de presbíteros, junto a la festividad de San Juan de Ávila, patrono de sacerdotes.

Ante la imposibilidad de felicitarlos en persona, por el confinamiento decretado como medida preventiva para sortear el contagio del Covid-19, Bernardo Álvarez remitió una carta de tres folios a todos los presbíteros de la diócesis en la que agradece el servicio y la entrega de sus hermanos en el ministerio sacerdotal. Asimismo, también pide a Dios fortaleza en estos momentos de dificultad por los que pasa no solo Canarias sino el mundo en general y les animó también a mantenerse fiel en el servicio que se les ha encomendado al pueblo de Dios, al tiempo que invita a renovar las promesas que hicieron el día de su ordenación sacerdotal.

Más allá de la carta que remitió a título personal a cada uno de los presbíteros, a las once y media de la mañana de ayer el obispo acudió a la Catedral de La Laguna para concelebrar en familia la Misa Crismal junto a Juan Pedro Rivero, el deán, y Celso González, diácono permanente de la diócesis. De resto, el presbítero Norberto Hernández, párroco de Gracia y canónigo de la Catedral, junto al vicario general Antonio Pérez Morales, que estaban sin revestir. El primero, ayudando con los cantos; el segundo, dispuesto siempre a prestar ayuda ante cualquier eventualidad, hasta recibir al fotógrafo. Y de resto, los nuevos discípulos digitales que han hecho realidad la parroquia virtual 312 de la Diócesis: obispadodetenerife.es.

En la homilía que pronunció en la Misa Crismal, en un desierto de bancos, Bernardo Álvarez encomendó a los sacerdotes: "Con toda la Diócesis, damos gracias a Dios por todos ustedes. Por el don de la vocación sacerdotal, que es un regalo del Señor para el Pueblo de Dios. Damos gracias porque en las circunstancias actuales, están ahí dando el callo, con la mano puesta en el arado, a pesar de la dureza de la tierra y de la inclemencia del tiempo".

Monseñor Álvarez pidió a toda la feligresía que tenga en cuenta en sus oraciones al Seminario y a los seminaristas. "Sigamos pidiendo para que Él suscite nuevas vocaciones al sacerdocio".

En las preces, el obispo también tuvo palabra de recuerdos para los sacerdotes fallecidos desde la pasada Misa Crismal, y recordó de nuevo a los enfermos y especialmente por los que sufren las consecuencias del coronavirus, además de por todas aquellas personas que están luchando para que cese la pandemia.

Respecto a los óleos que bendijo, los párrocos los recogerán en la Catedral cuando se levante al confinamiento decretado. También quedó aplazada la celebración de acción de gracias de los presbíteros que conmemoran sus bodas de oro y plata, que en principio se ha pospuesto para el día de San Juan de Ávila, el 10 de mayo, aunque no se descarta otra fecha.

Apóstoles del siglo XXI

La celebración de la Misa Crismal recordó a los sacerdotes fallecidos en el último año, caso de José Siverio Pérez, Lucio González Gorrín, Antonio González León, Victoriano Hernández Jorge, Jesús Luis Pérez, Gonzalo Morales Fernández y Alonso Méndez Llarena. También, por Juan Miguel Díaz Rodelas, que estaba incardinado en Valencia.

También se recordaron las últimas ordenaciones de Cristo Manuel León Díaz, Kevin Barroso Hernández, Arturo José Hernández Sánchez y Fabián Luis Martín

Ante la imposibilidad de conmemorarlo ayer, se ha aplazado al 10 de mayo, en principio, la acción de gracia por los 25 años como presbíteros de Víctor Álvarez Torres, Oscar Guerra, Domingo Díaz Herrrera, Fray Alejandro Sierra, Rolando Daniel Luis y Roberto León García (claretiano), así como los 50 años de ordenación que conmemora este curso Ismael Martín Rodríguez, en la que se recordará de forma especial al fallecido Alejandro Hernández González. El obispo emérito de Tenerife, Damián Iguacen Borau, también está celebrando en este año las bodas de plata de su ordenación episcopal. Todos, apóstoles del siglo XXI.