Un planeta gigante, tan grande como Júpiter, podría estar orbitando alrededor de una enana blanca, es decir, una estrella en su lecho de muerte. Y es que, alrededor del cuerpo celeste, concretamente en su disco de acreción, se han descubierto gases. Algo tan inusual que ha llamado la atención de un grupo de investigadores internacionales que tan solo encuentran una posible respuesta: un planeta gigante ha sobrevivido a la gran explosión que se originó tras el paso de la estrella a gigante roja y de gigante roja a enana blanca.

No es la primera vez que los investigadores encuentran que existe vida más allá del fin de los días de una estrella. Sin embargo estos científicos de la Universidad de Warwick en Reino Unido, sí que han sido pioneros en descubrir que, tras su muerte, una enana blanca ha estado absorbiendo material inusual, concretamente oxígeno y azufre. Así lo han plasmado en un estudio publicado en las revista Nature y Astrophysical Journal Letter y liderado por el astrofísico Boris Gänsicke .

Como explica el investigador del Instituto de Astrofísica de Canarias (IAC) experto en exoplanetas, Roi Alonso, hasta el momento "solo se había encontrado material rocoso en estos discos de acreción". Dicha estructura, que se encuentra alrededor de la enana blanca está formado del material que va "cayendo" hacia ella hasta que se enfría y se estabiliza. Básicamente, son residuos de antiguos sistemas planetarios que "caen" hacia el interior porque son mucho más pesados que la propia estrella, tan solo compuesta por hidrógeno y helio.

Concretamente, "se trata de material desintegrado que forma parte de los planetas que se encontraban a su alrededor", explica Alonso. Por eso, lo más usual es encontrar en los estudios de espectrometría "líneas que pertenecen a metales que han formado parte de los planetas" como calcio. En este caso, no obstante, no hay rastro de esas líneas y, por el contrario, aparecen las de oxígeno y azufre. "Ahora sabemos que al menos un 1% de las estrellas solares tienen un planeta gaseoso orbitando en un rango relativamente cercano a ella", explica Alonso, que recuerda que, hasta hace poco, eso se consideraba imposible debido a las características de formación de estos planetas.

En este sentido, la investigación realizada desde Reino Unido no solo "refuerza la teoría" sino que también proporciona algunas pistas acerca de la posibilidad de que estos sistemas planetarios puedan recuperarse una vez culmine la vida de la estrella que lo mantiene.

En todo caso, como recuerda el investigador del IAC, "no se ha visto el planeta", por lo que se trata más de una evidencia que una constatación real de la existencia de este astro, aunque efectivamente "encaja" con la teoría actual. En este sentido, Alonso destaca lo "complicado" desde la Tierra que resulta visualizar un planeta de este tamaño, ya que "cuanto más pequeña es la estrella, también lo serán los planetas de su sistema".