Las dos cámaras con las que cuenta el Grantecan (GTC) están ubicadas estratégicamente para conocer a tiempo real el estado meteorológico. Sin embargo, de vez en cuando, los técnicos que trabajan en la gran instalación astronómica se llevan una sorpresa. Fue el caso del ingeniero Agustín Núñez, que el pasado sábado, unas horas antes de que saliera el sol, fue testigo de la caída en el cielo canario de un fogonazo celeste con el doble de brillo de la luna llena.

Se trata de la caída de un "bólido", es decir, una estrella fugaz muy luminosa. Estos fenómenos se producen cuando una roca de origen interplanetario penetra en la atmósfera terrestre a velocidades comprendidas entre 11 y 73 kilómetros por segundo. "Suelen ser rocas desprendidas de asteroides, cometas o, más raramente, de la Luna o Marte", según explica la Red de Investigación sobre bólidos y meteoritos.

Este fogonazo ha registrado una magnitud -13 de luminosidad. Se considera que los que poseen una magnitud -12 poseerían el mismo brillo que la Luna llena y ya se encontrarían en el límite de generar meteoritos que, normalmente, suelen ser decenas o cientos de veces más luminosos, como ocurre con el evento que se ha vislumbrado desde el Roque de los Muchachos.

Esta imagen y los datos recabados son usados posteriormente por los investigadores para "triangular su posición teniendo como referencia el fondo de estrellas", explicó Agustín Núñez, quien también afirmó que de esta manera se puede es posible conocer la velocidad a la que han caído los restos de un cometa. ¿El objetivo? Determinar dónde podría estar para ir a buscarlo y estudiarlo.

En este caso, se trata de un meteorito que probablemente haya caído en algún lugar del espacio canario. "La desventaja en las Islas es que estamos rodeados de mar", señaló Núñez, que concluyó que, aunque no se han llevado a cabo aún estos estudios de triangulación, es muy posible que el objeto celeste haya acabado en el océano. "No tenemos constancia, se necesitan más observaciones", remarcó el ingeniero.

Este tipo de eventos tan brillantes son solo visibles una o dos veces al año en el entorno de La Palma. De hecho, hace unos meses los ciudadanos de la isla se sorprendieron al ver el cielo nocturno iluminarse con un fenómeno similar. No obstante, los bólidos que tienen un brillo un poco menor son mucho más frecuentes. Al mes pueden darse hasta diez precipitaciones de estos objetos en la Península y al menos uno en esta isla.