Fran Mora (La Orotava, 1970) cumplió su sueño de hace unos cuantos años: conocer los escenarios del Desembarco de Normandía, el famoso Día D, que el 6 de junio de 1944 inició el proceso de la liberación de Francia y fue decisivo para la suerte de la II Guerra Mundial. Después de recorrer durante 17 días 5.000 kilómetros por mar y carreteras a lomos de su fiel japonesa, una Honda Africa Twin de 2002, logró su objetivo de conocer los escenarios de la denominada Operación Overlord. Y no lo hizo un año cualquiera sino justo cuando se han cumplido 75 desde la gesta de aquellos hombres que se jugaron allí la vida. Esa efeméride ha dado a esta aventura un sabor muy especial. Cuando salió de la isla rumbo a Huelva y su posterior destino, el pasado 30 de mayo, prometió contar su experiencia al volver. La califica de "bonita y gratificante, pero también algo triste porque fueron acontecimientos muy duros y parte de una guerra cruel. Todavía su recuerdo está muy presente en la población. Hay que tener en cuenta que murieron muchos civiles en la zona".

Fran estuvo entre el 5 y el 10 de este mes en tierras normandas. Carenten, eje y punto central de las celebraciones, fue escenario de la principal ceremonia oficial conmemorativa que contó con la presencia de los grandes líderes mundiales: Trump, Macron, Merkel, Isabel II... Para Fran "un inconveniente porque la seguridad dificultaba un poco la libertad de movimiento".

Allí se celebró un año más la tradicional Liberty March, que contó con más recreadores que nunca y esta vez de todo el mundo, entre ellos españoles con los que el viajero tinerfeño contactó y se relacionó. Durante cuatro días, del 5 al 8. "Con campamentos característicos de los años 40, vehículos, indumentaria, música o comida. Absolutamente todo de la época... Y yo", resume Fran.

Entre los lugares más significativos que recorrió esos días recuerda "la Casa del general Cota donde adquirió fama e inmortalidad el 2º Batallón de Rangers del Ejército americano que había desembarcado el Día D con la tarea de inutilizar las baterías alemanas del Muro atlántico situadas en la Pointe du Hoc. Esos cañones tenían al alcance la playa de Omaha. Pocos sobrevivieron pero conquistaron la posición. Su jefe recibió la Medalla del Corazón Púrpura del Congreso y así se llama -Corazón Púrpura- la avenida de entrada a la localidad de Carenten. Allí fueron inmortalizados episodios como los ataques a bayoneta calada casa por casa.

Fran rememora la recreación que presenció el pasado 6 de junio: "El segundo batallón de Rangers accedió por el acantilado con escalas desde la playa a Pointe du Hoc , una escarpada zona de la costa francesa donde se creía que se albergaba artillería de gran calibre. Varios recreadores y soldados actuales protagonizaron un acto muy emocionante que no pasó desapercibido entre alguna que otra lágrima".

Winters, Malarky, Guarnere, Lipton, el gran tirador de élite Shifty Powers... No podían faltar estos nombres. Ni sus espíritus. Fran los encontró por todas partes. Incluso Dick Winters, el comandante que mandaba a aquellos soldados, quedó inmortalizado en una estatua bajo la que nuestro protagonista se hizo la foto de rigor.

Después de todo él estaba allí por ellos. Todo había comenzado tres años atrás cuando leyó un libro, Band of Brothers, traducido como Hermanos de Sangre. Cuenta la historia de la compañía estadounidense Easy que formaba parte de los 12.000 paracaidistas que se lanzaron la noche del 5 al 6 tras las líneas enemigas. La operación salió mal porque muchos de ellos se desorientaron y la mayoría perdió el kit con la bolsa de supervivencia y el armamento que tenían amarrado a la pierna.

"De forma autodidacta, explica este bombero forestal de profesión, comencé a investigar sobre la Operación Overlord. Admiro las historias humanas que se desarrollan entre compañeros militares y esta es muy grande. Y es ahí donde se empieza a fraguar el principio del viaje". Luego HBO hizo un documental primero y una serie después con el mismo nombre: Hermanos de sangre.

En el camino de regreso el canario llegó a uno de los escenarios más infaustos de esta época histórica: Oradour Sour Glane.

"Hay un pueblo nuevo y otro antiguo. Este no se ha tocado desde la masacre que cometieron las SS el 10 de junio de 1944". Mientras se combatía con fiereza en las playas normandas, la resistencia francesa dio un golpe y mató a un alto mando alemán. En represalia entraron en la localidad y separaron a las mujeres y a los niños, conducidos a la iglesia, de los hombres, a los que llevaron a un granero. Asesinaron a 642 personas civiles y sólo hubo ocho supervivientes. Una matanza.

Una experiencia "brutal e inolvidable", asegura quien la vivió hace apenas unos días: "Los restos de las balas siguen en las paredes de la iglesia. Y a la entrada de la ciudad hay un centro de visitantes en cuyo interior han colocado las fotos de quienes murieron y cuya imagen se ha podido recuperar. La gente baja la cabeza en señal de respeto por ese terrible sufrimiento. A mí también me pasó. Emociona un momento así. Incluso había algunos familiares o personas que los conocieron y se les veía muy afectados. Aunque hayan pasado tantos años".

San Juan de Luz (donde los soldados alemanes pasaban temporadas de vacaciones en plena guerra), el puerto de La Rochelle -de donde salían los temidos U-boots, los submarinos-, el monte Saint Michelle, en la localidad de Saint Malo, Cherburgo, otra ciudad portuaria clave, o Cotentin, la región donde tuvo lugar el desembarco aliado.

Lugares emblemáticos que ha visitado por fin para cumplir su meta este tinerfeño. Sin olvidar Carentan, Saint Mere Eglese, Saint Mere DuMont o Benoit Maron. Y, claro está, Oradour.

Desde ahí inició el retorno a casa adonde llegó a mediados de mes. Asegura que "la japonesa se ha portado muy bien. Aguantó perfectamente un viaje tan largo y complicado". Una ruta "entre paisajes preciosos; recomiendo viajar por esta parte de Francia. Es muy bonita. Un país para recorrerlo con tranquilidad". Y con unas gentes que "en contra de lo que pudiera pensarse no es para nada fría, estirada ni distante como tienen fama los franceses. Eso queda, creo yo, para las grandes ciudades pero en los pueblos todo era cariño y buena predisposición con el viajero".

Ahora llega un tiempo de balance, reflexión y serenidad. Pero Fran ya piensa en un próximo viaje. Con una disyuntiva entre dos destinos dispares.

Por un lado, "culminar el ciclo de la compañía Easy con la parte final de sus historias en la II Guerra Mundial. Después de Normandía se reconvirtieron en la 101 y estuvieron en Holanda. Luego en la ciudad de Froi, en Bélgica, el epicentro de la contraofensiva alemana a la desesperada que pasó a la historia como la Batalla de las Ardenas, una de las más importantes de toda la contienda. Ahí tuvo una destacada actuación el francotirador, Shifty Powers, porque descubrió la estrategia de los alemanes de usar árboles camuflados en plena ofensiva de los tanques para dar a entender al enemigo que tenían un mayor potencial del real.

La otra opción para el próximo viaje es mucho más exótica, lejos de la geografía y la cultura europeas. Destino: Armenia. No hay un motivo claro. No tiene nada que ver con lo anterior, pero, explica Fran, que "es un país que siempre me ha atraído y gustado desde la distancia. Tal vez por lo que sugiere el Monte Ararat que está ahí desde tiempo inmemorial y ya lo menciona la Biblia. O por el genocidio de los turcos que mataron a millones de armenios. De hecho al país no puedo entrar por Turquía porque aunque hay frontera física no lo reconocen. Como si no existiera".

Antes de acabar hay que volver a Francia, a la II Guerra Mundial y al Día D. Con su testimonio: "He cumplido mi sueño de viajar a Normandíay con creces las expectativas que tenía al salir", resume Fran y añade para concluir : "Ese sentimiento que brotó allí ha sobresapado todo lo esperado".

Howard, veterano de guerra y un ejemplo para todos

"Fue una maravillosa casualidad. Durante mi visita a la Playa de Omaha -uno de los escenarios principales de las acciones bélicas y con un recuerdo sangriento para toda la eternidad- coincidí con Howard. Simplemente Howard. Un señor mayor más en apariencia si no fuera por la acreditación y la vieja gorra -ni condecoraciones ni uniforme- que le delataban como veterano de la fuerza aérea estadounidense".

Fran resalta la "impresionante humildad de este hombre que, precisamente, dice que es sólo eso: un hombre". Howard estaba con su familia y era entrevistado por una cadena de televisión de su país cuando Fran lo encontró. Nuestro paisano le dio "las gracias por la liberación". Su respuesta fue: "Gracias a ti por venir a verme desde tan lejos". Fran Mora valora que "transmite vida y paz. Es un personaje histórico pero no le da importancia. Lo resume de manera simple: era su deber".

Estos días coincidieron en el escenario de hace 75 años soldados aliados y alemanes todavía vivos: "Son ya pocos. Estaban en bandos distintos pero mostraron respeto y admiración mutuas. Le debemos mucho a esa generación que nos ha transmitido unos valores que supieron defender".

Si la persona es un mito el lugar también. Omaha es una de las cinco playas junto a Sword, Gold, Utah y Juno en las que desembarcaron los aliados. Allí dejaron su vida muchos soldados ante la fuerte resistencia alemana. "Hay una sensación extraña en el sentido de que es un sitio emblemático e impone respeto" concluye Fran Mora.