Fiestas de Mayo | Pregón

Juan Carlos Fresnadillo: "Descubrí mi adicción por contar historias gracias a Gorgorito"

El director de Cine arma el pregón que pronuncia este jueves con los recuerdos de aquel joven de 17 años que se fue a Madrid a formarse

Premio Goya al mejor director novel en 2001, el que fuera alumno de La Salle que casi gana un Óscar identifica los lugares comunes de su infancia que sin pretenderlo tienen reflejo en su obra.

El director de cine Juan Carlos Fresnadillo, pregonero de las Fiestas de Mayo de Santa Cruz 2024.

El director de cine Juan Carlos Fresnadillo, pregonero de las Fiestas de Mayo de Santa Cruz 2024. / María Pisaca

Humberto Gonar

Humberto Gonar

¿Cuál es su vínculo con Santa Cruz de Tenerife?

Mi vínculo a las Fiestas de Mayo se remonta a los gorgoritos; ahí empezó todo, en los años setenta. Iba con mi madre desde muy pequeño. Recuerdo asistir emocionado y esperar todo el año con mucha ansiedad e impaciencia la llegada de esta compañía de las aventuras de Gorgorito y la Bruja Ciríaca. Ahí fue el origen de mi adicción a las historias de fantasía, a los cuentos de fantasía y de hadas. Tenía pendiente el homenaje que llegó con mi última película Damsel, una declaración de amor a esos cuentos de fantasía que de pequeño leí y que Gorgorito de alguna manera ilustraba de forma en directo. Por eso cuando el alcalde me invita a dar el pregón me pareció una manera de cerrar el círculo maravilloso en torno a este homenaje que he hecho en estos últimos años a los cuentos de fantasía, que han provocado que me dedique a mi profesión.

¿Cómo aquellas Fiestas de Mayo que recuerda?

Recuerdo básicamente la exposición de flores del parque, pero especialmente los gorgoritos. Asistir y presenciar este espectáculo abrió la puerta a la fantasía en mi vida de forma muy clara y muy contundente. Siempre, de alguna manera, las historias que hago tienen algo de ese momento.

Director de Cine, a las puertas de un Óscar y sin embargo, chicharrero.

Siempre digo que ser isleño ha sido condición indispensable para que me haya hecho cineasta y para que yo haya viajado tanto. La isla y los límites de la isla dispararon en mí esa especie de mente fabuladora y de buscar y de indagar en historias y fantasías que ocurrían más allá de los límites del mar. La isla me ha estimulado mi imaginario y mi sensibilidad gracias a haber nacido en Tenerife y haberme criado en esta ciudad, a pesar de que me fui muy joven. Llevo ese sello de identidad muy profundo, clave para mi desarrollo como artista y como contador de historias.

¿Por qué se marchó?

Con 17 años me fui a Madrid a estudiar y ya desde ahí pues... todo una aventura. Justo el año antes de mi marcha mi madre había fallecido, con lo cual fue muy duro para ella; pero vio muy claro que me había contagiado el virus de hacer películas y del amor hacia el cine, porque ella fue también origen de mucho. Y me dejó volar y que cumpliera mi destino. Supuso un sacrificio muy grande para ella para que yo pudiera volar, pero fue generosa.

¿En algún momento ha tenido la tentación de tirar la toalla?

Hacer películas es duro, complejo, largo y tedioso y a veces decepcionante de forma muy profunda, pero lo de tirar la toalla no está en mí. Fíjate, puedo tirar la toalla en otros aspectos de la vida, pero en lo de hacer películas es como una especie de... convicción profunda que me da la vida; no puedo renunciar a algo que me da la vida. Tengo el instinto de hacer películas.

¿Con qué género cinematográfico asociaría a Santa Cruz?

En la preparación del pregón me preguntaba qué he rodado yo en Santa Cruz... De repente pensé que yo no he rodado nada aquí porque la mayoría de Esposados se hace en La Laguna, Tegueste y Fuerteventura. Pero, no: hay una qué emblemático que la única secuencia que ruedo en Santa Cruz es donde el protagonista ha comprado un billete de avión para escaparse y huir. Santa Cruz está asociado de esa manera al misterio y al suspense de si conseguirá o no conseguirá escaparse y cumplir su sueño. Con lo cual, sí, Santa Cruz tiene aroma de peli de suspense, de misterio.

¿Cómo era la Santa Cruz de su infancia?

Se ha cambiado para bien o para mal, desde los años 70 para acá. La ciudad ha cambiado y el mundo ha cambiado. Soy de la época de cuando los coches entraban a Santa Cruz por la avenida 3 de Mayo. La Salle, que era el barrio donde yo vivía, era una burbuja separada por las fronteras del 3 de Mayo y el puente de Galcerán. Ahora me acaba de venir cómo estoy conectado con la memoria de muchas cosas con la ciudad: en la película ‘Damsel’ hay un puente que separa el castillo del resto; estaba obsesionado con construir que ese puente fuera emblemático en la historia, y de repente pienso que ha habido un puente en mi vida, el puente Galcerán. Y luego 3 de Mayo, que era la entrada en el universo de las autopistas, era la frontera, el paraíso de los infantes en aquella época: la fábrica de Coca Cola. Las distancias y los universos se configuran en función de nuestro vínculo con Santa Cruz.

¿Santa Cruz sirve para argumento de película?

Cualquier ciudad sirve para argumento. Los argumentos en las ciudades tienen que ver con las gentes que lo habitan y en Santa Cruz todos hemos conocido a grandes personajes. El lugar donde naces y te crías te configura y te convierte casi como una fuente a la que uno acude cuando uno está con las historias. Madrid es la ciudad donde más años he vivido en mi vida, casi 30 años. Me marché a estudiar Sociología y en paralelo me formé en la escuela de cine privada que hay en Madrid. Y a partir de ahí empiezo a hacer cortos, publicidad, como productor, como realizador. Mi primera incursión en serio fue Esposados; fue como el pasaporte para poder dedicarme profesionalmente a esto.

¿Cómo es el mundo del Cine?

Es un mundo complicado porque hay mucho dinero en juego, muchos egos en esta profesión. Es un arte colectivo. Siempre digo que en las películas soy el director, pero en realidad dirijo un gran equipo de gente y tengo que conseguir que todo el mundo se ponga en la misma dirección, y tengo que lidiar con todos esos egos y con todas esas personalidades, a veces no es fácil, es complejo.

¿Cuál es el guion de su pregón?

El pregón lo construyó siguiendo el mapa de esta ciudad. A pesar de que yo me vaya muy joven, el mapa de esta ciudad de alguna forma se ha quedado en mí e inevitablemente ese mapa me permite sentirme muy conectado, es un mapa que inconscientemente, y esto lo he descubierto con los años: uno reproduce en todos los lugares donde vive. Y acaba encontrando su kiosco de Amadita en Buenos Aires, o el puente de Galcerán en el puente de Londres. De repente como que configuras los nuevos espacios a los que vives; acabas reproduciendo el mapa original de tu lugar de origen y expandiéndolo. Sobre esta idea del mapa de origen y el recorrido por lugares que de alguna forma fueron emblemáticos e inspiradores para mí he construido este homenaje a la ciudad.