Atención Social | Programa de inclusión y dinamización

‘Mi mente, mi guía’, proyecto inédito en Santa Cruz para personas sordociegas

Hasta septiembre se desarrollan talleres; destaca la jornada de salud mental del día 27 de junio

Melissa 'signa' a María dentro del servicio que se presta desde la asociación a personas con sordoceguera.

Melissa 'signa' a María dentro del servicio que se presta desde la asociación a personas con sordoceguera. / El Día

Humberto Gonar

Humberto Gonar

La Asociación de Personas Sordociegas de Canarias (Asocide), con sede en Santa Clara –en el distrito Ofra-Costa Sur–, lleva a cabo hasta el próximo mes de septiembre el proyecto Mi mente, mi guía, una iniciativa pionera no solo a nivel nacional sino también de referencia internacional, explican desde el colectivo después del trabajo de campo realizado para su organización, que tendrá entre otras acción que permitirán visualizar su labor en la jornada a desarrollar el 27 de junio, coincidiendo con el Día Internacional de las Personas con Sordoceguera.

Se trata de las primeras jornadas de Salud Mental y Sordoceguera que tendrá su sede en la sede de la Fundación CajaCanarias y que contará con el testimonio de expertos como médicos, entrenadores personales, psicólogos, el responsable del 1-1-2 que se adentrarán en las dificultades de este sector de la sociedad para acceder a un puesto de trabajo, o a la formación o cómo afrontar un trámite en una administración público y cómo lo viven y le afecta a nivel personal, desde la autoestima y la salud mental.

Este proyecto es una realidad desde el pasado diciembre y durante diez meses gracias a que la asociación logró una de las subvenciones otorgadas desde el Instituto Municipal de Atención Social (IMAS) de Santa Cruz de Tenerife, lo que ha intensificado la relación con el ayuntamiento, que también le ha cedido un local social para desarrollar su actividad, al menos con capacidad de instalar una mesas y unas sillas. Días atrás el alcalde capitalino, José Manuel Bermúdez, y la concejala del IMAS, Charín González, visitó a la sociedad para conocer el proyecto, su labor y necesidades, planteando incluso a la asociación otras líneas de actuación y posibilidades para ampliar su labor.

Más de treinta años de lucha

La lucha por los derechos de las personas con sordoceguera tiene el soporte de la asociación a nivel nacional que se constituyó hace treinta y un año, si bien María Victoria Luis Pérez fue quien lideró la puesta en marcha de la delegación territorial en 2010, un empeño que gracias a la fuerza de todos consiguió que el año pasado se considerada como una discapacidad única la sordoceguera. «Hasta entonces se trataba de forma independiente; tenías un número de expediente como sordo y otro como ciego», explica Cristo González Fajardo.

Visita del alcalde y la concejala del IMAS a la asociación de personas sordociegas.

Visita del alcalde y la concejala del IMAS a la asociación de personas sordociegas. / Trino Garriga

Sin un censo oficial, se calcula que en Canarias residen entre cuatrocientos y seiscientas personas sordociegas, de las que noventa están integrada en la asociación que desde hace más de un año y medio presiden Cristo González. Este colectivo, de ámbito autonómico, tiene sede tanto en la capital tinerfeña como en las islas de Gran Canaria, La Palma, Fuerteventura y Lanzarote.

Junto al presidente, participa en la reunión con la asociación uno de los baluartes de la organización, Paqui Cárdenas, guía intérprete de la entidad y vital en la mediación con los socios y cuantas personas acuden en busca de apoyo a pesar de no pertenecer a la asociación, quien contextualiza la realidad de las personas con sordoceguera, que representan un 0,2 por ciento de la población.

Paqui precisa la sordoceguera incluye a quienes tienen pérdida visual y auditiva con diferente grado: unos no ven ni oyen, que son la minoría y que los lleva a un mayor grado de aislamiento; quienes no ven nada y escuchan con dificultad, por lo que se comunican de forma oral; personas que no tienen resto auditivo y tienen un poco visual, que se apoyan en la lengua de signo, y quienes un resto visual y auditivo, con los ambos sentidos afectados. 

Desde la asociación se desarrollan diferentes servicios para atender prestaciones básico de este sector de la sociedad que ve limitada sus capacidad hasta el punto de no poder salir sola a salir a comprar a la calle.

Servicios de apoyo

Más allá del proyecto Mi Mente, mi guía, desde la asociación se cuenta con guías intérpretes y mediadores de comunicación, también el colectivo cuenta con coordinación y asistencia desde la junta directiva, además de atención a sordociegos y a la familia, servicio de promoción de la autonomía personal –gracias al apoyo del Instituto Insular de Atención Social y Sociosanitaria (IASS) del Cabildo de Tenerife–, además del área de voluntariado o de las charlas que se organizan para la difusión y sensibilización de esta realidad, explica Paqui Cárdenas.

Detalle del diálogo con lengua de signo dactilar.

Detalle del diálogo con lengua de signo dactilar. / El Día

Para que las acciones programadas alcancen su objetivo es preciso el concurso de profesionales como trabajadora social, guías intérpretes y mediadores de comunicación, logopeda, cuidadores, psicólogos... profesionales que son contratados desde Asocide Canarias, que depende de conseguir subvenciones para sus proyectos lo que implica que cada cierto se cambien a los profesionales, con el consiguiente trastorno para los usuarios que ya han depositado su confianza en el personal, o que incluso la demora en el pago de las ayudas llegadas desde las administraciones públicas dejen al personal contratado durante meses sin cobrar su salario hasta que concluya el programa.«El año pasado se dio el caso de una trabajadora que desarrolló su labor todo el año y vino a cobrar en noviembre», precisó el presidente de la asociación, que agradece la colaboración del personal con el que se establece un alto grado de empatía con los socios. «Al final la gestión de nuevos proyectos y la falta de continuidad se traduce en un volver a empezar», lamenta el presidente de la asociación, que hace suyo el sentimiento general de los socios y usuarios: la necesidad de contar con profesionales estables.

Mi mente, mi guía

Paqui pone en valor el programa Mi mente, mi mía, que se desarrolla desde el pasado mes de diciembre y hasta septiembre. Al frente, Laura Marrero García, psicóloga que evidencia no solo su espíritu jovial sino su ímpetu por atender de forma profesional las necesidades de los sordociegos, prestando apoyo desde el ámbito de la salud mental sin olvidar el desconocimiento de esta realidad en el resto de la sociedad.

Laura es todo corazón, y no es una excepción, sino que es marca de la asociación. «Una vez te metes, es complicado salir por el cariño y la implicación», cuenta desde la experiencia de quien empecé con la lengua de signos en 2015 y en la actualidad está implicada en el proyecto Mi mente, mi guía para dar visibilidad al colectivo.

En junio de 2023 se convocaron las subvenciones de Acción Social para personas con discapacidad y presentaron este proyecto que tiene entre otros objetivos el acompañamiento, psicoeducación o educación emocional tanto de los socios como de los familiares y voluntarios para lo que se desarrollan talleres grupales sobre autoestima, estrés, ventilación emocional, tomando como de comunicación la lengua de signo en el aire, a corta distancia o apoyada o dactilar. Es cuando sale a relucir uno de los verbos casi inéditos en el día a día de la sociedad y que es el ‘pan nuestro de cada día’ para los sordociegos: signar.

La psicóloga Laura Marrero no está sola en la aventura del proyecto Mi mente, mi guía, pues cuenta también con el apoyo de MelissaCruz, mediadora comunicativa que está implicada en esta lucha social de forma vocacional. Madre de una niña de 15 años y con otra actividad profesional, Melissa ‘habla con las manos’ y con el corazón. Comenzó como voluntaria y acabó enamorada, comprometida en la lucha por facilitar la vida a personas con dificultades para que puedan lograr mayor autonomía en el día a día. Paqui pone de nuevo los puntos sobre las íes: «corresponde a las administraciones adaptarse para ofrecer una atención personalizada para atender esta realidad».

Usuarios y colaboradores de la asociación de personas sordociegas, en su sedec en Santa Clara.

Usuarios y colaboradores de la asociación de personas sordociegas, en su sedec en Santa Clara. / El Día

De la teoría a la práctica

Los proyecto y servicios que promueve Asocide Canarias tienen unos destinatarios y el compromiso de profesionales que desarrollan su labor de forma vocacional.

Un accidente le cambió la vida a Cristo. Natural de Güímar, Cristo desarrolló su labor profesional hasta los 45 años más allá de que no tenía visión por el ojo derecho hasta que un accidente de tráfico le cambió la vida.

Segundo jefe de cocina de un hotel de Los Cristianos, uno de esos días que se dirigía a trabajar después de cuidar a su madre se dejó dormir y acabó con el coche destrozado después de empotrarse detrás de un camión en la autopista del Sur a la altura de Parque de la Reina. «Solo recuerdo que me desperté en la autopista». El accidente le provocó la perdida de la visión en el otro ojo y a partir de ahí comenzó la lucha por la superación, la visibilización del colectivo y la defensa de los derechos hasta que hace un año y medio sucedió en la presidencia a Toni Acosta.

El ‘plan b’ de María Hernández. Entre los socios que se benefician de las acciones de Asocide Canarias, María Hernández Arzola, de 23 años, la más jóven del colectivo. Nació de forma prematura con cinco meses y medio y ya a su madre le advirtieron que iba a ser una persona ciega.

La lucha por ver la llevó hasta Barraquer, en Barcelona. Ya con dos años recibió su primer implante coclear que permite a las personas sordas recibir y procesar sonidos y lenguaje, por más que tiene algunas limitaciones, como explica. «Cuando hay muchas personas hablando se transforma en ruido y es preciso que intervengan de uno en uno», hace constar, mientras Melissa advierte del pequeño desfase que existe desde que se emite la señal hasta que la recibe en el cerebro.

El resto visual que tiene en el ojo derecho le permite ver colores y la luz. Esta joven lagunera es un ejemplo de superaciones: ya cursó el ciclo superior de Integración Social en el IES La Laboral, ahora estudia otro de Igualdad y quiere realizar Mediación Comunicativa.

María se mueve de forma autónoma en el tranvía y recurre a con cartel que advierte de que precisa ayuda, y su ímpetu no la limitar las veces que ha tenido que trasladarse a Madrid, como lo hará en breve, para participar en un proyecto dirigido a una quincena de jóvenes con sordocegueras de toda España, pone en valor Cristo.

Junto al implante coclear, María tiene su ‘plan b’ para comunicarse si algún día le fallan las pilas o tiene una avería, pues se comunica por lengua de signo dactilar, destaca Melissa con un pequeño micrófono que se turna para facilitar a María seguir la conversación.

Daniela Rodríguez, ‘llamada’ por las manos. Junto a los socios, papel fundamental los voluntarios, como la güimarera Daniela Rodríguez, quien un día encontró en un centro de salud a Paqui ‘signando’ –’hablando’ con las manos– la matrimonio formado por Teo y Candi mientras estaban en un centro de salud.

Daniela no apartaba su vista. Al principio Paqui pensaba que era porque por curiosidad porque le llamaba la atención, hasta que la joven le habló con lengua de signo y le dijo que ella también quería signar. Al día siguiente se celebraba una feria del voluntariado en la plaza del Cristo, donde la emplazó a conocer la asociación y se inició así su voluntariado vocacional desde hace un año y medio.

Conchi Hernández cambió el márquetin por los signos. Entre los voluntarios, Cochi Hernández, vecina de Ravelo, en El Sauzal, que cursó Empresariales y se dedicó al mundo del márquetin hasta que sintió la llamada vocación ‘de la mano’ de la lengua de signo primero y se especializó como mediadora comunicativa.

El reto de Silva Pérez: ‘tocar la patata’. La visita a la asociación Asocide Canarias coincide con el primer día de Silvia Pérez, que cursó Periodismo en la Universidad de La Laguna con la vista puesta en el mundo del márquetin y que conoció a Laura como voluntaria de Cruz Roja.De la mano de la psicóloga aceptó el reto de realizar unos vídeos dentro del programa Mi mente, mi guía que no solo dé visibilidad, sino también ‘toque la patata’ –el corazón– de la sociedad.

Arancha Pérez, pedagoga. Silva Pérez acudió a su ‘primer día de cole’ acompañada de su hermana Arancha Pérez, pedagoga y que ha desarrollado su labor en centros de menores además de colaborar con Cruz Roja, quien pone en valor la dedicación vocacional y destaca la necesidad de programas de intervención y dar visibilidad.

Antes de finalizar la visita, Melissa ‘toca la patata’ del visitante al agradecer la visita y dar visibilidad a esta realidad social, en un diálogo marcado por la generosidad y la sinceridad que permite a los sordociegos afrontar la vida desde otra óptica. Es ahí donde entra el concurso de la sociedad para facilitarlo y hacerlo posible.