Semana Santa

«Cuando llegué a San Francisco de párroco conocía a sus santos por estampitas»

Ya está todo preparado en la casa del Señor de las Tribulaciones, de donde parten cinco pasos

Humberto Gonar

Humberto Gonar

No había salido la Cabalgata anunciador el viernes 9 de febrero de la avenida de Bélgica y ya esa misma tarde comenzaron los preparativos para la próxima Semana Santa el equipo de colaboradores de la parroquia de San Francisco de Asís, sólo es posible hacerlo de esta manera para que esté todo a punto estos días, explica el sacerdote que desde hace cuatro años está al frente de la pastoral en este templo, Miguel Ángel Navarro.

Mientras la Banda Municipal de Música de Santa Cruz de Tenerife acondiciona con el mismo director, Juan Antonio Domínguez al frente, el templo como improvisado auditorio para el concierto que ofreció en la tarde de este jueves, el sacerdote no oculta su satisfacción por el ambiente de idas y venidas de las dependencias parroquiales a la iglesia para tener todo dispuestos entre la entrada de los turistas.

Después de cuatro años como responsable pastoral, Miguel Ángel Navarro asegura que «empieza a haber comunidad parroquial», si bien no pasa por alto que los tiempos cambian y junto a la condición de parroquia San Francisco también es un santuario al que acuden decenas de personas a rezar y visitarlo cada día.

Sirva como ejemplo de la demanda el horario de apertura a diario de la iglesia: de 8:30 a 13:00 horas y de 17:30 a 20:00, «y siempre hay gente», cuenta el cura.

«Cuando llegué a San Francisco de párroco conocía a sus santos por estampitas»

Juan Antonio Domínguez, director de la Banda Municipal de Música de Santa Cruz / Carsten W. Lauritsen

Si de algo se siente satisfecho es del equipo de colaboradores que cuenta la parroquia, explica sentado en un banco colocado a los pies del Cristo de la Buena Muerte. «Aquí se venera mucho al Señor de las Tribulaciones y es la referencia sin duda del Martes Santo, pero viene mucha gente a rezar al crucificado», añade, sin pasar por alto los días de celebración de santa Rita y san Antonio. «Esto parece una romería», pone de ejemplo para referirse al alto número de personas que se dan cita en la iglesia de San Francisco.

Miguel Ángel Navarro presume de feligresía y pone en valor el trabajo que han desarrollado desde que comenzó el Carnaval. «Ahí tienes a Charo, maestra jubilada», presenta a esta feligresa que cuida con mimo y celo el patrimonio de la iglesia, que también suma la responsabilidad de ser camarera del Señor de las Tribulaciones. Patrimonio, precisamente, la debilidad del párroco de San Francisco. «Pero eso no toca ahora», quita mella, cuando ha sido el gran promotor de la puesta a punto de muchos de los ocho retablos del templo, y del que falta el del Señor de las Tribulaciones. «Es el Señor de Santa Cruz, a ver si se le ve el detalle al ayuntamiento», cuenta un incondicional feligrés.

Desde San Francisco salen esta Semana Santa los pasos del Señor de la Burrita, el Domingo de Ramos; el Cristo de la Buena Muerte, la noche del Domingo de Ramos; el Señor de las Tribulaciones, el martes Santo; La Amargura y San Juan, en la procesión del encuentro del Miércoles Santo; y La Soledad, el Viernes Santo.

«Cuando llegué a San Francisco de párroco conocía a sus santos por estampitas»

Miguel Ángel Navarro, párroco de San Francisco de Asís / Carsten W. Lauritsen

La ‘cuadrilla’ de Charo

El cura insiste en el protagonismo de los colaboradores del templo. «Desde que llegué decidimos que aquí no se paga por nada porque somos una familia». Y con esa confianza se maneja Charo en la parroquia, que hace partícipe a todo el equipo de colaboradores del esfuerzo realizado durante casi dos meses para tener a punto los candelabros o los jarrones del templo. «Sin Araceli, Maite, Conchi, Angelines, Eugenia, Charo o Ángela sería imposible», explica Charo mientras repasa sobre la mesa de la sacristía las capas y pluviales con las que se revertirá el presbítero en las diferentes celebraciones y las va marcando ‘religiosamente’ con un papel trabado con un alfiler que precisa el día para su uso para luego colocarlo en su perchero correspondiente. Charo agradece la entrega de todo el equipo de colaboradores al que se refiere cariñosamente como su ‘cuadrilla’ que casi se organizan a diario a través del grupo de Whatsapp para advertir quién puede acudir y la tarea pendiente de desarrollar.

También ponen en valor la labor que desarrolla Jesús Rodríguez, que aunque no está en el momento de la visita es un referente obligado cuando se habla de arte por su pasión y buen gusto. De hecho, ya tiene enfocado el monumento al Santísimo Sacramento del Altar que se instalará la tarde-noche del Jueves Santo y que, por su buen hacer, lo convierten en visita obligada para propios y extraños.

Cuando se refieren a la limpieza, Miguel Ángel Navarro no puede evitar su pasión por el patrimonio y se refiere a una de las lámparas que presiden el pasillo central de la iglesia. «Esa es del siglo XIX y era de velas, solo que se acondicionó con electricidad... si te fijas hay una como esa en el Parlamento británico».

En ese trabajo de equipo el párroco hace extensiva la labor a «Juani, Ángeles, Joaquín, Juan Carlos, Víctor Zurita y Toni Cedrés, que también se vuelcan en el montaje para que todo esté a punto. Si no fuera por ellos y por la previsión sería imposible que esté todo listo para disfrutar de la Semana Santa».

Charo, que enfilaba ya el camino para almorzar en casa después de haber pasado toda la mañana repasando el ajuar de los próximos días, hace un alto para, con la ilusión de un niño el día de Reyes, presentar la novedad de este año. «Mira para allí», invita a dirigir la vista a los hacheros de la hermandad del Señor de las Tribulaciones que activa con un mando a distancia para encenderlos... «Este año hemos incorporado velas a pila», explica para agradecer la colaboración de Jesús Rodríguez, que a través de su empresa le gestionó este mecanismo que garantiza el mantenimiento y evitar tener que estar limpiándolos después de cada procesión.

Frente a la incorporación de la tecnología, el párroco precisa que precisamente se sustituyó el lamparario eléctrico que tenía santa Rita y se habilitó uno tradicional de cera, «para que se queme la promesa, como debe de ser».

Miguel Ángel Navarro agradece también la colaboración de la Banda Municipal de Música de Santa Cruz, que ofreció en la tarde de ayer un concierto de música sacra. «Es otra forma de atraer público al templo», como ocurrió el pasado viernes, el último día del quinario del Señor de Tribulaciones que participó por primera vez la Unidad de Música de la Zona Militar de Canarias junto a la Banda de Guerra de la Brigada XVI, precisa Toni Cedrés, quien desde el pasado 18 de diciembre sustituye como sacristán a Fabián, de baja por enfermedad.

Toni es un clásico no solo de la Semana Santa lagunera sino un incondicional de la vida de la iglesia durante todo el año. En la actualidad es teniente cofrade de El Nazareno, de colegio Nava-La Salle de Aguere, si bien es siempre de la parroquia de San Juan Bautista, si bien tiene la solera de haber sido miembro de la junta de gobierno de la Esclavitud del Cristo de La Laguna –donde fue responsable de la acción social, maestro de ceremonias y encargado de la relación con los medios de comunicación y la página web–, además de secretario de la hermandad de El Rosario, en Santo Domingo, del Santísimo de La Concepción, de San Juan, además de militar en la hermandad de la Sangre que acompaña al Señor de la Cañita.

Y con todas esas responsabilidades, Toni encuentra tiempo para colaborar con San Francisco. «El sacristán se puso malo y Miguel Ángel me pidió ayuda para cubrir el puesto con urgencia y no me lo pensé», explica este lagunero que alternará sus compromisos con la Semana Santa chicharrera.

Tres hermanos curas

El destino ha llevado a Miguel Ángel Navarro al barrio de El Toscal donde vivió su familia, en la confluencia de la calle Santa Rosalía con Santa Rosa de Lima, donde nació el 5 de marzo de 1961. Como si de un regalo de cumpleaños se tratara, la víspera de celebrar su natalicio fue designado en el año 2020 como párroco de San Francisco, «diez días antes de que nos encerraran», advierte. Y con ese panorama, sin feligresía en el templo sino con celebraciones virtuales, se puso al frente.

Miguel Ángel es el quinto de nueve hermanos y uno de los tres hermanos que son sacerdotes: Domingo Navarro, rector del Seminario Diocesano, y Manuel, presbítero de la prelatura del Opus Dei en Madrid.

«Mi padre nos hablaba con naturalidad de Dios, de valores como la justicia, la verdad, el otro, la necesidad de perdonarnos entre los hermanos», para agradecer a otro hermano, José María, que lo enseñara a hablar ante el Santísimo. «¿Cómo se hace eso? Cuéntale. Háblale», cuando tenían entre siete y ocho años. «La fe era un hecho natural en casa, no era impostada», agradece. Y gracias a esa experiencia impulsa la labor en San Francisco, desde una experiencia parroquial que inició en Alcalá, de donde se marchó a lágrima viva después de cuatro años y cuatro días destinado a La Gomera, donde estuvo siete años, para estudiar Historia en Roma –tres años– hasta recalar otros trece en su querida parroquia de Tegueste.

«Cuando veraneaba en la casa familiar de Valle San Lorenzo vio cómo revitalizó la vida parroquial. Entonces me plantee: yo quiero ser como ese cura, que hace que la gente se acerque a la iglesia. Mi padre me dijo que era un veleta. Que un día quería ser policía, al siguiente bombero y al otro médico y me dijo que preguntara a Dios qué quería para mi. Y esa cuestión marcó mi adolescencia hasta que entré en el seminario con 18 años». Hoy custodia precisamente con un amplio grupo de parroquianos San Francisco.

Suscríbete para seguir leyendo