Relatos de Santa Cruz | Siglos XVIII y XIX (I)

El muelle de Santa Cruz en la segunda mitad del siglo XVIII

Fondeadero del Puerto de Santa Cruz de Tenerife. | | E.D.

Fondeadero del Puerto de Santa Cruz de Tenerife. | | E.D. / José Manuel Ledesma Alonso

José Manuel Ledesma Alonso

A cinco leguas (27 kilómetros) de la punta nordeste de la Isla, llamada Punta de Anaga, donde hay algunas rocas perpendiculares, está la bahía o puerto de Santa Cruz, el más frecuentado de todas las Islas Canarias. El fondeadero ideal se encuentra entre el Castillo de Paso Alto y la mitad de la población, allí es donde anclan los barcos a la distancia de un cable de la playa (185 metros), a ocho brazas de profundidad (13,3 metros). La brisa del mar en la bahía de Santa Cruz sopla generalmente al Este y el terral, del Oeste.

Descripción de las Islas Canarias. | | E.D.

Descripción de las Islas Canarias. | | E.D. / José Manuel Ledesma Alonso

Aunque la bahía está abierta y expuesta a los vientos que soplan del Nordeste, del Este y del Sudeste, los barcos quedan seguros si están amarrados con buenos cables. Cuando un barco permanece varios días en este lugar es necesario señalar sus cables con boyas, pues el terreno es engañoso y podrían ser rozados y dañados.

Para hacer más cómodo el desembarco, existe un rompeolas construido con mucho sacrificio por las autoridades, que está orientado hacia el norte y la parte más externa se vuelve hacía tierra. Con tiempo apacible, las mercancías se desembarcan en una cala situada entre las rocas, a un tiro de piedra hacia el sur del rompeolas, cerca de la casa de la Aduana. Cuando se desembarca, la única entrada cómoda al Lugar es por el boquete del muelle, al que defiende y vigila la fortaleza principal de San Cristóbal, que se encuentra a mano izquierda cuando vas desde el malecón hacia la ciudad.

Al norte del Castillo Principal hay algunos fuertes o baterías montadas con cañones, siendo la más importante la denominada Paso Alto. Cerca de aquí empieza un barranco (Tahodio) que se adentra muchísimo en la Isla, lo cual haría muy difícil cualquier ataque del enemigo por este valle.

En la parte sur de la ciudad existen más baterías y el fuerte llamado de San Juan. Toda la costa desde allí hacia el sur es inaccesible, estando defendida de forma natural por rocas, sobre las que el oleaje rompe continuamente.

Todos estos fuertes están armados con cañones y unidos por una muralla defensiva que va desde el castillo de Paso Alto al de San Juan. Este muro defensivo sólo llega a la altura del pecho, por la parte de tierra, siendo más alto por el lado que da al mar.

Santa Cruz es una gran ciudad con varias iglesias, tres conventos de frailes, un hospital y con las casas particulares mejor construidas de cualquiera de las Islas Canarias; de hecho, es la capital de todas ellas, aunque la sede episcopal y los tribunales de justicia están en la ciudad de Las Palmas, en la isla de Canaria. El Gobernador-general reside en Santa Cruz, donde hay siempre gran afluencia de extranjeros, ya que es el centro del comercio entre Europa y América. El número de habitantes supongo que es de seis a siete mil.

El autor de esta descripción de Santa Cruz de Tenerife es George Glas, nacido en Dundee (Escocia) en 1725. Marino y comerciante, hizo escala en Tenerife en 1761, cuando se dirigía a instalar una factoría pesquera en el Norte de África, entre Cabo Verde y Senegal, comisionado del Ministerio de Comercio de Londres. En este lugar fundaría un asentamiento comercial, al que llamaría Port Hillsborugh (Santa Cruz de la Mar Pequeña), logrando que los nativos se lo cedieran a la corona británica por 15.000 libras. En este lugar vivía con su mujer e hija.

Debido a la hambruna que se desató en la citada colonia, contrató a varios marinos canarios de los que iban a pescar a la costa de Berbería, para que lo trajeran a Lanzarote a obtener provisiones, siendo acusado de contrabando por el comandante general de Canarias, por lo que fue trasladado al castillo de San Cristóbal, en Santa Cruz. Al año siguiente, su familia tendría que salir huyendo de aquel lugar, refugiándose en esta capital.

Glas sería puesto en libertad el 15 de octubre de 1766, tras haber solicitado varios recursos de súplica a Madrid y por las gestiones realizadas por el Almirantazgo británico. Al día siguiente, embarcaría con su familia para Gran Bretaña, en el velero Conde de Sándwich, que transportaba una carga de vino, seda, cochinilla y oro en barras y molido.

La noche del 30 de noviembre de 1767, antes de llegar a la costa británica, cuatro marineros de la tripulación, conscientes de que a bordo viajaba un buen botín, asesinaron al capitán y a los pasajeros del barco, incluidos Glas y su familia, arrojándolos al mar. Los asesinos serían juzgados en Dublín.

Esta odisea, cambiando nombres y localizaciones, inspiraría el argumento de la novela La isla del tesoro y la edición de películas, cómics y videojuegos.

Con los artículos escritos por Glas durante su estancia-prisión en Tenerife, relativos a la historia y paisajes de las Islas, traducidos de la obra de Abreu Galindo, y que fueron publicados en la revista inglesa The Gentleman´s magazine en 1765, se editaría un excelente libro titulado Descripción de las Islas Canarias.

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