BARRIO A BARRIO | Residencial Anaga

"Creen que por vivir en Residencial Anaga todos somos socios del Club Náutico"

La asociación de vecinos confía en el compromiso del gobierno local para mejorar la plaza y la acera de la calle José Zárate y Penichet, intransitable por las raíces y con gran arboleda

Humberto Gonar

Humberto Gonar

Aunque aseguran que la asociación de vecinos de Residencial Anaga se constituyó a comienzo de la década de los años noventa, la reciente renovación de la junta directiva a comienzos de año le ha devuelto vitalidad. Junto a su presidente, Francisco Miranda, y la directiva Carmen Barrera Peraza, la incorporación de Antonio Alberto a la secretaría ha permitido tomar el pulso a este barrio, rompiendo la visión de muchos desde fuera de esta zona: «creen que por vivir en Residencial Anaga todos somos socios del Club Náutico».

Casi a modo de preámbulo, Antonio hace constar su confianza –«al menos hasta que llegue fin de año y ver qué pasa», apostilla Carmen– en el recién constituido gobierno municipal. «El martes vinieron Carlos Tarife, primer teniente de alcalde y concejal de Servicios Públicos, y Purificación Dávila, responsable del Distrito Centro– y le planteamos nuestras demandas». 

Los representantes de la asociación de vecinos Residencial Anaga recuerda que esta urbanización es una realidad desde la década de los años ochenta, y reclaman una renovación y mejora en la plaza que está acotada por las calles Carlos J.R. Hamilton, Gáldar, José Zárate y Penichet y Elías Ramos, así como en las vías perimetrales.

Fruto de ese impulso dado con la incorporación de Antonio Alberto a la directiva, han desarrollado un trabajo de campo en aras de implicar a las setenta y dos comunidades de vecinos que integran este barrio, a las que se les convocó a una reunión para conocer sus demandas para la zona. De ellas, veinte presidentes o representantes respondieron y en casi la totalidad respondieron a la invitación.

Necesidades concretas

Una gran plaza, que varía sirve de nexo a los edificios que se localizan entre las cuatro calles antes descritas y que adoptan diferente denominación según la zona, ya sea el parque infantil de la plaza Anaga o Ingeniero Arrate. Más allá del nombre, el diagnóstico es el mismo: la falta de juntas de dilatación con las que fue construida en su momento y las raíces de los flamboyanes que han acabado por levantar las losetas, convirtiéndose en fallas en la trama.

Los residentes en esta barrio de Anaga elogian la rápida respuesta de Santa Cruz Mejora, la aplicación informática en la que se denuncia las carencias que obtiene respuesta inmediata. Otra cosa es de qué forma se interviene para dar respuesta a la demanda, que se traduce en la elaboración de un collage para, con la misma loseta, recomponerla, cuando no se sustituye por una mancha de cemento. De ahí la necesidad de que se actúe en la plaza de forma integral para lograr su renovación, máxime porque esas placas, con revestimiento antideslizante, ya ni se utilizan... Al final, el resultado de la plaza se asemeja más a un damero, sin que se ponga solución a las zonas afectadas por las raíces, convirtiéndose en un peligro para los peatones.

Otro de los motivos que preocupa es la desaparición de las pontonas o bolardos que acotaban, aún acotan según la zona, la plaza. En algún caso ha acabado cortado por una radial para permitir el acceso de camiones, ya sea de mudanza o de recogida de escombros de las obras en las viviendas que se localizan en los edificios que están en la parte más central de la plaza. Aunque también la supresión de estas pontonas ya es habitual en la calle Gáldar, que se ha convertido en el punto negro o de acceso a la plaza, o en la calle José Zárate y Penichet, cerca de un supermercado, en una acera inaccesible para los vecinos cuando llegan auténticas gandolas –camiones grandes– e invaden la zona para luego activar la plataforma que utilizan para bajar la mercancía. Al final, ni el peatón pasa, ni se cuida el patrimonio municipal.

Las raíces impiden transitar por la acera de la calle José Zárate y la vegetación amenaza la gasolinera

Otra de las zonas en las que los vecinos reclaman mejoras afectan a la calle José Zárate y Penichet, en la parte de Residencia Anaga que discurre por el barranco Tahodio. Hay zonas donde al altura del muro que sirve de protección –para evitar caídas– es de sesenta centímetros; en otras, de cuarenta, por lo que piden que se coloquen barandillas que eleven la protección; no subir un muro, sino una solución menos invasiva visualmente. La misma acera de esta vía se convierte en otro problema; no tanto por el ancho sino por las raíces que dejaron en el olvido las losetas que un día se localizaron, convirtiéndose en un tramo lleno de obstáculos e impracticable, mientras en la zona del barranco la vegetación crece a placer, con el consiguiente riesgo que entraña la localización de una gasolinera precisamente sobre la canalización del referido barranco.

Los vecinos también advierten de la otra cara de los flamboyanes, que dan sombra por la mañana, pero generan penumbra por la noche, al margen del problema de las raíces. De ahí que reclamen que en las farolas se instale un segundo punto de luz debajo de la copa para facilitar el tránsito por la zona, una demanda que extienden para los árboles que se encuentran en otra zonas de la plaza.

«Aquí no tenemos dónde equipamiento para hacer deporte», apunta Carmen, para plantear la posibilidad de construir un centro de día para mayores en los solares de titularidad pública que se localizan en las parcelas que parecen olvidadas entre rejas y que en el pasado estaban reservadas para el trazado de la Vía Cornisa, un proyecto que parece un imposible por la presencia de edificios por donde suponen pasaría la carretera. Tras la visita de Tarife y Dávila, los gestores públicos se comprometieron a la limpieza inmediata del barranco para evitar riesgos; luego esperan que Residencial Anaga tenga servicios como otros barrios de Santa Cruz.

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