«Han cambiado el nombre a nuestro colegio eliminando el de nuestro pueblo. ¿Quién decide quién se merece un reconocimiento y basado en qué? ¿Por qué CEIP El Tablero no era suficiente? ¿Cuántos vecinos lucharon para que educación dotará al centro de todo lo necesario? Y en su día, ¿quién hizo posible que el colegio fuera hoy una realidad?

¿Por qué los de fuera se creen con más derecho que nosotros, en lo que tanto nos ha costado tener? Somos un pueblo unido. ¿Vamos a permitir este desprecio?». Esta es la reflexión que ha colocado la Asociación de Vecinos El Tablero en su Facebook después de que de la noche a la mañana se encontrara que en el cartel en el que aparecía rotulado Colegio de Educación Infantil y Primaria El Tablero desde la última quincena del pasado mes de julio se suprimiera el nombre del pueblo para incorporar el del antiguo director.

La presidenta de la asociación de vecinos de El Tablero, Delia Ramos Alberto, hace suyo el sentir general de los residentes en esta zona, explica. «No entendemos y compartimos que el consejo escolar, o la Consejería de Educación, adopte la decisión de cambiar el nombre del centro docente sin tomar en consideración la opinión de los vecinos». «De todos es sabido que el pueblo de El Tablero es diferente a cualquier otra zona de Santa Cruz y el colegio del pueblo se ha forjado partiendo desde esta realidad».

Representa la lucha del pueblo

Desde la asociación de vecinos se insiste en que «el colegio de El Tablero representa la lucha de un pueblo para conseguir precisamente la puesta en marcha de un centro docente en el pueblo. En la década de los años ochenta se proyectó un colegio que desde la Consejería de Educación se quería que fuera para una treintena de alumnos, sin embargo los vecinos de El Tablero pelearon para que se construyera un colegio con capacidad para trescientos alumnos».

En el rechazo al cambio de nombre de el colegio de El Tablero se suman vecinos y antiguos alumnos. Arriba, miembros de la asociación de vecinos. A la derecha, cartel que incorpora el nombre de quien fue director del referido centro escolar. | el día Humberto Gonar

«Fueron dos años de batalla, con el entonces presidente de la asociación de vecinos que lideró la protesta de todos los residentes, que frente a los planes conservadores de la Consejería, demandaron, insistieron y se movilizaron porque sabían que El Tablero era una zona de expansión y había que garantizar la educación a la población que se iba a incrementar en el Suroeste de Santa Cruz», explica Delia Ramos Alberto.

Además de presidenta de la asociación de vecinos de El Tablero, también fue alumna del centro, por lo que habla en primera persona desde la experiencia de cómo vivió la lucha para la instalación del colegio. «Al primero no lo querían hacer y luego accedieron a que fueran unas instalaciones pequeñas, sin tomar en consideración la proyección urbanística del pueblo de El Tablero», reitera.

Los inicios del colegio de este pueblo mucho tienen que ver con la colaboración y la generosidad de los vecinos. «Unos vecinos donaron unos salones para que ahí se impartieran las clases a los niños más pequeños, mientras la propia sede de la asociación de vecinos de El Tablero también se habilitó para otra etapa, mientras que nos niveles de séptimo y octavo de la antigua Educación General Básica (EGB) se impartieron en el colegio de El Chorrillo», cuenta la presidenta de la asociación de vecinos de este pueblo del Suroeste de la capital tinerfeña.

Esos fueron los inicios de la lucha hasta la consecución de un colegio de Educación Infantil y Primaria en El Tablero, una batalla que tuvo su continuidad con la implicación de la Asociación de Madres y Padres a través del consejo escolar, que se han comprometido en la búsqueda de material escolar, o de mesas, sillas, ordenadores... donde tanto los padres de los alumnos como los vecinos de El Tablero han caminado de la mano, cuenta la presidenta de la asociación.

Para Delia Ramos Alberto, «con el cambio de nombre del colegio se da más importancia a la labor docente de un director, que tuvo a bien ampliar su edad de jubilación para dedicarse al centro escolar, que a la lucha de todos los vecinos, y de ahí la dedicatoria al pueblo de El Tablero en reconocimiento a su lucha para que el colegio sea hoy una realidad».

La asociación de vecinos también echa de menos el respaldo de los representantes municipales que permitan no solo el reconocimiento a la lucha sino el respaldo a su defensa del pueblo.

El concejal del distrito Suroeste, Javier Rivero, explicó que «tal y como ya se lo expresó a la dirección del centro como a la propia asociación, es importante tener en cuenta siempre la idiosincrasia de los pueblos, y se debería llegar a un acuerdo como mantener el nombre de El Tablero, añadiendo el del ex director».

El dirigente nacionalista recuerda la labor de los residentes al afirmar que «el colegio lleva una historia detrás de cesión de suelo de una familia para su construcción, la implicación de los primeros años y posterior de las AMPAS, y también el buen hacer del director y equipos docentes muy implicados, con un colegio referente abierto siempre al pueblo, puesto que se tiene que convivir». Mientras, los vecinos creen un agravio a su lucha el cambio de nombre.