José Manuel González, vecino de El Tablero, grabó días atrás un vídeo para publicarlo en su perfil en Facebook a modo de SOS harto del daño que ha causado la cochinilla mexicana en las pencas que se localizan cerca de su domicilio familiar, en el que reside también con su madre. Esta plaga invasora ha hecho estragos en las tuneras de este pueblo del Suroeste, como ocurre en otros enclaves de la Isla. La indignación de José Manuel obedece a que la plaga ha acabado con las pencas que, podridas, caen a la carretera. «Vivimos frente por frente y tengo que tener las tres ventanas que dan para aquí condenadas». Ese es un problema, precisamente estas semanas finales de agosto cuando más ha apretado el calor. A eso se suma que «por aquí pasa el barrendero y unas veces las recoge y, como se vuelven a caer, pasa de largo».

Una visita a la calle La Araña, donde vive José Manuel, permite descubrir un oasis de diferentes especies que mima este vecino de El Tablero entre un perímetro de pencas podridas por la incidencia de la plaga mexicana que hace temer que este año el higo pico se convertirá casi en un artículo de lujo. «En la penca se cría un bichito blanco que, por la mañana, vuela y se posa en cualquier parte, y hasta te pican», advierte.

José Manuel asegura que tanto la asociación de vecinos de El Tablero como el concejal de distrito Suroeste, Javier Rivero, conocen el problema. «Hasta dos bolsas de basura saco yo muchos días cuando recojo las pencas. Junto al bichito, están prohibido y con estos calores es irrespirable vivir aquí», se lamenta, para lamentar que «lo que no podemos hacer es esperar dos años para que nos den una respuesta sobre este problema», que asegura que incluso comienza a afectar a otras especie.

«No se puede soportar más; es que no puedo ni comer en mi casa, y cuando comienza el día esto es imposible, porque el bichito comienza al revolotear», precisa. José Manuel, que ahora centra sus esfuerzos en atender a su madre de 98 años, recuerda incluso cuando siendo niño recogía y vendía la cochinilla. Uno de los grandes bailarines que ha dado la comparsa Los Cariocas, de Valleseco, en la que participó durante 26 años, se lamenta de la situación, para sentenciar: «Este año no hay higos picos, salvo que los consigas de Los Baldíos o por ahí».

Se le fue de las manos

Junto precisamente a la entrada de la calle de La Araña, en El Tablero, se localiza la vivienda de la presidenta de la asociación de vecinos, que asegura que los problemas originados por las pencas ya han sido comunicados al distrito Suroeste, a la vez que precisa que los ha comunicado a las autoridades sanitarias. Delia, la presidenta, recuerda que la propia penca es una especie invasora, para hacer suyo el argumento de quienes precisan que alguien trajo esta variedad de la cochinilla mexicana a Tenerife para controlar este cultivo y se le fue de las manos. Con especial incidencia se ven los márgenes de la Carretera General del Sur llenos de pencas podridas. «Dicen que aplicando agua y jabón potásico se limpia», precisa la dirigente vecinal, para recordar que este cultivo se da en fincas privadas, muchas de ellas abandonadas, lo que dificulta someterlas al tratamiento que aconsejan los especialistas.

El concejal del distrito Suroeste, el nacionalista Javier Rivero, pone papeles sobre la mesa cuando se le pregunta por la incidencia de la cochinilla mexicana, después de reconocer que está haciendo estrago en fincas privadas y sin embargo abandonadas del Suroeste, y de otras zonas de Tenerife. De hecho, un paseo por la carretera del Sur ya permite reconocer la incidencia a la altura de Radazul.

Fue el propio Javier Rivero quien se dirigió al Servicio de Control y Gestión Medioambiental y del Territorio del Ayuntamiento de Santa Cruz el pasado mes de junio para solicitar un informe sobre la presencia de la cochinilla en la zona de El Tablero, según consta en uno de los documentos aportados por el edil con fecha de 30 de junio pasado.

En el documento que firma el jefe de la Sección de Medioambiente y Sanidad y una técnico auxiliar sanitaria del Ayuntamiento se hace constar que «se ha abierto de oficio tras recibir varios correos electrónicos y llamadas referentes a una plaga de insectos».

«Se reciben llamadas de varios vecinos indicando que en El Tablero sufren una plaga de mosca blanca con especial incidencia por las mañanas. Se realiza inspección por parte de este Servicio y de la empresa de control de plagas determinando que se trata de individuos machos de la cochinilla, procedente de las tuneras». «Teniendo en cuenta que se han visto muchas tuneras secas y bastante afectadas por este insecto, es muy posible que se trate de la Dactylopius opuntiae (Cockerell), popularmente denominada cochinilla basta del carmín o cochinilla silvestre en México»., incluyen en su informe los técnicos de Medioambiente y Sanidad.

«Los focos detectados se encuentran en los alrededores del CEIP El Tablero y en las calles La Araña, Anémona, Zarzamora y Turilago», precisa el informe que, junto a cuatro fotografías –entre ellas un mapa de situación– termina precisando que esta situación ha sido informada al Servicio de Sanidad Vegetal del Gobierno de Canarias «a los efectos oportunos».

Un estudio del Ministerio de Agricultura establece las diferencias entre esta dos variedades de cochinilla. La Dactylopius coccus Costa (cochinilla del carmín o carmín de cochinilla) fue introducida en diferentes regiones de Europa, África y Asia. En Canarias, «la cría de esta cochinilla ha pasado a formar parte de su patrimonio cultural», con la obtención de insectos para la producción de colorante. Sin embargo, la variedad Dactylopius opuntiae (Cockerell, cochinilla del carmín o cochinilla silvestre de México) es bastante más agresiva; de hecho, en la Península Ibérica se ha utilizado para el control biológico de la tunera, que en Canarias, como en otras regiones, ha sido catalogada como especie invasora. En España, la primera vez que se detectó fue en Murcia, en 2007, y desde entonces se ha ido extendiendo a las provincias limítrofes. En Canarias se localizó en La Palma, en 2010, donde se encuentra ya en Tenerife.

Una hembra de Dactylopius opuntiae puede vivir entre 35 y 40 días, frente a lo que ocurre con el macho, con una vida de tres o cuatro días. Cuando la hembra alcanzan la etapa adulta su cuerpo se encuentra recubierto de una masa algodonosa y filamentos céreos y pueden llegar a poner más de cien huevos. El viento favorece la dispersión de la plaga, por lo que El Tablero y la zona del Suroeste chicharrero parece un lugar próspero para ello, frente a la lluvia, que dificulta este proceso, según el referido estudio del Ministerio que aporta el concejal Javier Rivero.

Un ataque mortífero

Esta cochinilla vive en las palas o pencas de las tuneras, donde ocasionan su necrosis, debilita a la planta y puede provocar su caída prematura, afectando a las palas nuevas, lo que a corto plazo acaba con la muerte de la planta.

Los expertos admiten que no existen productos fitosanitarios autorizados para el cultivo de tuneras y los ensayos realizados evidencian la poca eficacia. Por ello, recomiendan impedir que el grado de infestación de la plaga imposibilite la recuperación de la planta, realizar aplicaciones de agua a presión desde que se advierta la aparición de las primeras colonias en los picos de las palas, eliminar las partes afectadas y vigilar la posible reinfección en las nuevas palas, a la vez que recomiendan informar de forma urgente al Servicio de Sanidad Vegetal de la presencia de esta especie para evitar su dispersión.