Los veinte años que han transcurrido desde el cambio de moneda no han sido suficientes para el aluvión de personas que en los últimos quince días han acudido a la entidad bancaria a proceder al canje, no en balde todavía quedaban en España 1.585 millones de euros... en pesetas.

«Aquí vengo con las pesetas de La Ruperta». Así se presentó Margarita Oliva, vecina de La Cuesta, quince minutos antes del cierre de la oficina del Banco de España localizada frente al Ayuntamiento de Santa Cruz y apurando los veinte años que han transcurrido desde que se procedió al cambio de moneda –de la peseta al euro–, que se produjo el 31 de diciembre de 2001, le recordó un trabajador de la entidad que en las puertas se encargaba de hacer cumplir el protocolo de seguridad por la covid-19.

«Para que luego digan que mis hijos no eran ahorradores; el otro día cogí la hucha de La Ruperta –personaje del célebre concurso de televisión ‘1, 2, 3’– y decidí traerla; ni sabía que acababa el plazo hoy», aseguró Margarita mientras sacaba de un saca las bolsas y mostraba en la pequeña mesita utilizada para entregar los números a las personas.

De nuevo, el trabajador insiste: «Por favor, guarden la distancia de seguridad», bajo un calor de justicia, después de solicitar la presencia del director del Banco de España en Tenerife para que atienda a la prensa a las puertas de la entidad, en un intento de garantizar la confidencialidad de los presentes, que esperan en cola, por la escalera, que les toque el turno para cambiar sus pesetas por euros.

«En los últimos quince días hemos recibido a un aluvión de personas que se han acercado para realizar el cambio de moneda, y eso que el plazo acaba hoy», precisa el director de la entidad, Antonio Cruz.

Pese a las prisas y justo la hora del cierre, el responsable del Banco de España en Tenerife precisa que «ocho de cada diez personas que hemos atendido en las últimas dos semanas han venido con pequeñas cantidades que oscilan entre mil quinientas y dos mil pesetas, el equivalente a unos nueve o doce euros». «Pero el dato oficial es que a quince días para el cierre del plazo para realizar el cambio en toda España queda sin entregar el equivalente de 1.585 millones de euros», una cantidad importante pero que, si se contextualiza, supone el 3 por ciento de lo que se tenía que cambiar, precisa el director de la entidad emisora.

En la cola, el hermano de un arquitecto de Santa Cruz, que prefiere preservar su identidad, mientras explica que «recogimos las pesetas que estaban sueltas por el estudio y hoy decidimos traerlas para cambiarlas».

Marta es otra de las vecinas que apura los minutos en el último día para cambiar pesetas. Acude al Banco de España con un carrito llena de bolsas, donde están mezcladas las monedas de diferente valor. «Todo eso ahora hay que clasificarlo y contarlo», le advierte el trabajador que atiende al público a la puerta; «todo aquel que venga antes de las dos de la tarde (de ayer, se refería el director) va a ser atendido; se le entrega un número y se le atiende dentro, aunque las puertas se cierren».

«También estamos dando la posibilidad de recoger las pesetas que nos entregan, en su mayoría mezcladas y en bolsas, y les pedimos una cuenta corriente para, cuando nosotros las clasifiquemos y contemos el valor en euros, proceder a ingresar la cuantía», añade el trabajador de la entidad que, precisamente en el último día de la campaña, no pierde el buen humor y la amabilidad con la que trata al público.

Eso sí, advierte, «no valen todas las pesetas», y se apresura a sacar una hoja en la que advierte que «son canjeables lo billetes emitidos a partir de 1939. Los emitidos entre 1936 y 1939 deben ser examinados por el Bando de España para determinar si procede su canje; este, en su caso, se realizará por su valor nominal»,.En el reverso del documento se añaden las monedas de curso legal a 31 de diciembre que son canjeables, desde la peseta de aluminio blanco, a la moneda de plata blanca de dos mil pesetas. Desde hoy serán de colección.