El comedor social de La Milagrosa, en la calle de La Noria, estrenó el 18 de diciembre pasado un economato social que persigue el retorno a la normalidad de personas que fueron usuarias del servicio y, aunque sin grandes ingresos, pueden adquirir a precios bajos productos para hacer en su casa de comer.

El comedor social de La Milagrosa que regentan desde 1987 las Hijas de la Caridad de San Vicente Paúl ha ampliado su oferta para aquellos usuarios que en su día acudían a diario a almorzar en las instalaciones de la calle de La Noria y que han conseguido mejorar su situación económica sin todas las garantías para reinsertarse de forma total a la nueva normalidad social. Junto a los usuarios, también se pueden beneficiar personas con pocos recursos que, tras pedir cita con la trabajadora social del recurso, se les autoriza a realizar compras en este particular economato social que abrió sus puertas el 18 de diciembre en unas dependencias alquiladas en la calle Ni Fú-Ni Fá y que en las próximas semanas espera abrir sus puertas en una nueva sede, en la misma vía, en un local más cercano a la iglesia de La Concepción.

La superiora de la congregación, son María del Carmen Hernández, nos recibe en la cocina del comedor social, a donde accedemos por la vera del barranco de Santos y nos acompaña hasta el economato social que lleva más de ya cuatro meses en funcionamiento y que cuenta con la colaboración seis voluntarias de las Hijas de la Caridad, que pertenece a la Asociación Internacional de la Caridad de la misma congregación.

Se trata de seglares que prestan su colaboración en favor de los más desfavorecidos y atienden a los usuarios, en su mayoría padres o madres de familias, que acuden al economato social para adquirir los productos con lo que hacer en casa su comida. La clave de este recurso está en la casi totalidad de la materia prima se adquiere al 25 por ciento de su coste real, si bien también hay algunos de coste cero al ser el excedente de las donaciones que recibe el comedor social y que no le hace falta para cubrir la demanda diaria.

Un momento de necesidad

Sor María del Carmen admite que la apertura de este economato social se produjo en un momento de necesidad, coincidiendo con final del año pasado cuando la incidencia del confinamiento, entre marzo y junio, se cebó con las familias y hasta obligó al propio comedor social de La Milagrosa a cerrar las instalaciones y entregar la comida en unos recipientes para cumplir la normativa sanitaria que impide este tipo de actividad en el interior de un salón. Aunque se les entrega comida para el almuerzo y cubrir la demanda de la merienda-cena, sor María del Carmen Hernández admite que se le parte el corazón cuando ve a los usuarios comiendo en el muro del barranco.

Respecto a economato, la superiora de la congregación que integran un total de cuatro religiosas de las hermanas de la caridad –“ y que podemos afrontar el servicio gracias a todo el personal que nos ayuda”, precisa sor María del Carmen Hernández– explica que este nuevo recurso “es mucho más dignificante ya que las familias o los usuarios en general viene a comprar los que les hace falta”.

Tras los primeros usuarios que de forma tímida se convirtieron en los primeros clientes del economato social, con el informe positivo de la trabajadora social, en la actualidad hay una treintena de familias que acuden a La Milagrosa para adquirir los productos con los que luego elaboran sus menú en sus domicilios.

“Aquí ves de todo. Hay muchas familias que gozaban de un puesto de trabajo y que con la pandemia y la crisis social han perdido los recursos económicos de una situación anterior; ahora solo tienen el paro y ese dinero no les permite afrontar los compromisos de los recibos de la luz, el agua, el teléfono y el pago del alquiler”.

“Tienen un poco de dinero y sin tener que ponerse a la cola para recibir la bolsa con comida pueden adquirir los productos”, insiste la superiora de la congregación de las Hijas de la Caridad que tienen su sede en la calle de La Noria.

Sor María del Carmen recuerda que para la puesta en marcha del economato social, en sus primeros tres meses de existencia, contaron con una subvención del Gobierno de Canarias, cumpliendo con todos los requisitos, tales en la cantidad de alimentos que adquieren para luego poner en venta como en el control exhaustivo que realiza la trabajadora social del propio comedor social. Una vez se verifica la situación del demandante, la compra en el economato social se realiza con cita previa, precisa.

La puesta en marca de este recurso fue un viejo anhelo de la propia sor María del Carmen Hernández, quien conoció la experiencia del economato social durante unos ejercicios espirituales que realizó hace diez años en Sevilla. Allí, otra de las hermanas de la congregación compartió la experiencia del recurso que ahora se ha puesto en marcha en la trasera del comedor social.

La experiencia de estos tres meses les ha enseñado a ampliar la oferta respecto a lo que inicialmente tenían, pues se han incorporado productos para celíacos, o también se vende harina para arepas que antes no tenían. Sor María del Carmen Hernández incide en que “nuestra casa está bendecida por la gente, que colabora de forma generosa”. Junto a productos de alimentación, también los usuarios pueden adquirir para la higiene personal o la limpieza. “La lucha es que esto se consolide y que tenga capacidad para más beneficiarios”.

La superiora de La Milagrosa re refiere al comedor donde se reparten bolsas de alimentos. En la actualidad atienden a entre 130 y 140 personas que tocan a la puerta buscando ayuda y siempre encuentran respuesta a su demanda.