Un año un seis meses han transcurrido desde que Olga Cabrera puso en marcha su Urban Anaga, un establecimiento que abrió sus puertas en octubre pasado y que, con medio centenar de habitaciones, logró tener su propia clientela ya consolidada cuando irrumpió el Covid-19. Atendía en su mayoría a turistas, a diferencia de la tendencia que impera en la actualidad, que prima clientes llegados de Gran Canaria y también del Sur de Tenerife. Cuando ya había alcanzado velocidad de crucero en su actividad, apareció el Covid que le obligó a cerrar las puertas del hotel desde el 15 de marzo pasado hasta que la aplicación de la tercera fase le permitió realizar el 25 de mayo.

Ni dudó en ponerse la frente del negocio, para convertirse en la dueña que atendía el teléfono para dar información sobre la reapertura, el precio de las habilitaciones y durar del carro. Poco a poco, se ha incorporado parte del personal, mientras espera que llegue la nueva normalidad que permita retomar la actividad normal, en la que contaba con entre cuatro y cinco recepcionistas, tres camareras de piso y uno de desayuno.

Olga se formó primero como arquitecta técnico porque le atraía la decoración y el interiorismo, una pasión que puso al servicio de los compañeros que acudían al colegio oficial a visar sus proyectos. Su participación en alguna obra le permitió algunos ahorros que le permitieron adentrar en el mundo de la restauración; en la actualidad tiene cinco restaurantes mexicanos -tres de ellos en Tenerife, y dos en Gran Canaria, donde los tiene franquiciados-.

Después de 15 años como aparejadora técnica se planteó ampliar su formación, y cursó la titulación de Arquitectura. En paralelo, esta emprendedora demostró su inquietud no sólo desde su actividad en la "sala de máquinas" del colegio oficial sino también con la restauración mexicana hasta que se planteaó: "¿Por qué no hacerlo?".

Ese día decidió adentrarse en el mundo de la hotelería. Durante meses, casi años se atreve a asegurar, había visto la lucha del personal del Hotel Anaga, entregado en sacar el establecimiento adelante incluso a pesar de la falta de recursos económicos. Le atrajo ese afán de superación y también el emplazamientos. Además, el inmueble le permitía cumplir su sueño: diseñar tanto su rehabilitación como adaptarlo a su concepto estético; casi como un recoleto oásis en el centro de Santa Cruz donde primera la vegetación en una sala de estar coqueta. En la parte alta se localiza la terraza Urban 180, número que significa los grados, en referencias a las vistas privilegiadas que se tienen desde la parte alta del Urban Anaga Hotel, y que explota otra empresa externa.

"Me encanta emprender", afirma Olga Cabrera, que capea contra el temporal de las crisis sanitaria que se ha traducido también en una temporada baja económica. "Desde que abrimos, después del Covid, de las 50 habitaciones que tiene el hotel, solo en dos días ocupamos 35; fue el número más alto, cuando hemos superado el 50% de la ocupación", explica con el desconsuelo de la cuota de mercado que disfrutó hasta que apareció el virus.

Tiene sobre sus espaldas la responsabilidad de tirar para adelante económicamente del hotel, sin el respaldo de las grandes cadenas hoteleras que sirven de "paraguas" a la mayoría de establecimientos de estas características que hay en la capital tinerfeña.

Pero Olga prefiere mirar a septiembre y olvidar las dos últimas semanas de agosto, que se ha registrado un descenso aún en la ocupación. "Seguramente desde la segunda semana se septiembre cambiará la tendencia, cuando comiencen los colegios, o al menos eso espero yo". No oculta su incertidumbre mirando al futuro porque "no sabemos lo que va a pasar; a penas las reservas se hacen con cuatro o cinco días de antelación como mucho".

En la actualidad simultanea la gestión de los tres restaurantes mexicanos con la gestión del hotel, y asegura que no se nota mucha diferencia en la demanda. "El turismo no termina de despegar, solo los visitantes locales", precisa. Además, se da la circunstancia de que los tres establecimientos de comida mexicana están en tres grandes superficie -en los centros comerciales Meridiano, La Villa y Gran Sur-. En el último, todavía no ha "despegado", mientras los restaurantes de Meridiano y La Villa su capacidad se ve limitada porque están en centros comerciales que tienen regulada la presencia de clientes.

Mirando al futuro, la directora del Urban Anaga Hotel confía en que Canarias no sea la Cuba de Europa, y que se activen todas las medidas necesarias para que el Archipiélago sea promocionado como un destino turístico seguro y sea este uno de los atractivos para visitarlos y retomar la nueva normalidad con los bríos de la época dorada que marcaron los visitantes.