Opinión

Náufragos del miedo

Una patera con 31 migrantes llega por sus propios medios a Lanzarote

Una patera con 31 migrantes llega por sus propios medios a Lanzarote / Adriel Perdomo/Efe

Ellos son los náufragos de la incertidumbre. La expresión más descarnada y atroz de lo desconocido, porque en el inmenso y alborotado mar de la migración, existe un elemento omnipresente que los acompaña en el viaje a ninguna parte: el miedo. Son la sensación olvidada por los blancos, el temor que anida en un «hasta pronto» que sabe a despedida. Es el salto al vacío más desesperado. La lucha contra un mar salvador y a la vez un verdugo implacable.

Promesas de madera contrachapada, plástico y barriles como seguro de vida. Y ahí viaja la esperanza. La ilusión por una vida más justa en un continente excomulgado de la dignidad. Navegan en la estrechez de esa patera que se desvanece, la misma en la que el miedo se sienta a tu lado como peregrino de la travesía a ninguna parte. Y solo queda conversar, intercambiar verbos de resistencia, solidaridad y humanidad en el punto intermedio de la adversidad.

Mar y más mar mientras la ruta canaria sigue devastando todo a su paso. Mientras tanto, en el lado bueno de la historia, dictamos sentencia perfectamente acomodados en la prosperidad del sillón. Desde ahí, oradores de la verdad como el primo David manifiestan que «todos son delincuentes y terroristas», porque él vio aquel vídeo armándose para la cruzada contra los canarios. Luego está la tía Macarena, que ha rechazado varios trabajos gracias a los cáncamos y la prestación. Ella y sus amigas dicen alto y claro «que esta gente viene a aprovecharse de los recursos de un país que hemos levantado entre todos los españoles».

Por supuesto, el colega Martín, que no entiende bien la razón por la cual todos tenemos derecho a la atención sanitaria gratuita y universal: «Por ser migrante ya tienen casi 800 euros en el banco, y encima vas a cualquier centro de salud y los atienden los primeros. Hablemos claro, es un chollo venir en patera, que muchos se bajan de la lancha esa con sus móviles de última generación y camisetas de marca; nos llenan los hoteles con todo incluido, que lo sabe todo el mundo».

Sin embargo, alejados del sillón la cosa cambia bastante. Los datos revelan la magnitud de la crisis humanitaria en la ruta canaria: 1.700 personas murieron intentando llegar hasta las islas en 2022. Detrás de las cifras y estadísticas, se encuentran historias humanas de sufrimiento, valentía y esperanza. La comunidad internacional tiene la responsabilidad de abordar las causas subyacentes de la migración forzada, proteger los derechos humanos de los migrantes y refugiados, y buscar soluciones sostenibles y compasivas para esta crisis.

La ruta canaria en patera es un recordatorio angustiante de las tragedias humanas que se despliegan en las fronteras del mundo. Requiere una respuesta urgente y solidaria que reconozca la humanidad y la dignidad de aquellos que se embarcan en este peligroso viaje muchas veces sin billete de vuelta. Al final, el derecho que tenemos a buscar una vida mejor lo marca la distancia en kilómetros. Nos volvemos cada vez menos humanos en una sociedad que saca a pasear ese racismo sociológico que tanto cuesta reconocer y tan poco desmontar.

@luisfeblesc