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La cantina ilegal

Pedro Mengibar

El ring coreográfico

El ring coreográfico

Me encantan los días como el de hoy; días sueltos sin concursos ni galas, días tranquilos que me permiten pasarle un trapo a mi Cantina, cosa que no puedo hacer cuando está a reventar de gente; limpiar un poco, ir a por garbanzas a casa de mi madre y darme un salto a Ravelo a por un par de garrafones.

Justo cerrando la puerta para marcharme llegó Aurelio el Garrapata, que este año puso a su hija en un grupo coreográfico llamado SIN FUNK DAMENTO; él está muy contento porque cree que el grupo acabará yendo a Ños Talent. Con el Garrapata estuve comentando la dificultad que supone aunar en un mismo colectivo, o concurso, grupos tan heterogéneos como los históricos Bohemios con otros tan recientes y modernos que son academias de baile profesionales que funcionan todo el año. Al comprobar la idiosincrasia de los actuales, vemos cuánto les separa de los propios Bohemios o de aquel Sentir Canario, del tristemente ya desaparecido Jackie Romero.

Pues este año han celebrado un concurso en toda regla; en el que otorgaron sus premios, tanto en presentación como en interpretación o coreografía; por cierto, un concurso en el que parece ser que hubo tensión y cruces de palabras delicadas por parte de los padres y responsables de algún grupo. Atrás quedaron las broncas que se producían cada año en el concurso de murgas adultas que hoy en día es un bálsamo; o en el de las murgas infantiles, donde alguna vez voló alguna silla y no por el viento; otro bálsamo actualmente.

Creo que, acabado el carnaval, urge poner orden en un colectivo tan amplio como dispar y tratar de unificar criterios, imponer cordura y que reine la calma, so pena de que su concurso se convierta en un ring coreográfico.

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