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¿Casimiro pierde poder?

Casimiro Curbelo, presidente del Cabildo de La Gomera.

Casimiro Curbelo, presidente del Cabildo de La Gomera. / El Día

El Consejo de Gobierno de Canarias nombró ayer a Iván González Carro, un asesor técnico educativo, nombrado hace apenas dos años, siendo consejera la socialista Manuela Armas, como director general de Infraestructuras y Equipamientos de la Consejería de Educación. González es un funcionario de carrera, maestro de educación especial y con un enorme currículo de servicio en Educación, que incluye haberse ocupado en los últimos meses de distintas incidencias en infraestructuras educativas. Se convierte en director general de Educación a propuesta de Poli Suárez, después de más de un mes y medio de tener la plaza vacante, tras la abrupta decisión de Fernando Miñarro, que dimitió –según dijo– porque no contaba con los recursos necesarios para desempeñar sus funciones.

En realidad, la dimisión de Miñarro, colocado en Educación por Casimiro Curbelo dentro de la política de cruces entre partidos en el Gobierno, auspiciada por el pacto CC-PP, supuso una minicrisis en el ejecutivo, que llevó incluso al consejero a admitir la existencia de «motivos políticos» en la dimisión. Aunque el consejero Suárez no lo dijo, esos «motivos políticos» tenían que ver con el bloqueo de los recursos económicos recogidos en el presupuesto, por parte de Hacienda, una consejería en manos –como Educación– del Partido Popular. Miñarro se refirió explícitamente a su incapacidad para disponer de los medios humanos previstos y poder acometer el trabajo necesario, y también a que desde el Gobierno –a través de la modificación del reglamento orgánico de la Consejería– se pretendía reducir las competencias en materia de contratación de su departamento.

Probablemente, el problema de fondo fuera el bloqueo de Hacienda, que tuvo más que ver con la decisión de la consejera de Hacienda de restringir la capacidad de gasto no comprometido (una decisión aplicada a todo el Gobierno), que con la voluntad de privar a Miñarro de recursos –humanos o económicos– para invertir ex novo en escuelas y colegios.

La dimisión de Miñarro sorprendió bastante. Por inesperada –fue nombrado en las primeras tandas de nombramientos de directores generales, a propuesta de Curbelo, que le había respaldado siempre–, pero también porque era la segunda vez que el cesante protagonizaba una situación conflictiva: en 2022 mantuvo un duro y surrealista enfrentamiento con su consejera, Yaiza Castilla, también nombrada por Curbelo, aunque en el último tramo de la legislatura actuó absolutamente al margen de la disciplina gomera.

Miñarro llegó a ser denunciado –un año antes de las elecciones autonómicas– por su propia consejera, que señaló públicamente su deslealtad con ella, contraprogramando sus comparecencias públicas, convocando a los medios sin su autorización y –¡Anatema!– colocando placas con su nombre en las obras que inauguraba.

Fue ese uno de los episodios más chuscos del Pacto floral. El asunto debió zanjarse con un cese fulminante del director general (o incluso de la consejera, bastante enfrentada a Curbelo) pero ambos permanecieron en activo, mandándose recados en los medios. Tras las elecciones, el líder gomero volvió a colocar a Miñarro en una dirección general inversora, que es a la que renunció en octubre, al parecer desoyendo la petición de mantener la plaza de su jefe y mentor.

La pregunta que se hace todo el mundo ahora es si el nombramiento de Iván González, un técnico sin connotaciones políticas –trabajó con Manuela Armas antes de hacerlo con Poli Suárez–, supone una pérdida de poder de Curbelo. La plaza –que teóricamente le correspondía a la Agrupación Socialista Gomera– ha sido cubierta por el PP, sin que haya trascendido ninguna negociación o contraprestación a los gomeros en la estructura del Gobierno. De hecho, cuando Miñarros decidió abandonar, también produjo sorpresa que Curbelo no lo sustituyera por alguien de su cuerda.

En realidad, lo que ocurre es que el peso de Curbelo en este Gobierno es inferior al que tuvo en el anterior. La participación de los gomeros en el pacto sin nombre de Clavijo y el PP era conveniente, pero no resultaba ab-so-lu-ta-men-te imprescindible como lo fue en la pasada legislatura para sostener al Gobierno de Torres. Curbelo es perfectamente consciente de esa nueva situación, que no tiene que ver con sus propios resultados electorales, sino con la correlación de fuerzas creada por la sustitución de Podemos por Vox en la Cámara regional.

Curbelo es un tipo listo, y ha asumido el nuevo mapa de poder político en Canarias sin alharacas ni estridencias. Otra cosa es que le agrade que le toreen.

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