Opinión

Tamara de la Rosa

Programa tu mente

Un cerebro enfermo de alzhéimer.

Un cerebro enfermo de alzhéimer. / EPE

Se puede decir que en la adolescencia, y en muchos casos en la etapa adulta, es cuando nos damos cuenta que somos lo que otras personas nos han enseñado a ser. Nacemos sin ninguna idea, creencia o valor, y es nuestro entorno más cercano el que nos ha enseñando lo que supuestamente está bien, lo que está mal, cómo relacionarnos con los demás, cómo afrontar determinadas situaciones, valores como la generosidad, el respeto etcétera. En muchas ocasiones, nos damos cuenta no estar de acuerdo con determinadas creencias o forma de comportarnos y es cuando nos toca reprogramar la mente, es decir, re-enseñarle a pensar y comportarse de una manera diferente a la que ha aprendido.

Lo cierto es que si queremos que nos ocurran cosas diferentes como por ejemplo: aprender a disfrutar del día a día, aprender a no ahogarnos en un vaso de agua, afrontar las dificultades de mejor manera, aprender a no darle tanta importancia a lo que piensan los demás, aprender a ser feliz con lo que tenemos, aprender a confiar en nosotros mismos etcétera, está claro que algo tenemos que cambiar.

Algunas claves para reprogramar la mente:

1. Lo primero que tienes que saber es que la mente no se programa de un día para otro. Esto es un trabajo donde la constancia y paciencia van a ser tus mejores herramientas. Si eres constante a pesar de no ver resultados inmediatos, te aseguro que en poco tiempo los verás. Date cuenta que estás enseñando a tu mente a pensar de una manera totalmente diferente a la que está acostumbrada. La estás reeducando. Primero hemos de romper el esquema mental o hábito de pensamiento destructivo que tenemos grabado a nivel inconsciente, para poder sustituirlo por otro saludable.

2. Si algo de tu vida no te gusta, cámbialo. Si no puedes cambiarlo, acéptalo. Comienza con anotar en un papel lo que quieres conseguir. Está demostrado que el cerebro adquiere mayor compromiso con todo lo que ve por escrito. «Deseo ganar seguridad». De la misma manera anota por qué quieres este cambio y los beneficios que obtendrás cuando lo consigas. Es tan importante el «qué» como el «cómo».

3. Visualiza: está claro que conocer el qué y el cómo son requisitos imprescindibles para el cambio, pero igual de importante es el cambio en nuestra identidad. ¿En qué tipo de persona me quiero convertir para conseguir «X» haciendo «Y»? Identificarte con el tipo de persona que quieres ser aumenta la probabilidad de cambio.

4. Pasa el antivirus. Nos pasamos la mayoría del día utilizando un lenguaje negativo (esto es, muy difícil, esto no está hecho para mí, soy incapaz,) Es como tener un virus. Lo primero que debemos hacer es identificar la negatividad de nuestro diálogo interno porque este se va a trasformar en pensamiento, y este pensamiento condicionará tanto nuestro estado de ánimo como nuestro comportamiento. Ten en cuenta que tu forma de pensar y creencias del pasado han creado tu presente. Por lo tanto, tus pensamientos y creencias del presente están creando tu futuro.

5. Aprendemos a base de repetición. ¿Cómo te aprendiste la tabla de multiplicar? A base de repetición. ¿Cómo aprendiste a escribir sin faltas de ortografía? Escribiendo de manera repetida la palabra bien escrita. Ahora toca grabar una nueva forma de pensar. Escribe y repite afirmaciones positivas cada día mientras haces tus labores cotidianas, mientras te duchas, vas en el coche y, sobre todo, cuando detectes que tu diálogo interno negativo sale a la luz. Al repetir afirmaciones positivas estarás reemplazando esas creencias negativas. Repetir una afirmación provoca una actividad neuronal, te estás reprogramando a ti mismo. Al principio es normal que tu mente se resista al cambio pero ante eso, recuerda el poder de la constancia.

Suscríbete para seguir leyendo