Opinión | EL RECORTE

Mala estrategia

Penalistas cuestionan que la reforma de la malversación por la UE termine obligando al Gobierno a rectificar

Penalistas cuestionan que la reforma de la malversación por la UE termine obligando al Gobierno a rectificar

Alguien debería decirles a los gobernantes de esta Guanchilandia que no presuman más de la cantidad de dinero de la que han disfrutado en estos cuatro años. Cállense la boca, coño, que suena fatal. Es como una cuadrilla de asaltantes que se parte de la risa por la cantidad de pasta que le sacaron a sus víctimas.

Cada vez que gritan en un barranco electoral eso de que "hemos tenido recursos públicos que nadie" el eco les devuelve una respuesta cabreada: "pero nos han dado lo mismo de siempre". Las dos cosas son verdad. Tenemos más colas de gente que esta esperando para una vivienda. Tenemos más pacientes esperando una operación quirúrgica o una consulta médica. Tenemos la misma mierda de siempre, pero algunos aseguran que ha tenido más recursos que nunca para cambiarlo. Por la boca muere el abadejo, viejo.

Decía Guerra, el torero, que lo que no puede ser no puede ser y además es imposible. El propósito de quienes han cogobernado todo esto consiste en demostrar, a lo largo de esta campaña electoral, que las cosas están mejor que antes. O sea, que se han propuesto luchar contra la realidad. Hay que estar muy tostado o vivir en otro mundo para asegurar que estamos mejor en medio de la tormenta inflacionaria que ha empobrecido a todo quisqui.

Los impuestos al consumo han deslomado a las clases medias y han batido todos sus récords de recaudación. Y cada euro de más que se ha recaudado es un euro de más que ha pagado la gente en la caja del supermercado o en la gasolina del coche. Lo mejor que puedes hacer es no recordárselo.

El encarecimiento del costo de la vida ha sido causado por unos gobiernos que entraron en pánico. Aquel virus tan mediático, del que ya nadie habla, como si no existiera –sí existe, solo que ya no nos dan miedo con él– provocó que ordenaran irregularmente prisión domiciliaria para todos los ciudadanos. Promovió un pelotazo farmacéutico, porque se compraron masiva y desesperadamente miles de millones de vacunas fabricadas a uña de caballo, incumpliendo todas las garantías, o millones de unidades de material sanitario ahora arrinconado. Y sirvió que nos obligaran a la fuerza a tener un Pasaporte covid que ahora no vale para nada.

El comercio europeo entró en barrena. Tuvieron que emitir más de dos billones de euros de crédito. Eso disparó los precios. Y los mismos gobiernos para frenarlos, a través del Banco Central Europeo, han subido los tipos de interés. Las familias que pagan hipotecas están deslomadas. Los alquileres están disparados. La factura de la luz o de los combustibles se disparató. Los precios de los alimentos ascendieron a los cielos. ¿De verdad creen ustedes que alguien debe presumir de toda esta gigantesca chapuza?

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