Opinión

Pedro Alfonso

El que olvida la historia está condenado a repetirla

La combinación de conocimiento, experiencia y comunicación es un lujo que debemos adoptar en todos los niveles sociales, políticos y económicos

Las mejores empresas para trabajar son las que atraen talento

Las mejores empresas para trabajar son las que atraen talento

Ninguna sociedad que se precie de eficiente, puede desdeñar la aportación del talento de los seniors.

La combinación de conocimiento, experiencia y comunicación es un lujo que debemos adoptar en todos los niveles sociales, políticos y económicos.

Es la manera natural de evolucionar basándonos en la experiencia, en unos procesos o decisiones adquiridas que, si las trasmitimos a la siguiente generación, estamos apostando a ganador.

Está muy bien que las nuevas generaciones partan de una base tecnológica superior a las anteriores, pero son solo herramientas. El fin último de una empresa no consiste en encender una máquina, sino que aporte, de manera eficiente, el mejor resultado.

Hace 50 año los cálculos se hacían en una hoja y las anotabas con un bolígrafo, siempre que las buscaras previamente en una enciclopedia lo menos obsoleta posible.

Hace 30, llegaron a nuestra vida las primeras computadoras, casi mecánicas, o las calculadoras de bolsillo para mejorar los cálculos y dar mayor rapidez a los resultados solicitados.

Hoy en día las tabletas, smartphones, internet, wi-fi nos dan la información en fracciones de segundo, mientras miramos de reojo la llegada de la Inteligencia artificial.

Pero son sólo herramientas. Y el que olvida la historia está condenado a repetirla. El conocimiento viene enlatado, la interpretación y la deducción siguen siendo patrimonio de los seres humanos. Al menos de una gran mayoría.

Por ello, repito, es un lujo incorporar, como asesores a la dirección o a los técnicos de las empresas, el caudal ilimitado de hábito y conocimiento de los seniors, ya jubilados, como una mejora del valor que añadimos a las empresas.

El binomio entre la fuerza y empuje juvenil con la experiencia, también necesita que desde la administración pública se incentive su incorporación para que su coste sea asumible. Al fin y al cabo, esta inversión en productividad conlleva mayores beneficios empresariales, salarios, consumo y recaudación de impuestos.

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