Antes de mayo

Antes de mayo veremos proezas increíbles, inauguraciones, convenios y fotos, muchas fotos. El fútbol y la política se parecen en su forma de afrontar los últimos cinco minutos, ese denodado esfuerzo por maquillar el desastre inmediatamente anterior. Es asombroso el poder de las emociones para subvertir la realidad y que la derrota mute en agónica victoria porque al final, tiene que parecer lo que no es. De idéntica manera, se maneja el sentimiento patriótico, la mentira de las banderas y los himnos, como símbolos de la ficción colectiva. Y antes de mayo, en el palco del estadio se sentarán los servidores de lo público junto a las fuerzas vivas que la sociedad reclama para mantener la ilusión de los colores y las pasiones, como la proyección de una identidad que vive del gol y del dinero que circula por el sistema fama. Y lo mismo da si empatamos o perdemos, pues mañana comenzará otro encuentro, una nueva y trascendental reunión entre alcaldes y presidentes que apuran las opciones de continuar haciéndonos creer que debemos creer en ellos. Antes de mayo, yo prometo, yo firmo, yo anuncio, y todos ustedes son importantes, son valiosos, los necesitamos aquí y ahora en la defensa de la selección española que de repente es tan querida, tan cercana, tan humana, como los afiliados y simpatizantes de nuestras siglas, de la marca que representamos, aunque nos hayamos peleado y finjamos que hacemos las paces, y que el arte de lo imposible corra por el campo de juego y llene las urnas huérfanas de amor. Antes de mayo, meteoritos gomeros resonarán en los cielos de Canarias, el Teide explotará en Arona y el pacto de las flores se llenará de espinas. No sé contra quién jugamos pero tengo clarísimo que antes de mayo ganaremos el mundial.

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