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Un realejero ante la Gesta del 25 de Julio de 1797

Acercarnos al conocimiento de lo que ocurrió entre los días 22 al 25 de Julio de 1797 nos sitúa ante un amplio corpus documental que permite al investigador –o lector interesado en su análisis– detenerse ante tal hecho histórico desde diversas perspectivas. Dentro de esas aportaciones incluimos y analizamos en el presente artículo la oración ofrecida en el año 1864 por el realejero Silvestre Machado y Barrios, cuya vida se asocia a diversas parcelas del conocimiento, desarrollando la función de canónigo magistral de la Santa Iglesia Catedral de la Diócesis de Tenerife, examinador sinodal de su obispado, catedrático de San Fernando, profesor de religión e historia sagrada en el Instituto provincial de La Laguna, socio de la Real Sociedad Económica de Amigos del País de Tenerife, entre otros muchos cargos a lo largo de su fructífera existencia.

Para el caso que vamos a analizar destacamos su condición como primer Magistral de la Iglesia de Tenerife desde 1855 hasta 1877. Durante tal periodo de tiempo, según el juicio de contemporáneos, tendría un importante papel como orador sagrado, reuniendo excepcionales cualidades que demostraba en cada una de sus intervenciones, «pues en Machado se reunían la elevación del concepto con la pureza de la palabra y con la más estética y delicada acción, no hay para que decir que llenó de un modo digno y completo los deberes de su cargo», tal y como llega a citar en un artículo el periodista Ramón Gil Roldán.

Su intervención sobre la Gesta tendría el siguiente título: «Oración que en el solemne aniversario celebrado en la Parroquia Matriz de esta ciudad de Santa Cruz, capital de las Canarias, en acción de gracias al Todopoderoso por la victoria obtenida sobre la escuadra inglesa el 25 de julio de 1797», cuyo ejemplar se encuentra disponible en el fondo de la Biblioteca de la Universidad de La Laguna y al cual hemos logrado acceder vía online.

Las primeras palabras de Machado y Barrios recuerdan el valor, el patriotismo, la gloria y la admiración que para el pueblo representa la victoria de la isla sobre la escuadra de Nelson. Muestra que Santa Cruz de Tenerife debe anunciar con orgullo la defensa realizada en ese contexto. En el acto, el orador se llega a dirigir con gran emoción a los feligreses asistentes 67 años después del episodio, pudiendo encontrarse en el mismo espacio algún testigo de aquella hazaña. Para él, «los hijos de Tenerife no olvidarán jamás ese día de luto y de sangre, en el que se escribió una página brillante entre las muchas que forman la historia de nuestra nación», dejando su intervención una onda intensa de reflexión, permitiendo a los fieles recordar o imaginar las características de un ataque en el que «el genio del exterminio tendía sus brazos de gigante para desaparecer del mundo a un pueblo que defendía su libertad y su honra». Sobre la llegada a Horacio Nelson cita algunos detalles correspondientes al tipo de armamento y la defensa que se llegaría a encontrar, suponiendo en su oración que el contralmirante debió entonces recordar la dificultad de otras incursiones inglesas en suelo canario, tal y como sucedió especialmente en Tenerife, Gran Canaria, Fuerteventura, Lanzarote y La Gomera.

Al citar pueblos que han defendido la libertad no duda en agradecer la labor desarrollada por los habitantes de Santa Cruz de Tenerife, La Laguna y La Orotava, así como «otros de la isla, que se le unieron para impedir su humillación, evitar su ruina, detener su sacrificio, salvar su nombre y ennoblecer su historia».

Diversos hechos y acontecimientos expuestos por el orador realejero Silvestre Machado y Barrios en un contexto de recuerdo y exaltación hacia los héroes que actuaron en defensa de Tenerife. Una oración que nos aproxima ante un suceso que marcó el rumbo de nuestra trayectoria histórica 225 años atrás.

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