José Miguel Barragán y Rosa Dávila ofrecieron ayer una rueda de prensa en la que acusaron en estéreo a Ángel Víctor Torres de ser el responsable del ninguneo de las Cortes al Régimen Económico y Fiscal y al Estatuto de Autonomía. Le recordaron que en 1993, hace ahora 28 años, el entonces presidente socialista de Canarias, Jerónimo Saavedra, perdió su puesto “por su falta de empuje y diligencia en la defensa del REF.”

Es cierto: sucedió cuando no habían pasado dos años desde el Pacto de Hormigón entre Saavedra y Hermoso, y las Agrupaciones Independientes de Canarias –Coalición no existía aún– hicieron saltar en pedazos el acuerdo de legislatura suscrito con los socialistas, tras llegar secretamente a un nuevo acuerdo con Lorenzo Olarte, reconvertido al nacionalismo como líder del Centro Canario Independiente. El acuerdo además de implicar a las Agrupaciones Independientes y al partido de Olarte, se firmó con Ican, con Asamblea Majorera y con un minúsculo Partido Nacionalista Canario, que servía de guinda a ese pastel. Ese extraño pacto, que convertiría a Hermoso en Presidente del primer Gobierno nacionalista en las islas y permitiría la presentación unitaria de todas las fuerzas nacionalistas y afines del Archipiélago en las elecciones legislativas de 1993, tuvo un enorme alcance: Coalición Canaria monopolizo el poder regional durante los siguientes 26 años…

La censura se preparó con gran cautela, engañando hasta el último minuto a Saavedra, al que se destituyó por sorpresa, y sin advertir previamente a las organizaciones empresariales y poderes económicos de Tenerife, que habían muñido dos años antes el acuerdo entre Hermoso y el socialista. La censura fue uno de los acuerdos políticos más difíciles y complejos jamás cerrados en el archipiélago: se trataba de meter en el mismo saco a enemigos irreconciliables como Hermoso y Olarte o como Olarte y Mauricio, y también de presentar como un proyecto homogéneo la suma de proyectos ideológicos tan diferentes como los de ATI o Ican. Los partidos que apoyaron la censura, y que fundarían poco después la coalición electoral Coalición Canaria, querían que la censura fuera entendida por los electores como una respuesta a la posición descafeinada de los socialistas canarios en la defensa del REF ante Madrid. Sin embargo, los fueros negociados por el Gobierno de Canarias con el Ministerio de Economía y Hacienda pasaron prácticamente inadvertidos en el debate de investidura, a pesar de haber sido la cuestión que desencadenó la ruptura del Gobierno. Sólo el diputado Francisco Ucelay, uno de los líderes de CEOE Tenerife (suya era la frase: “nunca sé cuando estoy en la CEOE y cuando en las reuniones de ATI. Siempre somos la misma gente…”), insistió en que la ley ofrecida por el Ministerio no satisfacía las demandas insulares.

El REF sirvió de argumento para sustituir a Saavedra por Hermoso, elegido presidente del Gobierno regional por una ajustada mayoría de 31 votos a favor, 23 en contra del PSOE y 6 abstenciones del PP. El PSOE quiso primero evitar la censura convenciendo a dos diputados de las AIC de Lanzarote para que no se presentaran a la votación –fueron localizados y ‘convencidos’ para que votaran– e intentó después impugnar sin éxito la votación, alegando que Dimas Martín no podía votar por estar inhabilitado por el Supremo.

26 años de poder, ganados tras un pulso por el REF… pero a pesar de las advertencias coalicioneras a Torres, es muy difícil que esa historia se repita de nuevo. Sólo Román Rodríguez tiene la llave para que eso pueda ocurrir. Y no creo que vaya a abrir con ella la caja de Pandora.