Según Sanidad del Gobierno de Canarias, noticias publicadas también en los medios de comunicación, tanto hablados como escritos, las casi ochocientas personas fallecidas en nuestra comunidad autónoma durante la pandemia del COVID19 sufrían patologías previas. De la misma forma que al principio parecía ser una enfermedad que azotó gravemente a las personas mayores de sesenta años, parece que también ha habido muchos casos en otros rangos de edad e incluso en menores.

Dado que uno empieza a estar cansado de tanta falsedad política, de tantos mentirosos compulsivos sin escrúpulos y de tantos engañabobos, hace al final sus propias conjeturas. Así que empecemos por el principio, cuando anunciaron que el Coronavirus o COVID19 era una simple gripe, que pasaría por el país sin mayores consecuencias y que se curaría con un simple analgésico o con paracetamol. Después anunciaron a bombo y platillo que la pandemia provenía de un laboratorio chino en el que jugaron a ser dioses y que la infección empezó por un traspaso de animal a persona en el que el murciélago tenía toda la culpa. No soy muy de complots pero creo que la finalidad era cargarse a la mayor parte de pensionistas y que nadie se enterara. Como el fin justifica los medios, no sabíamos el alcance tan grave porque no nos mostraban imágenes reales de la tragedia, hasta que voces discordantes comenzaron a mostrar lo que ocurría en IFEMA, las UVIS de los hospitales sobrepasadas de enfermos en estado comatoso, sin tratamientos específicos por desconocimiento de cómo afrontar la enfermedad y, los miles de ataúdes que escondieron a los ciudadanos que demostraban que el bicho mataba sin piedad.

¿Cómo es imposible sustraerse a esa realidad? Médicos, enfermeros, biólogos y científicos salen a la palestra con valentía para hablar de la desventura de cada “AGRACIADO” al que le tocó la lotería del COVID, afirmando que los políticos ordenaron que nos mintieran descaradamente achacando cada muerte a patologías previas. Nos confinaron, se cargaron la economía del país y nos hicieron comulgar con ruedas de molino implantando una dictadura sin igual.

Lo de las patologías previas como excusa para todo ya no cuela. Al ser humano, desde que empieza su crecimiento laboral, económico y familiar, desde que firma la primera hipoteca, vamos, ya le cae encima una enfermedad. Sin ir más lejos, un servidor con treinta años ya tomaba Cesplón para defenderse de la herencia materna de tensión alta, enfermedad que han sufrido bisabuelos, abuelos, padres y, sufren hermanos, hijos y sobrinos. Así a otro con la milonga de las patologías previas. En mi cruzada a favor y defensa de los enfermos de diabetes, la asesina silenciosa, no logro averiguar cuántos fallecidos han sido exactamente por esta causa. Supongo que los médicos, quienes firman los certificados de defunción, saben las cifras exactas, pero no veo a nadie tan preocupado al mismo nivel que el COVID, para luchar por la erradicación, más bien son muchos los que viven a costa de esta pandemia con mucha más mortandad que el dichosos Coronavirus que ha cambiado nuestras vidas radicalmente.

En mi tesonera testa han encontrado la horma de sus zapatos y, pese a veladas amenazas que he recibido, sigo incrementando el número de afectados que comulga con mis mismas ideas, esperando también seguir agrandando la cifra sin ayuda de ningún organismo o asociación, pues me he dado cuenta que creen firmemente que la enfermedad no tiene cura, salvo la prevención y el tratamiento, por lo que seguiremos luchando denodadamente por nuestros intereses. ¿Por qué otras enfermedades no reciben la misma atención? ¿ Qué les hace ocuparse de unas con celeridad y de otras alargar los estudios en el tiempo? ¿Acaso el Coronavirus poco a poco no irá desapareciendo? No hay respuestas porque existen demasiados intereses creados, lamentablemente, el oscurantismo rodea a los gestores de estas situaciones, también la falta de previsión y, sobre todo, decir la verdad, aunque duela. Los afectados de la diabetes sufren en silencio su dolor en espera que un temido infarto súbito acabe con el poco disfrute de la vida.

Tenerife ha sufrido durante más de un mes ese horroroso acontecimiento de la pérdida de unos angelitos a manos de un celoso personaje que no debiera hacer nacido. Cuanto dolor y tristeza causada innecesariamente. CON DIOS.