En una lectura de la Agencia Tributaria sobre el IRPF, el municipio más pobre de los 81 municipios de Canarias es Garafía, con unos 12.000€, mientras Santa Brígida superaba los 28.000€. Comparando rentas y recursos, resulta obvio que hemos tenido un modelo económico alejado del territorio y de los recursos locales, es más, dicho modelo amarra e hipoteca cualquier planteamiento de presente y futuro, y la actividad económica local, concentra la población, en núcleos urbanos, creando situaciones de dependencia, importando alimentos, con gran consumo energético, de eso que ahora llamamos huella de carbono. Separando población y territorio, y lo que es más importante, empobrecimiento de aquella cultura que mantenía una gestión del territorio, población y entorno, agricultura, ganadería medio ambiente.

En Garafía se celebraba la mayor feria ganadera de Canarias, San Antonio del Monte. El municipio tenía una gran actividad agroganadera, gestionando el monte, la agricultura, cultivo en rozas, cercos para ganado, actividades agroforestales, campesinos, niños y territorio. Había seis u ocho colegios, hoy ¿dos?. Es necesaria la gestión viva del monte, retirada de pastos e incorporación del pastoreo, haciendo prevención de incendios, ahora los campesinos apenas tienen actividad agroganadera.

La lectura que podemos hacer en febrero del 2021 tiene poco que ver con los datos comentados anteriormente, sobre pobreza y riqueza. Garafía se ha Revalorizado salud, medioambiente, naturaleza, mientras Santa Brígida y el mundo urbano tiene serios interrogantes. El Covid-19, el cambio climático y la crisis del turismo, y las últimas declaraciones de Ángela Merkel sobre el glifosato y los interrogantes que tiene para la salud de los humanos y las abejas, lo que está ocurriendo en La Amazonia (Norte de Argentina), Paraguay con la soja y el agotamiento de los suelos a lo que hemos de añadir las hierbas resistentes a los herbicidas, es decir, los planteamientos de aumentar los rendimientos agrarios, con mejoras genéticas, semillas híbridas, fertilizantes, mecanización, equipos de riego, etc.

Con la supuesta revolución roja, durante la “guerra fría”, hemos tenido una bonanza productiva de una industrialización del campo y la agricultura industrial con costes ambientales no valorados (léanse Primavera silenciosa Rachel Carson DDT - 1962) y la salud, por ello, lo del glifosato y el mayor imperio agroquímico (Bayer- Monsanto). Alemania 2023 es una referencia muy seria que genera muchos interrogantes, ya que impone que el campo lo hemos de manejar con más campesinos, y ello lleva implícito alimentos más caros, ya que es posible poner un campo a producir con “esclavos”. Los alimentos más sanos, han de producirse con más sudor y menos química, buen paso para la salud y el medioambiente, parece que estamos en el comienzo de una nueva época, en la que la agricultura ha de tener en cuenta una cultura próxima a la naturaleza, actividad más sostenible, social y ambientalmente, actividad que requiere un campo con campesinos en la Alemania post 2023, ¿y Europa?

La lectura de riqueza y pobreza que hacíamos hasta hace unos días, tiene dificultades. Los últimos acontecimientos nos hacen mirar hacia detrás, para avanzar. Ya no es viable la agricultura como una actividad industrial, fertilizantes, el control químico de la naturaleza, producir semillas homologadas como quien produce tornillos, vacas manantial, pollos y cerdos en granjas industriales, campos-fábricas de soja en las que sólo crece soja y apenas quedan otros seres vivos, ni siquiera otras plantas, gestión de montes y naturaleza sin pastores ni ganado, limpieza del campo con herbicidas, lucha contra el fuego sin pastores ni campesinos que retiren pinocha y matorrales del mundo rural. La Grafía Vaciada, el espejismo de riqueza en Santa Brígida.

Los últimos acontecimientos nos obligan a otra lectura, sobre riqueza y medioambiente.

Ángela Merkel ha tomado una decisión de una trascendencia para el mundo rural que no hemos valorado. ¿No queremos gestionarlo on-line, desde el gimnasio o la plaza del pueblo?. Las máquinas nos ayudan, pero el campo requiere campesinos, son básicos en el agro. ¿Vamos a la desglobalización en la producción de alimentos?, ¿podemos seguir sin política agraria en Canarias?, ¿todo dependiendo del mercado internacional?. Más de un millón de kilos de alimentos importados al día, parece que estamos al borde en la vera de cambios significativos, en el campo y en la economía del mundo, la agricultura y los campesinos no son actividades marginales. Tenemos que desterrar la desafortunada frase de “el que sirve, sirve y el que no para el campo”. “El campo no es una cosa de marginados, no señores y señoras”.