Mañana finaliza la Semana Europea de la Movilidad, termina un bombardeo informativo cuyo objetivo es fomentar el transporte público, montar en bici y gastar suelas... Cualquiera de esas opciones es válida para dejar abandonado el coche en casa o en su defecto aparcado lo más cerca posible... Todo eso de ser cuidadoso con el medio ambiente, favorecer el uso de las energías limpias o concienciarnos de que el coche es altamente adictivo está bien, pero probablemente esa fiebre por el movimiento respetuoso que nos ha entrado de golpe se transformará en una moda pasajera en cuanto arranquemos el motor del utilitario para ir a comprar dos barras de pan o un cartucho de churros a la tienda de la esquina.

La movilidad, al igual que el cambio climático, no es un tema baladí... Puede que el deshielo de un glaciar del Territorio Yukón (Canadá) nos quede a desmano, pero hay consecuencias que se hacen visibles en la arena de La Tejita (El Médano). Esa ideal global de que la Tierra está en peligro de extinción no ha calado, a pesar de que una dana, anteriormente conocida como una gota fría, arrase la mitad de un país y se lleve por delante la vida de media docena de personas. Lo de dar pedales para no contaminar es algo que queda de cine en la foto, un gesto "o sea" que tiene la misma repercusión que el título del libro de Fernando Fernán Gómez que incitaba a que Las bicicletas son para el verano: en otoño volvemos al coche.