Me viene a la cabeza una canción de Pastora Soler, preciosa melodía que refleja la Falta de Costumbre de cuidarnos y gestionarnos a nosotros mismos, de autogobernarnos.

"Tenemos la mala costumbre de querer a medias, de no mostrar lo que sentimos a los que tenemos cerca, de echar en falta lo que amamos, solo cuando lo perdemos es cuando añoramos. Tenemos la mala costumbre de perder el tiempo buscando tantas metas falsas, tantos falsos sueños. Tenemos la mala costumbre de buscar excusas, para no desnudar el alma y no asumir las culpas."

Cualquier desarrollo de un buen liderazgo pasa previamente por la gestión de uno mismo, desde ahí ganamos autoridad para gestionar a nuestros equipos, a nuestro partido político, a nuestra ciudadanía, a nuestro municipio, cabildo, área... En definitiva, nos preparamos para ganar y lograr el gobierno.

Hoy ya sabemos que la carrera política esta sumergida en el mar de la incertidumbre, todo es volátil? y ya el cambio ha sido desplazado por "el continuo movimiento". Alcanzar nuestra estabilidad y conjugar todos nuestros intereses requiere de una toma de conciencia que pasa por analizar qué estamos haciendo con nosotros, ese check list personal que el tiempo, la velocidad y nuestros equipos de alguna manera nos limitan.

Durante nuestras sesiones de trabajo, profundizamos en infinidad de aspectos con el cliente, y se hace necesaria una pregunta: ¿cómo vamos de vulnerabilidad, esa vulnerabilidad atractiva, seductora de aquellos comienzos?, ¿la recuerdas?, la que te lleva a ese sentimiento de humildad que te empuja a la preparación, a una mayor planificación, a definir una estrategia, a la reflexión, a la credibilidad. Si nos sentimos vulnerables desarrollamos la compasión con nosotros y con los demás.

Y lo mas importante, la dosis justa de vulnerabilidad te facilita negociar desde un ganar-ganar, te permite interiorizar que todo no esta ganado, porque realmente hoy en día pocas cosas están garantizadas. Tu vulnerabilidad te facilita que tu discurso político sea mucho más emocional, y genere una conexión mayor, llegas más lejos y a más personas sin tanto esfuerzo.

La dosis justa de vulnerabilidad te provoca cuestionamiento, y tú mismo necesitas convencer, lo que provoca un chequeo regular en el cumplimiento de tus objetivos, un deseo constante de contrastar.

El día de la toma de posesión de nuestro actual presidente del Gobierno escuché unas palabras de su padre muy tiernas, de un padre orgulloso, muy emocionales. Decía algo así como que "le reñiré si no hace las cosas bien, que tenga cuidado"? Eso que nos pasa como una anécdota conecta con el grado de vulnerabilidad necesario que con el paso del ejercicio de gobierno vamos perdiendo, nos vamos alejando cada vez más de la realidad, entrando en otra dimensión. Es como si nuestro campo de visión se redujera, como cuando vamos en un coche a gran velocidad y nuestro campo visual se reduce, unido a que a esa velocidad del día a día, se nos hace muy difícil hacer una parada necesaria, de boxes como en la formula 1.

No tengamos miedo de asumir que tenemos miedo, y dejémonos sentir esas sensaciones cuando las cosas no salieron como nosotros hubiéramos deseado; asumamos nuestra responsabilidad, y pasemos por esa contrariedad, siendo conscientes de ella, para permitirnos aceptarnos en nuestra nueva situación; evitemos expandir nuestros sentimientos hasta que lleguemos a la fase de aceptación, canalicemos el dolor pero no públicamente. Provoca una perdida de valor de nuestra marca política.

Quizás deberíamos de plantearnos qué huella queremos dejar, o tomar conciencia de que nuestra salida de un gobierno para una oposición, otro cargo público, es el inicio de nuestro camino de regreso al poder, es sólo una oportunidad que se nos presenta, ni siquiera es una derrota, porque hoy ni ganar es vencer.

*Psicóloga. Coach Político. CEO ETIK

@EtikMaite www.etikpolitica.es