Ahora le tocó a las abejas. No valía con robar aguacates, sacos de papas o naranjas, ahora los malandros se están mamando las colmenas de abejas para revenderlas. Sinvergüenzas. Dentro de poco robaran hasta los calzoncillos de los agricultores. No es broma. La apicultura era un sector en alza que daba resultados. La gente del campo ya pasa suficientes penas, por una miseria de dinero, como para que estos desalmados destrocen su trabajo.

A las malas cosechas por las sequías y la muerte de muchas abejas por el uso de pesticidas, se ha añadido ahora que se maman las colmenas directamente. Como el que revienta la tragaperras de un bar. De locos. Como decía la compañera de este periódico, Dalia Guerra, que escribió un magnífico artículo sobre este tema, lo hacen sin dejar rastro. Pasa lo de los aguacates, hay demanda grande de miel y hay poca. Y entonces llegan los lajas, roban y revenden. Tráfico de abejas.

Los apicultores lo están pasando mal. Representantes del sector ya han dicho que no es fácil robar una colmena. Si yo tengo que cargar con una caja llena de esos bichos me meo encima. Por eso se sospecha que es gente del sector y me consta que la Guardia Civil está investigando el tema y tiene pistas certeras. Alguno se va a llevar un susto en breve y no serán unas picaduras. Los tienen acechados y los van a trancar. Lo dicho, malandros.