Del plató, al plato. La eclosión de los rodajes en Canarias está generando una industria en constante crecimiento: más producciones, más inversión y más contrataciones directas de profesionales.

Este auge lo está saboreando y paladeando Thomas Leeb, austriaco afincado desde 1984 en Gran Canaria, quien comenzó de jovencito en el oficio echándole una mano a sus padres en un restaurante en Las Palmas. Su trayectoria está avalada por la presencia continuada en las finales a mejor cocinero de Canarias, soles Repsol y recomendaciones Michelin, además de su participación como jurado en diferentes certámenes o también la capitanía de la selección canaria de cocina en el campeonato Nacional de 2018, alzándose con el tercer premio.

Hasta el 2016 regentó el restaurante Thomas algo?, un proyecto propio en la ciudad de Las Palmas, galardonado con 2 Soles Repsol y recomendado en la Guía Michelin. El éxito fue tal que tuvieron que mudarse de local. Al final decidieron vender. Thomas ejerció entonces como chef ejecutivo del emblemático hotel Santa Catalina y su restaurante La Terraza de Thomas, fue incluido en el 2017 en la Guía Roja. Pero entendió que necesitaba autonomía y mientras asesoraba varios proyectos, un buen día sonó el teléfono.  

Una productora le ofrecía el papel de catering en un rodaje. «Y la verdad es que les gustó». Así fue cómo desde 2019 y junto a su mujer, Pilar Sosa, montó la empresa Film Catering Chef Thomas Leeb S.L.U. «donde cualquier evento en cualquier lugar es posible celebrar», reza su eslogan. Y desde aquella primera prueba no ha parado de protagonizar películas, series de televisión, spots de publicidad.., y un sinfín de actos, aunque algunas veces el nombre de su empresa no figure en los créditos.

Una productora le ofreció en su día el papel de catering y ya no ha parado de ser protagonista

Entre otros proyectos, Thomas y su equipo han intervenido en películas como Black Beach, series como Memento Mori, spots publicitarios para Thierry Mugler, reality shows como Love Island, programas de la MTV, galas para la Televisión Autonómica de Canarias, y un largo etcétera.

El catering cuenta con una capacidad inmediata para 230 comensales, y la posibilidad de ampliarla a 500 asistentes. También dispone de una central de elaboración junto con una cocina itinerante. La logística tiene su miga: «Supone movernos todos los días a una ubicación diferente, cargar y descargar todo el material en el lugar convenido para dar servicio de desayuno, un snack-bar, almuerzo, cena, la recena, el refuerzo con bocadillos y picoteo a las tres o las cuatro de la mañana...».

Thomas explica que se trabaja sin horario definido: «Tenemos que adaptarnos al tipo de escena y también al número de tomas que el director decida grabar», de tal manera que un buffet puede abrirse a las doce o bien retrasarse una o dos horas. Pero de la misma manera puede adelantarse y hay que estar atentos. «En ese sentido es bastante caótico». Pero la cocina nunca puede retrasarse, si no, 160 personas se quedan colgadas.

El nivel de exigencia es alto. «Allí donde nos indique la productora, y sea a la hora que sea, en un barranco, una playa, el monte o una plaza tenemos que trasladar un restaurante al completo». Y se le vienen a la cabeza las imágenes del Roque Nublo, la pista de aterrizaje del aeropuerto de Gando, la playa de Las Canteras, las dunas de Maspalomas, en calles de Gran Canaria, Marbella, Tenerife...

El hecho de subirse a un camión cada mañana sigue representando para él un reto y un desafío de película. El reloj biológico le ha cambiado: «Nos levantamos a las dos y media de la mañana, tomamos dos cafés bien cargados y a las tres y poco nos ponemos en camino hacia la localización, porque a las cinco y media todo debe estar montado». Pero también existen satisfacciones: «Tengo la posibilidad de cocinar al aire libre y en lugares donde en condiciones normales no podría ni acercarme».

Este chef admite que no es lo mismo trabajar con americanos que con nacionales; las condiciones son diferentes. Lo cierto es que da de comer –y bien– a gentes con culturas gastronómicas diferentes, de todos los continentes y credos, y además con opciones distintas: vegetarianas, veganas, con algunas intolerancias, etcétera... O simplemente tiquismiquis. Llegados a estos extremos, la cláusula de confidencialidad no permite descubrir nombres. Eso sí, desvela que suelen ser más escrupulosas las actrices y los actores de reparto que las estrellas.

También han montado mesas pantagruélicas y Thomas tiene muy fresco en la memoria un primer plano de Sylveste Stallone: «Le preparamos un arsenal de comida», recuerda. «Como entrena mucho, se alimenta con un montón de carnes y tortillas de muchas claras con poca yema».

Cuando en un rodaje intervienen actores y actrices famosos, caso de Brad Pitt, Robert Zemeckis, Uma Thurman o la recientemente fallecida Concha Velasco, la comida se personaliza. «Ella era una enamorada de nuestro cherne con papas arrugadas, también del queso tierno» (Suspira). También preparamos menús degustación para los productores ejecutivos.

El guion es claro: producto fresco de las Islas; en un rodaje pueden gastar hasta 350 kilos de plátanos

En todos los casos, el guion es claro: productos frescos y saludables, además cocinados in situ, y bajo la máxima de la defensa del producto local, la fruta y la verdura son isleñas, también los vinos. «En un rodaje podemos gastar alrededor de 350 kilos de plátanos».

Con todo, Thomas Leeb subraya que «no es lo mismo la cantidad de comida que puede llegar a ingerir una persona que debe portar una cámara, que pesa unos cuantos kilos de peso y debe llevara a lados, a esa otra persona que está coordinando el maquillaje». El hecho evidente es que el descanso para comer «es el único momento de la jornada en el que pueden relajarse, liberar la ansiedad y el estrés para continuar trabajando», y lo dice quien ha sido testigo de crisis, vuelcos de corazón, desmayos... También los trabajadores de su empresa han sufrido lo suyo –de ahí la rotación de plantilla– con hasta tres rodajes simultáneos que en 2021 llegaron a ser nada menos que cinco. «No lo haré más».

Tiene anécdotas de todos los sabores: buenas, regulares y malas: «Es como en una película; nunca sabes lo que va a pasar ni quién es el asesino» (Ríe).

Todo este año ya lo tienen contratado –como el libro de las reservas en los restaurantes de alta cocina– y ya están abriendo la agenda para 2025. Reconoce que este no es un trabajo para toda la vida. A veces siente nostalgia dse sus menús degustación y sueña con una casita, con pocos cubiertos y una cocina de alto nivel..