Tal y como recoge el Diccionario de guanchismos, la voz tagoror designaba entre los antiguos pobladores de las Islas a la asamblea o «reunión del consejo presidido por el guanarteme o el mencey», así como los lugares donde se celebraban. Por su parte, el Diccionario insuloamazig la recoge con varias acepciones, como «recinto, dispuesto de forma circular, para celebrar reuniones», también «asamblea, consejo» y «muro semicircular hecho con piedra, de un metro de altura aproximadamente, que se construye como resguardo del viento».

Lo cierto es que al considerarse un símbolo de la cultura aborigen, el término ha servido para ilustrar el nombre de revistas, de páginas literarias, partidos políticos... y también de bares, tascas o restaurantes.

Precisamente, la Tasca Tagoror representa uno de esos casos, resultado de una particular intrahistoria: el sueño cumplido de Norberto de Vera. Este toscalero se dedicó a la venta de pescado, fue guía turístico, cocinero en Noruega y, un buen día, se detuvo ante el obrador de pan que regentaba una pareja de alemanes próximos a la jubilación; dos palabras, una mirada, apretón de manos y el acuerdo fue inmediato. 

Como apasionado de la historia de Canarias, de su flora y fauna, su aire y de su mar, también de sus gentes, Norberto abrió en 1996 las puertas de aquella tasca que bautizó con el nombre de Tagoror, y justamente frente al hotel Mencey; la mejor asociación.

Pasados los años, los detalles aún se olfatean en un interior de aspecto rústico en el que sobresalen la madera y la piedra –traída y labrada por él mismo–, mesas redondas –a la manera de los tagorores– y un ambiente cordial, de sincera familiaridad.

Fue en 1996 cuando Norberto de la Vera abrió este local frente alMencey, antes un obrador de pan, con la idea de convertirlo en un delicioso punto de encuentro

Es de esos lugares donde se obra el verdadero milagro de la hostelería –alejado de estrellas y soles, sin pretensiones vacuas–, porque Natividad en los fogones, junto su hijo Berto en sala, se lo curran, y además bien.

A resultas de la pandemia –¡qué mal trago!–, el lugar al menos se enriqueció con una cómoda terraza que ahora hace las delicias de la clientela, de modo que si se está de paseo y apetece una parada o un homenaje, este es un sitio ideal.

Un detalle sustancial, en Tagoror no hay sermoneos cuando se recita la carta, ni tampoco arabescos en el enunciado de los platos. Así, los tomates aliñados son eso, un sabroso entretenimiento, ya sea con anchoas, aguacate, atún y espárragos.., y el prólogo de una de sus banderas: la tortilla de papas –canarias, claro–, con o sin cebolla, de chorizo, y más (aguacate, pimientos jamón), y no fallan las tablas de quesos y de ibéricos. 

El rejo de pulpo, asado o frito, es de esos bocados que apetecen, como un revuelto de salmón, gambas al ajillo, calamares a la romana o atún. Lo del solomilo con salsa de champiñones –pero de verdad– es una marca de la casa, y en el capítulo dulce, basta preguntar.

(Tasca Tagoror, calle José Naveiras, 9, frente al Hotel Mencey, Santa Cruz de Tenerife;abierto de martes a sábado, de 13:30 a 16:00 y 20:00 23:30 horas: tfno.: 922 27 41 63).