Pocos artistas han generado tanto misterio como el genial guitarrista de blues Robert Johnson (1911-1938), un músico al que siempre se lo conoció por la leyenda de haber vendido su alma al diablo a cambio de un incomparable talento para tocar blues. Sus únicas 29 canciones, grabadas en dos sesiones entre 1936 y 1937 en Texas, se convirtieron en un sólido legado de su creatividad y un aporte de incuestionable valor para la música. Hasta hace poco, Johnson era más un fantasma que un músico de carne y hueso, pero a fuerza de investigaciones -casi como una historia de detectives- parte de ese misterio comenzó a resolverse.

El enigmático músico de blues Robert Johnson dejó su impronta en la música estadounidense. Familiares, críticos y fans famosos examinan al hombre detrás del mito.