Alberto Núñez Feijóo levanta el ánimo al PP catalán. El partido pudo colgar este lunes el cartel de aforo completo -660 sillas- en su parada en Cataluña dentro de su gira por España, un hito que los catalanes no lograban desde 2019, cuando Pablo Casado y José María Aznar compartieron un diálogo en el mismo hotel de Barcelona.

La dirección en Catalunya augura un tiempo de paz porque la dimisión en diferido de Casado y, sobre todo, el adiós de su mano derecha, Teodoro García Egea, fortaleció al dirigente del PPC, Alejandro Fernández, situado en la diana de Egea desde la debacle electoral del 14-F, que ya maquinaba una operación para desbancarle. Fernández y Feijóo, en cambio, exhibieron sintonía. El primero le recitó una carta de elogios -lo definió como el "antídoto" al populismo pese al pacto con Vox en Castilla y León- y, el segundo, respondió agradecido y con su faceta más simpática: "No debes preocuparte porque el PPC esté más o menos como tu pierna. Todo tiene soluciones si rehabilitamos. No nos damos por vencidos", bromeó, en alusión a la reciente operación de Fernández, que todavía iba agarrado a una muleta.

"El PPC puede volver a ser el partido de amplio espectro en el que se vea reflejada buena parte de la sociedad catalana. Cataluña también necesita un gobierno mejor que el actual Gobierno de España”, remacho mucho más serio. Feijóo se esforzó en reforzar su capacidad de gestión, luciendo cada una de las políticas que ha impulsado desde la Xunta de Galicia para resolver, al final, que el actual Gobierno es el "más mediocre de la historia", "el peor, en el peor momento". Culpó al presidente del Ejecutivo, Pedro Sánchez, de los precios de la luz, el gas y los carburantes -afirmando que saca tajada de ello- y exigió, de nuevo, una rebaja de impuestos tras haber "metido a España en un espiral de inflación".

Plena autonomía

En el plano catalán, la dirección del PPC confía en que Feijóo sepa respetar sus particularidades y que atienda a esa petición de mayor autonomía respecto a Génova. "No viene a agitar el partido, quiere consolidar los poderes autonómicos. Es consciente de que cada Comunidad tiene sus características propias y nos ofrecerá plena autonomía", sostiene una fuente.

El futuro dirigente nacional recogió el guante y propuso al PP como la casa común del constitucionalismo: “Tiene que ser un punto de encuentro para los que quieren vivir libremente en Catalunya. Amar a España y amar a Catalunya no es una contradicción", expuso. Igual que pidió no tener que elegir entre 'padre y madre' respecto a la lengua, apostando por la convivencia al 50% del catalán y el castellano en las aulas.