El PP vive horas bajas. La dirección nacional mantiene la premisa de “aguantar” el envite de la crisis de Madrid y guardar silencio absoluto sobre el libro de Cayetana Álvarez de Toledo, que ha provocado un verdadero cisma dentro del grupo parlamentario. Las críticas más duras se dirigen al secretario general, Teodoro García Egea, al que acusa de tener una actitud “testosterónica” permanente, y a Pablo Casado, de quien señala una necesidad continua de quedar bien con todo el mundo. Pero, según explican fuentes parlamentarias, “lo que más ha dolido” dentro del Congreso es la definición que hace de muchos compañeros de escaño, a los que define directamente como esbirros de la cúpula popular.

En algunos casos con nombres y apellidos y, en otros, revelando conversaciones de WhatsApp e imitando las expresiones que algunos escriben para felicitar a García Egea después de sus intervenciones. “Son comentarios habituales, de ánimo o de reconocimiento. Y a nadie le gusta leerlos en un libro, mientras te llaman pelota”, se quejan desde el grupo parlamentario, añadiendo que “hay otros muchos grupos” en los que Álvarez de Toledo no está y se hablan de otras muchas cosas.

El aislamiento de la diputada por Barcelona ha ido creciendo con el tiempo. El grupo pasó una etapa complicada bajo su portavocía. Muchos diputados siempre valoraron su inteligencia en la tribuna, pero le veían un carácter muy complicado y sufrían la incomodidad de la polémica continua. “Dejó el grupo roto y ahora ha querido volver a reventarlo”, opina otro parlamentario con experiencia. También aumentan los reproches sobre su falta de actividad como diputada, la escasísima agenda, reuniones, y asistencia a comisiones. Incluso la falta de movilización con los asuntos más importantes de su circunscripción. "La ampliación de El Prat es un asunto reciente que tiene mucha importancia. ¿Y ella, dónde estaba?”, se preguntan algunos diputados.

El grupo parlamentario se ha quedado en shock con el libro. La mayor parte de los dirigentes consultados, igual que en la dirección nacional, aseguran “no haberlo leído”. Pero nadie esconde que las fotografías de algunas páginas se han colado en todos los canales de comunicación. El malestar es mucho y cada día de la semana va a más. En la cúpula, sin embargo, insisten en pasar página con la convicción de que es un “desahogo” o un “ajuste de cuentas” que sólo busca notoriedad. Un protagonismo, afirman, que perdió hace mucho tiempo. “Y que nunca habría alcanzado si no hubiera escrito todas esas barbaridades. Así que no vamos a ayudar a que venda libros”, zanjan.

Por eso tampoco quieren dar más publicidad a la sanción que terminará teniendo por haberse saltado la disciplina de voto la semana pasada, cuando no apoyó la renovación institucional pactada entre el PP y el Gobierno. El procedimiento interno ya está abierto y tardará unas semanas en resolverse, como ha podido saber El Periódico de España . Pero acabará en multa económica. En todo caso, la exportavoz parlamentaria solo ha tenido hasta ahora un apoyo público. Y ha sido el de Isabel Díaz Ayuso.

En la Puerta del Sol insisten en no amplificar esa defensa, pero la presidenta de la Comunidad dijo este miércoles en una televisión que “Cayetana siempre había defendido los valores del PP” y que lo que refleja en su libro son “opiniones personales”. “Sale a apoyar sus valores mientras en un libro pone a parir a todo el partido”, coincidían algunos dirigentes con escaño en el Congreso, sin esconder su enfado con la actitud de la dirigente madrileña.

En Génova tampoco quieren pronunciarse sobre las palabras de Ayuso, pero sí creen que en estos días “todo el mundo quedará retratado”. Y ponen como ejemplo que la entrevista televisiva de la presidenta coincidió con un desayuno de Alfonso Fernández Mañueco, presidente de la Junta de Castilla y León, en Madrid, a la que Ayuso faltó. Sí estuvo Almeida a modo de anfitrión como alcalde de la capital. 

La crisis de Madrid se agudiza porque no amaina. Y mientras los niveles de enfrentamiento no disminuyan, coinciden distintos cargos el problema se va enquistando más. El entorno de Casado reitera su posición: hay un calendario para celebrar los congresos, el de Madrid no se adelantará y quien quiera podrá presentarse a las primarias. Y aunque no confían en ningún tipo de tregua, no ocultan su hartazgo frente a la estrategia de la Puerta del Sol, que pasa por seguir reclamando el liderazgo del PP cuanto antes (el fin de semana dijo que la “democracia interna” debería llegar también al partido en Madrid), tensando la cuerda con la dirección y manteniendo una intensa agenda mediática

A eso, añaden, se suma, la actitud “a contracorriente” en todos los asuntos importantes para la cúpula. “Cuando pedíamos no abrir el melón interno proclamó su intención de presidir el PP de Madrid. Ahora decimos que no hablaremos del libro y la única que sale a hablar de Cayetana vuelve a ser ella”, resumen.

Tambores preelectorales en Andalucía

Al pulso permanente con Madrid y la crisis abierta por el libro de Álvarez de Toledo se suman los tambores preelectorales en Andalucía. Un audio del vicepresidente de la Junta, Juan Marín (Ciudadanos), desvelado por la ‘Cadena SER’ en el que afirmaba que el gobierno autonómico no tiene voluntad real de aprobar unos presupuestos en el último año de legislatura, ha hecho que Vox escenifique la ruptura total que lleva tiempo aplicando. También el PSOE cierra la puerta a cualquier tipo de acuerdo sobre las cuentas públicas. Y, aunque la prórroga de los Presupuestos era el principal escenario barajado, los últimos acontecimientos hacen brotar las opciones del adelanto electoral. 

El propio Marín ha acusado a Génova de la filtración de ese audio, grabado por alguno de sus diputados hace unos meses. En la cúpula popular se defienden entre ironías de que “todo sea culpa” siempre de la dirección nacional. “El problema lo tiene Marín por haber dicho algo así”, zanjan. En mitad de todo esto, el presidente andaluz, Juanma Moreno, será reelegido presidente del PP de su comunidad este fin de semana en Granada. Un cónclave que sigue al de Castilla-La Mancha, y que constató la profundidad de la crisis entre Ayuso y Génova.

En Puertollano (Ciudad Real) Moreno ya insistió en la necesidad de que el pulso madrileño se resuelva con un acuerdo y una lista única. Una postura que comparten otros barones como Alberto Núñez Feijóo y Alfonso Fernández Mañueco. Sobre todo, dicen en sus entornos, por el daño que ya está causando a la formación.