Carolina Darias ya baila con el (ministerio) más feo. Al menos, el más zarandeado por la crítica, fundada o no tanto, de los casi diez meses y medio que han transcurrido desde la declaración de estado de alarma por el coronavirus. Ayer entregó a Miquel Iceta el testigo en Política Territorial y Función Pública, y tomó el que le cedió Salvador Illa, candidato socialista a presidir la Generalitat de Cataluña, en Sanidad. La grancanaria se sitúa al frente del que, en sus palabras, constituye “buque insignia del Estado de Bienestar”.

El futuro dirá, pero a día de hoy “el objetivo irrenunciable”, señaló la ministra, es detener el avance de la pandemia y reducirla a la nada. ¿Cómo? “Desde la cogobernanza”, afirmó en su discurso de toma de posesión celebrado en la madrileña sede ministerial del paseo del Prado. Ese matiz no introduce ninguna novedad sobre el modo de conducirse de Illa, de hecho ninguna otra estrategia tiene cabida sin heridas cuando las competencias en materia sanitaria están transferidas a las comunidades autónomas desde hace años.

No obstante, no dejó pasar la ocasión de realizar un “llamamiento a todas las administraciones públicas” con el fin de que en todo momento sea posible lograr “un mínimo entendimiento”. Más que un deseo, esa capacidad de llegar a acuerdos es algo que requiere la sociedad, que en este momento “necesita de los mejores. Voy a contar con todos los consejeros de Sanidad [autonómicos] y con todo el personal clínico y científico”, añadió.

Han pasado un año y quince días desde que la socialista canaria saltara a la política nacional impulsada por el secretario regional del PSOE y presidente de las Islas, Ángel Víctor Torres. Pedro Sánchez preguntó por un perfil discreto y, a la vez, constante. La cartera de Política Territorial aguardaba por esa persona y Torres no dudó. En estos doce meses y medio ha logrado dar un par de manguerazos en el fuego que desprenden las relaciones entre el Estado y Cataluña. Y siempre sin quemarse a pesar de estar en la primera fila, que es en la que ha permanecido junto a un Illa más visible.

De ahí que Darias no olvidara ayer expresar su “gratitud” a Sánchez “por la confianza continuada” que ha depositado en ella. Ahora bien, movidos los peones, o los alfiles, cuanto menos, en atención a lo que de estratégica tiene la Sanidad, y más en el tiempo presente, la exposición de la grancanaria se multiplica. Contra los seguros golpes que recibirá su gestión, la nueva ministra del área opondrá “un sistema de vacunación ya en marcha, que será largo”, pero que, al menos, su predecesor deja “definido”.

Y por esa “senda trazada” que permite ver en la lejanía “un horizonte de esperanza” anunció Carolina Darias que circulará su gestión. Trabajo ese que no admitirá descanso porque lo que el país –y el mundo– tiene sobre sí es “una guerra sin tregua”. Sabedora de las exigencias del cargo, y porque ya lo hizo cuando Sánchez la escogió para su primer gobierno, agradeció con todo el calor que el evento permitía “el apoyo singular” de su “familia. Ellos son quienes más padecen esta pasión por la política y el servicio público”, enfatizó.

A pesar de lo que se le viene encima, la también expresidenta del Parlamento de Canarias –entre otras muchas funciones que ha defendido a lo largo de su trayectoria– quiso ver el lado bueno del endiablado encargo que las elecciones catalanas y Pedro Sánchez han dejado de su mano. “Es una tarea dura, pero muy agradecida, qué mejor que ocuparte de la salud de tus ciudadanos”, subrayó.

En los malos momentos, anunció que recurrirá a “la templanza”, una de las mayores virtudes que ha tenido Salvador Illa hasta en “circunstancias inimaginables”. A lo largo de su trayectoria, esa ha sido una de las virtudes de Darias, pero solo hasta el momento en que alguien cruza el límite de lo que está escrito en el guion, legal o político. Así al menos actuó en sus años al frente de la Cámara autonómica (2015-2019): afabilidad y disposición al entendimiento por delante y llamada al orden, árida si era necesario, cuando algún diputado se apartaba del reglamento.

Ningún pero puso a su predecesor en el cargo. Si acaso, para ensalzar aún más la labor que ha desarrollado al “discutir” con él sobre si ha dado el 101% como señaló. “Se queda corto”, expuso para enfatizar la capacidad de trabajo del ahora candidato del PSOE a presidir Cataluña. “Siempre tu compromiso estuvo por delante y sabes que muchos días se quedaban cortos”, lo ensalzó.

Sin embargo, no ciñó a “Salva” el agradecimiento por la labor desarrollada desde la silla que ella ocupa ahora. Hizo extensiva esa gratitud “a todos los ministros de Sanidad” que ha tenido España a lo largo de su historia, porque “de todas y de todos se aprende”.

Antes del acto desarrollado ayer en el Ministerio de Sanidad, Carolina Darias se desplazó, a las ocho de la mañana hora canaria, al palacio de la Zarzuela para prometer su cargo ante Felipe VI, jefe del Estado, y Pedro Sánchez. La ceremonia, al igual que la del traspaso de cartera –al mediodía–, tuvo una presencia de público muy reducida, como obligan las restricciones impuestas para contener la tercera ola del coronavirus.

Además del saliente Illa, acompañaron a Darias el vicepresidente segundo, Pablo Iglesias; los titulares de Defensa, Margarita Robles; y Ciencia, Pedro Duque, y la presidenta del Congreso de los Diputados, Meritxell Batet. En el recuerdo, “también la gente” de su “tierra”, esa que, según afirmó, lleva consigo allá donde va.

Para la era postcovid, la socialista canaria anunció que se imponen nuevos retos, ambos derivados de las enseñanzas que deja la pandemia. El primero de ellos pasa por construir una Unión Europea (UE) para la salud e “incrementar la resiliencia” del proyecto común ante futuras amenazas como la actual. El otro está en la mano de los ciudadanos y se sustancia en una “llamada a la cultura de la prevención y el cuidado”.