eldia.es

eldia.es

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

ERUPCIÓN EN LA PALMA

La fauna de La Palma se aferra a su hogar pese al volcán

El IPNA encuentra huellas de distintas aves, gatos, perros y conejos sobre la ceniza a menos de 2 kilómetros de la fisura volcánica

12

Huellas de animales en el volcán de La Palma

Los animales han decidido que nada, ni siquiera un volcán en erupción, podrá separarlos de sus hogares. Una fina capa de ceniza ha mostrado que, tras a la huida masiva de la primera semana, la fauna autóctona ha vuelto a su rutina previa a la aparición de este nuevo edificio volcánico.

Los animales palmeros se aferran a sus territorios pese a que ahora un volcán en erupción amenaza con hacerlos desaparecer del todo. Pequeñas aves, algunos gatos y lagartos, perros y hasta conejos continúan viviendo a menos de 900 metros del sur del volcán, sufriendo continuas lluvias de piroclastos, inhalación de cenizas y otros gases tóxicos así como las potentes explosiones del un volcán que no tiene visos apagarse en poco tiempo. 

Los animales han decidido que ni siquiera la fuerza de un volcán puede acabar con sus hábitos ni sus rutinas. Eso al menos es lo que han podido describir un grupo de investigadores formado por miembros Instituto de Productos Naturales y Agrobiología (IPNA-CSIC) y el Cabildo de La Palma, que han encontrado en la fina capa de ceniza –de unos 2 o 3 centímetros– huellas de las patas de diferentes aves, mamíferos e incluso insectos, que han sobrevivido a este mes de volcán. No ha sido un camino fácil. «La primera semana de erupción notamos que toda la vida en el entorno del volcán se había esfumado», recuerda Manuel Nogales, investigador del IPNA, que se muestra algo sorprendido de que, tras esos primeros días explosivos, parezca «que se han acostumbrado» a convivir con este nuevo edificio volcánico. 

«Obedece a un tema de territorialidad, esta zona era su territorio y no se quieren ir, es lo que se denomina como filopatría», remarca el científico, que explica que estos lugares son los más conocidos por los animales, y por tanto, el lugar donde consideran que pueden sobrevivir mejor. El nivel de costumbre que han adquirido estos animales a los rugidos del volcán es tal que, no es raro encontrar volando a menos de un kilómetro del cono llameante a algunas aves, como cuervos, halcones y búhos. Otra fauna terrestre se encara a la desolación del volcán transitando sin ningún problema sus coladas más frías, como es el caso de los lagartos a los que se ha sorprendido calentando sus cuerpos en la lava petrificada, o a algunos gatos que no han podido ser rescatados. 

Se han identificado hasta 12 especies

decoration

Nogales, junto al biólogo del Cabildo de La Palma, Félix Medina, ha trabajado durante tres días completos en identificar hasta 12 especies diferentes que continúan vagando por las inmediaciones del volcán. Los investigadores siguieron a estos animales en sus recorridos diarios que iban desde el pinar hasta el lugar donde se encuadran las primeras casas, ahora sepultadas bajo la negra ceniza. Lo que hallaron es que, «en general, los ritmos circadianos de estas especies no han variado, pese al volcán». «Están muy tranquilos», insiste Nogales. Eso sí, pese a la intensa territorialidad que se está viendo en estas especies, hay otras muchas que han decidido marcharse o lo hacen lentamente. 

Es la primera vez que se pueden registrar en Canarias las pisadas de los animales que deambulan por sus ecosistemas, de ahí que muchas de ellas ni siquiera se pudieran reconocer. «Apenas teníamos constancia de a quién pertenecían el 50% de las huellas», narra Nogales. El resto se tuvieron que ir «reconstruyendo» a partir de la información bibliográfica anterior y la propia confirmación visual. Los investigadores consideran un hito en la ciencia canaria haber podido registrar de manera tan pulcra estos indicios de vida. «Hasta hace unos días, en este lugar, emplazado al sur del volcán, solo había una grava arenosa en la que era imposible registrar ninguna huella», explica Nogales. Sin embargo, en uno de los muchos colapsos del cono volcánico salió disparada hacia esa zona una nube de cenizas que acabó por recubrir todo el espacio. 

Estos datos son un atisbo de esperanza para los ecosistemas de la zona, que según el investigador, tras finalizar la erupción podrían tener una rápida recuperación. «Confío en la naturaleza y en la biodiversidad, aunque han sufrido mucho, especialmente en los últimos 10 días», recuerda Nogales. Una vez el volcán duerma se desatará un proceso de evolución biológica en esta zona, con implicaciones «interesantes», que serán dignas de estudio en el futuro.

Compartir el artículo

stats