La ministra de Turismo, Reyes Maroto, ofertó ayer a sus homólogos de los países del G20 la isla de La Palma como sede de un encuentro en el que profundizar en las medidas a adoptar para reactivar la demanda internacional. La Consejería de Turismo del Gobierno canario valoró como positiva la iniciativa, de la que no tenía conocimiento, y la estimó como un buen marco para convencer al resto de los países "de la fragilidad del destino y la necesidad de realizar test a los visitantes" con el fin de descartar posibles contagios por covid.

El encuentro tendría lugar en el mes de noviembre en fecha aún por definir. Maroto lo planteó ayer en la reunión del G20, del que España forma parte como invitado permanente, celebrada por videoconferencia y bajo la presidencia de Arabia Saudí. La ministra señaló que la cumbre de La Palma serviría para dar continuidad a la propuesta 100 Million Jobs Recovery Plan" (plan para recuperar cien millones de empleos). En el debate estarían presentes las asociaciones de turismo más importantes del mundo, además de la Organización Mundial de Turismo (OMT).

Durante su intervención de ayer, Reyes Maroto afirmó que ya no es necesario el establecimiento de vetos por países, sino que pueden adoptarse medidas más selectivas y definir qué áreas geográficas o regiones son seguras y cuáles no. Una iniciativa que beneficiaría a Canarias, que exhibe una tasa de infectados por cada cien mil habitantes -por debajo de 50- muy inferior a la del conjunto del país y a años luz de comunidades autónomas como Madrid.

Además, la integrante del Gobierno de Pedro Sánchez considera, y así lo expuso en la videoconferencia de ayer, que es tiempo de utilizar "pruebas diagnósticas como los test", según el comunicado emitido por su departamento de prensa. Esta medida es la que ha defendido la consejera de Turismo del Gobierno de Canarias, Yaiza Castilla, desde el momento en que la rápida extensión de la pandemia obligó a decretar el estado de alarma.

Durante todos estos meses pasados, la gomera Castilla ha clamado en el desierto. Sin embargo, el encuentro del G20 de ayer dejó claro que algo está cambiando. "Es urgente recuperar la demanda internacional y, desde la colaboración público-privada, trabajar en un marco global de medidas coordinadas y predecibles para dar confianza a los viajeros", explicó ayer la ministra. Un discurso que llega con cierto retraso. Si bien el verano estaba demasiado cerca de los peores momentos para toda Europa en lo que se refiere al covid, y la industria alojativa de la costa peninsular y balear perdió los meses clave para su actividad, lanzar este mensaje un poco antes podría haber llevado a un mejor punto a la temporada alta canaria.

Visto el contexto actual, los empresarios turísticos consideran un éxito alcanzar un tercio del volumen de llegadas registradas en la temporada alta pasada. TUI reinició su operativa con Canarias el pasado fin de semana. A la espera de lo que decida hoy el Gobierno alemán, que en buena lógica debe levantar el veto a las Islas ante la contención de los contagios lograda en el último mes, el gigante de la turoperación volvió con solo siete vuelos semanales, muy lejos de la oferta habitual. Sus colegas británicos de Jet2 han decidido posponer dos semanas el retorno a la actividad y retornarán finalmente el 31 de octubre.

La propuesta de Maroto es la de "trabajar en un marco global de medidas coordinadas y predecibles para dar confianza a los viajeros". El pasado mes de agosto, el Gobierno de Canarias suscribió una póliza de seguro que garantiza a todos los turistas el pago de los gastos que podría originarles una eventual cuarentena.

Tanto esta medida como la realización de test a todos los viajeros forman parte del proyecto Fortaleza impulsado en mayo también desde el Archipiélago. Su objetivo es que los visitantes se sientan completamente seguros en el caso de escoger las Islas como lugar para su descanso.