El molino de Breña Alta, ubicado en el cruce que lleva esta denominación, estará restaurado a finales de este año, según las estimaciones del artista Tomaso Hernández, director del proyecto, aunque todo dependerá "de lo que nos encontremos" cuando se acabe de desmontar.

La estructura fue parte de una estampa tradicional del municipio, aunque el abandono sufrido durante décadas ha ido empobreciendo de forma drástica su estética. "Recuerdo pasar por aquí cuando era un niño con mis padres y ellos decir la pena que les daba el molino por cómo se había ido deteriorando", comentó el artista. Esa sensación es extensible a un alto porcentaje de la población.

El alcalde, Jonathan Felipe, ha defendido la importancia que tiene mejorar el molino, como un lugar de referencia incluso para toda La Palma. "Llevamos tres años de estudios antes de afrontar su restauración", subrayó. La primera sorprende de lo investigado es que "no se trata de un molino sino de una molina". sentenció. Tomaso Hernández fue incluso más lejos, subrayando que "es una pieza única. Tiene el anclaje fijo al suelo (en el resto gira toda la estructura) y solo mueve la parte de arriba, la cabeza". Estima que pudo ser "una de las últimas obras que creó Isidoro Ortega", un ingenioso palmero que revolucionó el funcionamiento de este tipo de infraestructuras.

La primera fase de esta recuperación, que tiene un coste de 50.000 euros incluyendo la elaboración del proyecto, será estética. A partir del jueves está previsto que se comience con el desmontaje de la estructura, para que en ella trabaje un carpintero. En ese momento se podrá conocer cómo se encuentra la molina.

La idea es respetar en todo lo que sea posible el trabajo de su creador, aunque incorporando elementos de madera y metal para mejorar en seguridad. Además, hay que tener en cuenta que se han perdido las aspas, aunque serán reproducidas de forma idéntica a las que en su día estaban instaladas, gracias a las diferentes imágenes de las que todavía se dispone. Las obras durarán cerca de seis meses si todo marcha como está programado.

Una vez finalizada esta primera actuación, el conocido molino, aunque sea molina, tendrá un aspecto enriquecedor para la zona. Luego vendrá, si otras administraciones se suman a la iniciativa municipal, una segunda fase para restaurar la maquinaría y poder ponerlo en marcha. No hay plazos y la idea es ir acometiendo los trabajos de forma pausada, premiando más la calidad y el ceñirse a la historia que el acabar en un tiempo determinado.

"Lo más ambicioso, que está en ciernes, sería un centro de interpretación", afirmó el alcalde, aunque en este caso "sería más una representación de lo que se vivía en la época". Y es que se han encontrado en la casa de la molina diferentes elementos que muestran una parte de la historia vivida en otro siglo, incluyendo la propia emigración.

En el estudio previo a la restauración, obra que necesita la autorización del Cabildo de La Palma al afectar a una zona cercana a la carretera, el primer documento localizado en el que se habla de la creación de esta molina es de 1868, un manuscrito que pertenece a la Sociedad Amigos del País y en el que se destaca la capacidad creativa de Isidoro Ortega.