El obispo de Tenerife afronta su última Semana Santa antes de presentar al papa su renuncia

El Código de Derecho Canónico «ruega» a los prelados diocesanos que abandonen el cargo a los 75 años

Bernardo Álvarez cumplirá esa edad el próximo 29 de julio

Bernardo Álvarez, obispo de Tenerife, durante una misa de la festividad de la Virgen de Candelaria.

Bernardo Álvarez, obispo de Tenerife, durante una misa de la festividad de la Virgen de Candelaria. / Carsten W. Lauritsen

D. Ramos

«Al obispo diocesano que haya cumplido setenta y cinco años de edad se le ruega que presente la renuncia de su oficio al Sumo Pontífice, el cual proveerá teniendo en cuenta todas las circunstancias». Así lo recoge el artículo 401.1 del Código de Derecho Canónico, que contiene el conjunto de las normas jurídicas de la Iglesia. Por tal precepto pasa el futuro de la Diócesis Nivariense, en la que su titular está a pocos meses de esa edad. Bernardo Álvarez (Breña Alta, La Palma; 29 de julio de 1949) se encuentra, por tanto, ante su última Semana Santa antes de presentar su renuncia al cargo.

Fuentes oficiales del Obispado de Tenerife confirmaron el pasado jueves a este periódico que el proceso ordinario es el citado anteriormente: los prelados deben presentar la renuncia al papa al alcanzar los 75 años. También corroboraron que Álvarez cumple en el mes de julio. «Después ya queda a disposición de lo que establezca la Santa Sede», añadieron las referidas fuentes.

Esta situación abrirá un escenario con varias posibilidades, que pasan fundamentalmente por el nombramiento de un obispo foráneo o de uno local. No obstante, y según algunas fuentes consultadas, caben otras posibilidades más complejas para la gestión del Obispado tinerfeño.

El religioso de origen palmero fue nombrado obispo el 29 de junio de 2005 y recibió la ordenación episcopal el 4 de septiembre de 2005 en la Catedral de La Laguna (que por entonces tenía su sede en la parroquia de La Concepción). Según los datos que sobre él aparecen en la web de la Conferencia Episcopal Española (CEE), Bernardo Álvarez realizó el Bachiller Elemental y Superior, «con sus respectivas reválidas», en Santa Cruz de La Palma, y finalizó esos estudios en 1967. «Inició los estudios de arquitecto técnico (aparejador) en 1967 en La Laguna, que abandonó para ingresar en el Seminario Diocesano de Tenerife en octubre de 1969», apuntan.

Otro de los datos que aporta la web es que realizó los Estudios Eclesiásticos en el Seminario Diocesano de Tenerife, que concluyó en junio de 1976, año en el que también recibió la ordenación sacerdotal. En junio 1987, tras el correspondiente examen, recibió el título de Bachiller en Teología por la Facultad de Teología del Norte de España-Sede de Burgos. Después, estudió Teología en la Universidad Gregoriana de Roma, desde 1992 a 1994, y adquirió el título de Licenciado en Teología Dogmática.

Párroco en iglesias canarias

«Ha sido párroco en cuatro destinos diferentes durante 11 años (desde octubre de 1976, a octubre de 1987)», agrega la CEE. En concreto, comenzó en La Gomera, en La Encarnación y San Marcos Evangelista, de 1976 a 1980. De 1980 a 1982 estuvo al frente de San Pío X y encargado de San Isidro, en La Palma. Siguió de 1983 a 1986 en San Miguel Arcángel y Nuestra Señora del Carmen, también en la Isla Bonita. Posteriormente llegó a Tenerife, donde, entre 1986 y 1987, fue párroco de San Fernando Rey y de San Martín de Porres y arcipreste de Ofra.

Además, ejerció de director espiritual en el Seminario Diocesano de Tenerife desde octubre de 1987 a julio de 1992. «Fue también secretario de la Asamblea Diocesana de octubre 1988 a junio 1989 y secretario de la Vicaría de Pastoral de la Diócesis de Tenerife, desde octubre de 1987 a julio de 1992, y desde septiembre de 1994 a mayo de 1999», exponen desde la Conferencia Episcopal.

En su currículum aparece haber sido delegado diocesano de Liturgia desde octubre de 1989 a julio de 1992. Además, desde 1994 a 1999 fue responsable del Departamento de Catequesis de Adultos de la Delegación Diocesana de Catequesis y fue elegido secretario general del primer Sínodo Diocesano, desde septiembre de 1995 a mayo de 1999. Ostentó también el cargo de vicario general de la Diócesis Nivariense.

«En la Conferencia Episcopal Española es miembro de la Comisión Episcopal para el Clero y Seminarios desde marzo de 2020. Fue miembro de la Comisión Episcopal del Clero desde 2008», completa la publicación, que recoge que en la reunión de la Comisión Permanente de febrero de 2012 fue nombrado presidente del Comité Nacional del Diaconado Permanente.

Al frente de la Diócesis durante 19 años marcados por la polémica

La etapa de Bernardo Álvarez al frente de la Diócesis Nivariense ha estado marcada por la polémica. Tras ser nombrado obispo en 2005, el palmero generó expectativas al ser un prelado nacido en Canarias. Sin embargo, con el paso del tiempo empezaron a surgir problemas debido a manifestaciones públicas que despertaron críticas. A ellas se suman otros conflictos de menor alcance.

«Hay menores que si te descuidas te provocan», expresó Álvarez en 2007 en una entrevista en La Opinión de Tenerife. Ya en 2022, en un programa de Televisión Canaria, indicó que la homosexualidad podría considerarse un «pecado mortal» y llegó a compararla con el alcoholismo. En ese segundo caso tuvo que pedir disculpas y acabó declarando ante la Fiscalía de la Audiencia Provincial de Santa Cruz de Tenerife, que no vio delito en sus palabras.

Un detalle que ejemplifica la controversia en torno a Bernardo Álvarez es lo que recoge la enciclopedia Wikipedia al comienzo de la entrada sobre él: «Existen desacuerdos sobre la neutralidad en el punto de vista de la versión actual de este artículo o sección».

Álvarez también ha tenido que lidiar con unos tiempos de crisis de la Iglesia en España por los casos de abusos a menores. Ese asunto llegó al Pleno del Ayuntamiento de La Laguna. Allí intervino un joven, Ciro Molina, que manifestó haber sido víctima de abusos por un cura entre 1997 y 2004. Se abordó –pero no se aprobó– una moción instando a la jerarquía eclesiástica al cese de «quienes participaron en el encubrimiento» de los «abusos sufridos por una familia de Tejina». Buscaban el cese del obispo.