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Vecinos ilustres de La Laguna | Inscripciones, blasones y bustos del casco histórico

Inscripciones, blasones y bustos de La Laguna

El exprofesor de la ULL Miguel Ángel Gómez Gómez ofrece una visión histórica de la ciudad a través de una guía que revive el legado de grandes familias y personalidades

Miguel A. Gómez Gómez Maria Pisaca

Los más antiguos superan los cinco siglos de historia y son el fiel reflejo de una ciudad que protege una memoria inundada de guiños reales, vivencias religiosas, poemas y crónicas periodísticas que han sido inmortalizados en inscripciones, blasones y bustos en los que la mujer es invisible. El historiador Miguel Ángel Gómez Gómez es el autor de una guía que transita por el casco histórico lagunero.  

Hay silencios que hablan del pasado de una ciudad, instantes de reposo que surgen cuando te cruzas con uno de esos «vecinos» de bronce o piedra que consiguen atrapar tu atención. Entonces es cuando te acercas y lees una inscripción que elimina la parte más superficial de una duda. Muchos de esos misterios los resuelve el historiador Miguel Ángel Gómez Gómez en Guía de inscripciones, blasones y bustos del centro histórico de San Cristóbal de La Laguna, un proyecto recién presentado que ofrece la opción de ampliar los conocimientos sobre la historia de Aguere a través de cinco rutas. Antonio Tejera Gaspar, catedrático de Arqueología de la Universidad de La Laguna, afirma en su contraportada que a «quienes visiten esta ciudad y se hallen interesados en descubrir algunos de sus secretos y muchas de sus curiosidades, este libro se los puede ir desvelando, sobre todo cuando se hallan en sitios insospechados, como si, a cada paso, quisieran sorprender a sus paseantes». Sí. El proyecto está pensado para caminar sobre la memoria de la Ciudad de los Adelantados.

«Lo que se pierde puede llegar a desaparecer de la memoria», apuntala el exprofesor de la ULL en una de sus primeras reflexiones en torno a un plan que caldeó su cabeza durante más de una década. «No es que tardara más de diez años en hacerlo, pero sí que llevaba dándole vueltas mucho tiempo», puntualiza el miembro del Instituto de Estudios Canarios. Más de cinco siglos de historia. Eso es lo que contienen las páginas (198) de un texto que parte de la fachada de las casas consistoriales (R1) y llega hasta la vivienda en la que nació el periodista Manuel Delgado Barreto (R5).

En medio de estas dos referencias se intercalan emblemas familiares y un sinfín de artistas, cronistas, religiosos de alto rango [alguno con la condición de santo], periodistas, políticos «que han nacido o se impregnaron de La Laguna», justifica el autor material de una obra que se construye a partir de un año, los motivos y la persona a la que se dedica una placa o busto. El escudo más antiguo, datado en 1510, es el de la Isla y fue concedido a partir de una real cédula firmada por Juana I de Castilla, conocida como Juana la Loca, casada con Felipe el Hermoso y madre de Carlos I. «Esta es una ciudad con mucho pedigrí, un caso único en Canarias, es decir, que no hay otro municipio que tenga las ataduras históricas de La Laguna», exalta el experto en Paleografía y Diplomacia.

La mujer: un oasis histórico

Alguna placa, como es el caso de un bajorrelieve del historiador, médico y poeta Antonio Viana, fue robado del lugar en el que se instaló –la base de una jardinera que está en un paseo peatonal entre las calles Nava y Grimón y Viana–, aunque lo realmente llamativo es el recuerdo testimonial de la mujer. «Existe un anillo de bronce que está dedicado a Laura de la Puerta Guillén (R5) en el Camino Largo», ratifica el premio de Investigación Histórica Antonio Rumeu de Armas (2008) y de Investigación Histórica Juan Bethencourth Alfonso (2006). «Si tenemos en cuenta que hasta bien avanzado el siglo anterior una mujer no podía abrir una cuenta en un banco sin la autorización de su marido, es muy evidente que estamos ante una sociedad patriarcal en la que las mujeres son invisibles a la hora de planificar estos homenajes o reconocimientos públicos». En la escultura a Las Lavanderas, situada en el Camino de las Peras, se concentra un olvido que, a juicio de Gómez Gómez, se podría comenzar a reparar con un recuerdo a la filóloga y en ensayista María Rosa Alonso y la maestra Manuela Marrero.

Escudo de Tenerife

Escudo de Tenerife María Pisaca

Eso sí, estas mujeres (y alguna otra cuyo nombre se quedó encasquillado tras la conversación) no son las únicas ausencias que ha detectado el historiador: «Elías Serra Rafols, por la vuelta que le dio a la historia de Canarias, y Juan Núñez de la Peña, solo por lograr reunificar el Archivo Municipal del siglo XV, merecerían tener un busto». Ese, según Miguel Ángel Gómez, es el mayor reconocimiento que la ciudad puede conceder a un vecino ilustre.

Otro «olvido» curioso, que finalmente se saldó en 2018 con la colocación de un bajorrelieve en los exteriores de la casona que ocupó en vida Manuel Olivera (R3), tardó justamente un siglo en resolverse: el afamado doctor ocupó el cargo de director del Hospital de Dolores antes de morir afectado por la gripe española. Los trámites desde que se acordó la concesión de la placa hasta que se materializó se alargaron entre 1918 y 2018.

Muy cerca de ese punto se encuentra otro bajorrelieve que mantiene viva la vida y obra de Óscar Domínguez (R3), pintor surrealista y emblema de la generación del 27. Para ser justos, en la Ruta 3 hay un ejemplo de exceso, es decir, un hecho que hace bueno el dicho de «querías caldo, toma dos tazas». El lagunero Juan Bautista Antequera y Bobadilla, militar, político y vicealmirante de la Armada, cuenta con dos placas  [una encima de la otra] en la zona de la Concepción (R3). Una se la concedió el Ayuntamiento (1890) y la otra la Armada (1990) en reconocimiento a sus logros: fue el primer mando marino español en dar la vuelta al mundo en un acorazado. El vicealmirante Antequera, además, fue senador de las Cortes por Canarias (1871, 1872 y 1876) y por Alicante (1877), ministro de la Marina y, cuando le entregaron el empleo de contralmirante, fue nombrado comandante general del Apostadero de Filipinas.

Las lavanderas

Las lavanderas María Pisaca

La firma de Simón Merino

No suele ser lo habitual, pero en uno de los portales de la iglesia de la Concepción se da un hecho que merece una pausa. Y es que el artista Simón Merino dejó su firma inscrustada en uno de los flameros [un pináculo decorativo realizado en piedra] en el siglo XVI. «El hombre debió estar muy orgulloso de lo que hizo porque eso no es demasiado frecuente», remarca Miguel Ángel Gómez antes de hacer un breve análisis sobre el museo al aire libre que atraviesa el casco histórico La Laguna. «El hilo conductor de la guía es la ciudad, los escudos que imprimen una notoriedad social y los personajes (placas, bajorrelieves y bustos) que contemplan «mudos» el transitar de los transeúntes.

Buen estado de conservación


Además del escudo de Tenerife (1510) existen otros tesoros patrimoniales en las cinco rutas que Miguel Ángel Gómez Gómez describe en Guía, inscripciones, blasones y bustos del centro histórico de San Cristóbal de La Laguna. Una de ellas es la lámina instalada en el Ayuntamiento que data su construcción en 1545. En general, el especialista considera que el patrimonio callejero se encuentra en buen estado de conservación, aunque hay dos o tres casos que necesitan una intervención urgente. «Existe el compromiso municipal de que se va a hacer, pero en concreto hay una que preocupa más que el resto. La inscripción de la Casa del Cabildo (R2) ha sufrido algunas malas intervenciones: hay unas letras estalladas que se rellenaron con cemento [en distintas oportunidades y de varios tipos] y le colocaron unos tacos y tornillos que han dañado la piedra», denuncia sobre una acción que se pretende corregir con un asesoramiento profesional. «El resto, salvo alguna que otra acción vandálica [pintadas en los bronces o piedras], se conserva en buenas condiciones», confirma el exprofesor de la ULL.  

Curiosidades


Realeza


  • Un mármol ubicado en la entrada del Ayuntamiento que linda con la Plaza del Adelantado recuerda que el infante Don Enrique de Borbón y de Borbón, nieto de Carlos IV y sobrino de Fernando VII, fue el primer miembro de la Familia Real que visitó el Archipiélago. Esta escala se debió a un destierro que sufrió en la Isla entre noviembre de 1964 y febrero de 1965.  


Terrorismo


  • El agente de policía Enrique Valdenebros Sotelo tiene una placa en las inmediaciones de la Catedral que recuerda que murió en acto de servicio por la explosión de una bomba, el 24 de febrero de 1978, en un edificio ubicado en la calle Tabares de Cala. El atentado fue reivindicado por el Movimiento Para la Autodeterminación e Independencia del Archipiélago Canario (MPAIAC) que lideraba Antonio Cubillo.  


La Conquista


  • Una placa colocada en La Concepción recuerda el lugar en el que residió Don Alonso Fernández de Lugo, conquistador e hidalgo natural de Sanlúcar de Barrameda que se ocupó de la incorporación definitiva del Archipiélago a la Corona de Castilla en el siglo XV. Participó de lleno en la conquista de Gran Canaria y capitaneó las de Tenerife y La Palma. Fue nombrado por los Reyes Católicos, además de Adelantado de las Islas Canarias, capitán general de Berbería: zona costera que se extiende por Marruecos, Argelia, Túnez y Libia.


Aborígenes


  • La tradición y la transmisión de algunas fuentes escritas indican que los restos de Fernando de Guanarteme, último rey aborigen de Gáldar, están en la ermita de San Cristóbal (La Milagrosa). Al menos eso es lo que reza en la leyenda de una placa que fue encargada por la Real Sociedad Económica de Amigos del País de Tenerife en 1923. 


Patrimonio


  • La resolución adoptada por el Comité de Patrimonio Mundial de Unesco, celebrado en la ciudad de Marrakech (Marruecos) el 2 de diciembre de 1999, de nombrar a San Cristóbal de La Laguna Bien Cultural Patrimonio de la Humanidad se recuerda en una placa colocada en la fachada principal del Ayuntamiento lagunero.  


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