Los gobiernos de Bélgica, Países Bajos, Irlanda y República Checa han decidido este martes expulsar a un total de 43 diplomáticos rusos acreditados en sus respectivos territorios por considerar que suponen “una amenaza para la seguridad” nacional. De todos los expulsados, 21 están acreditados ante Bélgica, 17 en Países Bajos, 4 en Irlanda y 1 en la República Checa. “La decisión no es una sanción. Está únicamente vinculada a nuestra seguridad nacional y los canales diplomáticos seguirán abiertos con Rusia” porque “la embajada de Rusia seguirá funcionando y nosotros continuaremos defendiendo el diálogo”, ha dicho la ministra de exteriores belga, Sophie Wilmès, ante la comisión de relaciones exteriores del Parlamento federal cuando se cumplen 34 días de la guerra en Ucrania.

El motivo alegado por Wilmès para expulsar a los 21 trabajadores, que estaban adscritos a la embajada de Bruselas y al consulado general de Amberes, es “su implicación en operaciones de espionaje y de influencia que amenazan la seguridad de nuestro país”. Todos ellos tienen ahora 15 días para salir del territorio. La decisión ha sido adoptada en una reunión del ejecutivo federal restringida y en coordinación con la vecina Holanda que ha anunciado a su vez la expulsión de 17 “oficiales de inteligencia” adscritos a las representaciones de Rusia en territorio neerlandés y que operaban “bajo cobertura diplomática”, según ha anunciado el jefe de la diplomacia holandesa, Wopke Hoekstra.

"Amenaza para la seguridad"

El análisis de los servicios de inteligencia y del servicio de seguridad e inteligencia militar considera que estas personas suponen una amenaza para la seguridad de Países Bajos. “Hemos tomado esta decisión en interés de la seguridad de los Países Bajos, dado la cambiante situación, la guerra en Ucrania y el aumento de la asertividad rusa”, dicho Hoekstra. En total, Moscú tiene 75 diplomáticos acreditados en los Países Bajos, incluidos los 17 a los que se les ha pedido que abandonen el país. 

Una decisión similar ha adoptado también el departamento de exteriores de Irlanda que ha solicitado a la embajada de Rusia en Dublín que retire a cuatro altos funcionarios porque sus actividades “no se han ajustado a las normas internacionales de comportamiento diplomático”. Aún así, en un comunicado publicado este martes insisten en que los canales de comunicación con la federación rusa deben permanecer abiertos porque son además una vía importante de transmisión de “nuestras firmes opiniones sobre la guerra de la federación rusa contra Ucrania”, señala el ministerio que dirige Simon Coveney en un comunicado. Por su parte, la República Checa ha dado 72 horas a un diplomático de la embajada rusa en Praga para que salga del país tras ser declarado persona "non grata".

Los 43 expulsados este martes se suman a los 20 diplomáticos ya expulsados por Bulgaria (10) y las tres repúblicas bálticas -Estonia (3) , Letonia (3) y Lituania (4)- la semana pasada, acusados de realizar actividades contra la seguridad nacional y de propaganda rusa, y a los 45 reenviados por Polonia el pasado 23 de marzo. Según el gobierno polaco, los 45 diplomáticos expulsados, la mitad de los que trabajan en la embajada rusa en Varsovia, serían espías al servicio del Kremlin.

El movimiento europeo podría tener pronto consecuencias. De hecho, este mismo martes el Gobierno ruso ha anunciado la expulsión de una decena de diplomáticos de las repúblicas bálticas en respuesta a las medidas anunciadas la semana pasada.