El censo de pozos y galerías de Tenerife, un documento que inició el Consejo Insular de Aguas (CIA) en septiembre de 2007 y que presentó el 27 de noviembre de 2008, cifró en 338 aquellas obras de captación de agua subterránea (pozos y galerías) que presentaban un nivel de riesgo para las personas calificado de medio, alto o muy alto. De ellas, se consideró prioritario rebajar el nivel de riesgo en 145 (galerías convencionales, galerías pozo y pozos) dado que en las galerías de tipo naciente y socavón, dada su escasa longitud, los peligros objetivos eran mucho menores. Sin embargo, a día de hoy, sólo 72 de esas 145 obras de captación han mejorado sus condiciones de seguridad y, por lo tanto, han rebajado su nivel de riesgo. En el resto no ha habido modificaciones.

Uno de los principales inconvenientes que se ha encontrado el CIA para dar cumplimiento al decreto 232/2008 del Gobierno de Canarias, por el que se regula la seguridad de las personas en las obras e infraestructuras hidráulicas subterráneas de Canarias, ha sido el de comunicar a los titulares de las instalaciones la necesidad de proceder a actualizar las medidas de seguridad, con atención especial a la señalización exterior y a los sistemas de cierre. De hecho, en el 79% de los casos al CIA le fue imposible notificar el nivel de riesgo a los titulares de las obras de captación con un nivel de riesgo calificado de medio, alto o muy alto. Asimismo, de los 68 oficios enviados, un 34% llegaron devueltos.

Los principales motivos tienen que ver con que las obras carecen de expediente administrativo (especialmente galerías naciente y socavón) y/o con que la última referencia del titular de la obra es anterior a 1970. Cabe recordar que, tal y como publicó EL DÍA el pasado 10 de marzo, el 35,5% de los pozos y galerías de la Isla no tienen dueño conocido al no estar registradas a nombre de ningún titular o porque los registros datan de una fecha anterior a 1924.

El consejero insular de Aguas, Pedro Suárez, asegura que la entrada en vigor del decreto 232/2008 ha propiciado que las obras activas hayan mejorado las medidas de seguridad y la señalización de unas captaciones que ya estaban, en general, previamente cerradas aunque reconoce que su efecto sobre las instalaciones subterráneas inactivas ha sido significativamente menor.

Asimismo, el también presidente del CIA explica que "nos consta que en determinadas obras inactivas ciertas personas a título individual han asumido el cierre de captaciones, pero sin que se haya comunicado este cambio a la administración por lo que la realidad actual es mejor de la observada en el censo". Por último, Suárez afirma que, en aquellos casos que sea necesario, se notificará la situación de riesgo a los titulares del terreno. Además, el CIA cerrará de oficio aquellas obras con un nivel de riesgo muy alto.