Durante el periodo de postguerra fue Estados Unidos con su monopolio atómico y no la Unión soviética, el principal responsable de la Guerra Fría. Los líderes americanos exageraron la amenaza de un enemigo que creía necesitar porque querían estructurar el mundo como un choque entre dos sistemas sociales antagónicos. En esos años se forjaron los cimientos de un nuevo modo de pensar: Estados Unidos era el policía del mundo y, como tal, intervenía en más guerras regionales y desarrollaba cada vez más actividades encubiertas en el exterior.