La genética determina no sólo la estructura física sino también la intimidad humana, es decir, el comportamiento, los sentimientos, la respuesta de las personas a los estímulos, ha explicado el investigador Ginés Morata, Premio Príncipe de Asturias de Investigación Científica y Técnica en 2007.

El científico, profesor de investigación del Centro de Biología Molecular Severo Ochoa (centro mixto del CSIC y la Universidad Autónoma de Madrid), imparte hoy una conferencia CONSOLIDER, con el nombre "Arquitectura biológica: del gen al animal, en el museo Cosmocaixa (Madrid), invitado por la Fundación La Caixa.

En una entrevista con EFE, antes del acto, el científico almeriense ha asegurado que "el comportamiento humano es genético principalmente. Nos comportamos y somos básicamente como nuestro genoma nos dicta", aunque con los matices de la educación y las condiciones sociales de cada uno.

La secuenciación del genoma humano, ese inventario completo de los genes y proteínas de una persona, según el científico, "nos proporciona la clave para entrar en lo más íntimo de la naturaleza del hombre".

Pese a lo mucho que se ha avanzado en ámbitos de la biología, como la comprensión del diseño del cuerpo, todavía falta mucho por aprender, desde el punto de vista del funcionamiento molecular en lo relativo a procesos como el de gustar o no a alguien, la solidaridad o el amor.

"Se trata de sentimientos muy importantes en las personas a los que todavía no podemos acceder desde el punto de vista científico".

Sus dos grandes líneas de trabajo actuales son, por un lado, el estudio del mecanismo por el que se generan los tumores a partir de moscas del vinagre en laboratorio, y por otro, el tema de la regeneración de órganos y tejidos.

Explica que se ha comprobado en moscas del vinagre en el laboratorio que "la mayor parte de los cánceres inducidos son eliminados" y es probable, añade, que eso "también ocurra en las personas".

"A lo largo de la vida, es posible que aparezcan muchas veces células cancerosas que serían eliminadas mediante un mecanismo que las reconoce como diferentes y las elimina".

Sin embargo, en ciertas ocasiones, las células cancerosas se pueden juntar en bloque para crear "un microambiente" con el que se protegen para evitar su eliminación por las células sanas, tal como ha sido demostrado por Ginés Morata en una investigación con moscas del vinagre, recientemente publicada.

Otro de los ámbitos en los que trabaja este científico tiene que ver con la regeneración de órganos y tejidos, un tema "complejo porque intervienen muchos factores", aunque con proyección de futuro dados los grandes avances tecnológicos que se están produciendo, explica.

La investigación en moscas del vinagre está demostrando que las células de un organismo reconocen cuándo un grupo numeroso de ellas ha sido suprimido o mutilado.

A partir de entonces, añade, se origina un fenómeno de proliferación celular adicional para cubrir a las que faltan y establecer el estado normal del órgano.

El proceso por el cual las células de una estructura biológica, como un brazo, por ejemplo, se estabilizan hasta un tamaño concreto, y por qué, son preguntas sin respuesta todavía para los científicos, ha advertido Morata.

En su opinión, los avances en biología se están incrementando de forma "exponencial" en los últimos tiempos mientras que "el mayor agujero negro" en este ámbito, en cuanto a desconocimiento, sigue siendo el cerebro.

Esto se debe no tanto a la falta de información sobre enfermedades cerebrales, en las que poco a poco la ciencia se va adentrando, dice, sino sobre todo al desconocimiento de las funciones superiores del cerebro, como los sentimientos.