Lleva toda la democracia en el ayuntamiento, primero como edil de Urbanismo (79-83) y, luego, como alcalde. En el primer mandato de AIO y el segundo de sus integrantes (ya como ATI), necesitaron el apoyo de la izquierda (UPC y PSC). Desde 1987, sus mayorías absolutas aplastantes (quizás con la salvedad de 2003, cuando bajó de 15 a 12 ediles) dejan claro el apoyo masivo a Isaac Valencia, que nunca ha cobrado nómina (sí dietas, plenos y comisiones) y que siempre ha tenido a defensores y detractores igual de convencidos.

Los que lo censuran se centran en su presunto "populismo" y visión desarrollista, resumida en frases o propuestas ya históricas. Entre otras, instar a los funcionarios "a ser valientes" y saltarse, en ciertos casos, las leyes; sus críticas a "los de la foto fija"; en que el Parlamento "se bajó los pantalones con la Ley de El Rincón" (su gran sueño urbanístico frustrado), o que se podría pintar las azoteas de verde para que el Valle mantuviera ese color. De momento, sigue imputado por las grandes superficies.

Su "defensa" del patrimonio tampoco lo deja muy bien, con perlas como que "el Atlante era un adefesio" o, más claramente, "una mierda", así como la eliminación del decorado escamado de la cubierta de la iglesia de La Concepción (BIC), ya que, durante su reforma, se pintó con rojo impermeable, lo que le recordó uno de sus viajes, y lo dejó porque la Villa podría ser "la pequeña Florencia".

Sus defensores resaltan la extensión de los servicios básicos y sus formas y apoyo a los barrios y capas sociales bajas, que él circunscribe en su "cristianismo social o socialismo humanista". De hecho, presume de haber hecho mucho más por el progreso que los que van de "progresistas", y tiene claro que, si ha estado tanto tiempo y con tanto apoyo, ha sido por el respaldo que ha palpado en la calle. Hasta tal punto le adoran algunos, que han llamado "Isaac" a una mascota como homenaje, algo sin precedentes a esta escala.

Según recalca, "estos años han sido positivos por la evolución y el equilibrio entre los barrios y el casco, hasta conseguir que todos seamos iguales. Tenemos importantes infraestructuras culturales y deportivas, buenos centros educativos y sociales, parques, jardines y servicios de comunicación, con la universidad como guinda".

Valencia (75) sostiene que nunca pensó estar "tanto tiempo, pero el pueblo lo ha querido y yo, feliz de poder trabajar por él". Sobre el futuro, dice estar a disposición del partido y que, "siempre que pueda", trabajará "dentro o fuera".