La tensión en la plaza Tahrir de El Cairo creció ayer en medio de intentos vanos del Ejército de detener la violencia entre manifestantes, por un lado, y Policía y matones, por otro, mientras la crisis política se agrava a cinco días de los comicios. En el quinto día consecutivo de protestas contra la Junta Militar, tres carros blindados del Ejército entraron ayer en la calle Mohamed Mahmud, epicentro de los choques, para cubrir el repliegue de la Policía, que fue sustituida en parte por soldados.

Sin embargo, la escasa presencia militar, que posibilitó una breve tregua, no fue suficiente para impedir que se reanudaran los enfrentamientos, después de que el martes miles de personas se manifestasen para exigir la renuncia de la Junta Militar en un ambiente predominantemente pacífico.

En las calles cercanas al reforzado Ministerio del Interior y a la plaza Tahrir, la Policía colocó barreras y disparó gases lacrimógenos contra los manifestantes, quienes no dejaron de lanzar piedras.

A primeras horas de la noche, los "baltaguiya" (matones) hicieron acto de presencia en la calle comercial de Talaat Harb, que desemboca en Tahrir, y se enfrentaron con palos y armas blancas a los manifestantes.

Los heridos no paraban de llegar en ambulancia, moto o incluso a pie hasta los improvisados hospitales de campaña de Tahrir, cada vez más llena de tiendas de campaña y de personas dispuestas a resistir los ataques de las fuerzas de seguridad.

Entre los heridos se encuentra el fotógrafo español Guillem Valle, a quien la Policía propinó el martes una paliza y le robó su equipo.

En coincidencia con el llamamiento de la ONU a que se investigue la represión de las protestas en Egipto, el Ministerio egipcio del Interior pidió a la Fiscalía que estudie las acusaciones contra la Policía por el uso excesivo de la fuerza.

El titular de Sanidad, Amro Helmy, admitió ayer que varios de los 33 fallecidos contabilizados por el momento en disturbios murieron por heridas de bala.

Helmy agregó que su ministerio está analizando los gases lacrimógenos empleados por la Policía después de recibir denuncias de que son más fuertes de los utilizados habitualmente para dispersar las protestas.

En el lugar se están empleando botes de gas CS, en algunos casos caducados desde hace más de tres años. El ministro de Sanidad restó importancia a este asunto diciendo que el uso de gases caducados no significa que estos sean cancerígenos, sino que han perdido "eficacia".

Sin embargo, uno de los doctores voluntarios en Tahrir, Amro Murada, explicó que se hallaron botes de gases que están prohibidos en EEUU por sus efectos secundarios y cancerígenos.

Apuntan a la cara

Esa situación también fue denunciada por la organización Human Rights Watch, que recogió testimonios sobre cómo las fuerzas del orden apuntan a la cara de los civiles cuando disparan pelotas de goma o utilizan fuego real.

Incluso el imán de la institución de Al Azhar, la más prestigiosa del islam suní, Ahmed Mohamed el Tayeb, pidió ayer a la Policía que no abra fuego contra los manifestantes.

En Tahrir, algunos egipcios enseñan en público los botes vacíos de gas lanzados e insisten en que permanecerán en la plaza pese a las últimas promesas del jefe de la Junta Militar, mariscal Husein Tantaui, que dirige Egipto desde la renuncia del presidente Hosni Mubarak el pasado 11 de febrero.

El mariscal se comprometió a celebrar elecciones presidenciales antes de julio de 2012, mantener los comicios legislativos como estaba previsto y crear un gobierno de salvación nacional.

Sin embargo, a solo cinco días de las legislativas, Egipto está gobernado por un Ejecutivo dimisionario, lo que ha llevado a algunos partidos a pedir el retraso de los comicios. El Partido Socialdemócrata anunció que está intentando convencer al resto para posponer las elecciones.