Los jefes de sala canarios están defendiendo con maestría los principios del buen servicio en la restauración, con magníficos resultados para un sector que en Canarias ha estado en alza muchos años, pero que es vulnerable a los vaivenes de la economía. Son uno de los principales componentes del éxito, progreso y consolidación de los restaurantes.

En la II Edición de los premios Qué Bueno Canarias/Heineken, tres nombres para elegir al "Mejor Jefe de Sala" se han puesto en relevancia: de Arona, Vanessa Capote (restaurante El Lajar de Bello); de Guía de Isora Roberto Castro (restaurante M.B, del hotel Abama); de la capital grancanaria, Tero Afonso (La Ribera del Río Miño).

Impecable de la base hasta el tope en la profesión de maître, Vanessa Capote llega meritoriamente al tercio final de los nominados. Su saber hostelero se cimentó en la FP del instituto de Adeje, pero gracias a sus dotes personales, a las que se debe sumar su carisma y encanto naturales, ha sido siempre actor principal de los lugares donde ha trabajado. Vanessa es la confirmación de la regla de que los maîtres, si bien deben tener unos conocimientos básicos que los unifican, deben orbitar destacándose con sus propias aptitudes. Vanessa convence a los comensales con su sencillez natural y su sonrisa; es una profesional que exhala tanta verdad como se puede esperar de un jefe de sala.

El grancanario Tero Afonso es otro actor importante de este terceto que merece galardones. Se trata de un profesional de cepa que sabe jugar todas las cartas a su alcance de su profesión para disfrutar él mismo y hacer disfrutar a los demás. Un maître que comprende cabalmente que en el regocijo se halla la esencia de este oficio. A Tero lo conocimos hace años siendo maître del famoso restaurante Puerto Vigo, del Parque Santa Catalina de Las Palmas; después reinauguró La Casita, un establecimiento señorial que tras un cambio de administración se había modernizado. Desde hace algún tiempo, Tero trabaja junto al prestigioso restaurador Rafael Pulido, dirigiendo con mano afinadísima una de las salas más prestigiosas de la restauración canaria: La Ribera del Río Miño.

Por último, tenemos al santacrucero Roberto Castro, un aplicado hombre de la hostelería que, aparte de cursar la formación básica hostelera (FP1 en el instituto La Candelaria de Santa Cruz), ha hecho cursos de sumiller, enología, viticultura e idiomas.

Trabajó en El Patio de Costa Adeje cuando este local ostentaba una Estrella Michelín (2º maître), hastaascender a primer maître del restaurante M.B que en 2009 pasara al estrellato Michelín.