El diseñador alemán Karl Lagerfeld falleció ayer en París dejando huérfana a la casa más histórica de París, Chanel, pero también a Fendi y a su marca homónima, donde el llamado káiser impuso una impronta que le convirtió en referente en el mundo de la moda. El modisto, de 85 años de edad, había ingresado el pasado lunes de urgencias en el Hospital Americano de Neuilly sur Seine, un acomodado municipio en las afueras de la capital francesa.

Su ausencia en enero en el desfile de Alta Costura de Chanel para la primavera-verano de 2019, algo inédito, había desatado las alarmas sobre su delicada salud, pero la casa siempre rodeó de secretismo el estado del diseñador, que, según la revista Public, padecía cáncer de páncreas. Lagerfeld, que bajo sus perennes gafas de sol, coleta plateada y traje negro con alzacuellos creó un personaje que se adueñó de su persona, nació en Hamburgo el 10 de septiembre de 1933, según biografías que él mismo cuestionaba, pero Francia lo adoptó como propio desde su traslado a París en los años 50.

Su victoria ex aequo con Yves Saint Laurent en un concurso del Secretariado Internacional de la Lana inició en 1954 una prolífica carrera en la que despuntó como free lance hasta que su nombre quedó asociado de forma indisoluble con el de Chanel, donde aterrizó en 1983.

Llegó a una casa que agonizaba y la resucitó en menos de una década sin desviarse de su esencia. Sus espectaculares desfiles, que transformaban el Grand Palais de París en una playa o en una villa italiana, eran los más esperados de las Semanas de la Moda. Virginie Viard ha recibido el encargo de proseguir tanto su legado como el de la fundadora, Gabrielle Chanel.